Vivir con Cirrosis hepática

Tiempo de lectura: 3 min

Las personas afectadas por cirrosis hepática tendrán que prestar especial atención a la alimentación y seguir una dieta variada y equilibrada. Se recomienda evitar períodos prolongados de ayuno, por ejemplo, realizando una pequeña ingesta nocturna antes de acostarse (un vaso de leche, una tostada, un yogur, etc.). 

 En la fase descompensada de la enfermedad, se puede producir retención de líquidos (localizada sobre todo en el abdomen y en las extremidades inferiores) y la dieta baja en sal permitirá mejorar el control de esta retención y frenar su progresión. Será el equipo médico quien indique qué pacientes tendrán que adherirse a esta dieta. 

 El alcohol es una sustancia con un alto nivel de toxicidad para el hígado, por tanto, el consumo de bebidas alcohólicas en pacientes afectados por una cirrosis puede acelerar la progresión de la enfermedad. Además, independientemente de la causa de la cirrosis, el alcohol puede favorecer la aparición de complicaciones y puede agravar la evolución de la enfermedad.

Hay que evitar los fármacos llamados antiinflamatorios (ibuprofeno, Enantyum, Voltaren, aspirina), así como algunos tipos de antibiótico y el metamizol (Nolotil), porque favorecen la aparición de ascitas y edema en los pacientes con cirrosis. Ante cualquier nueva prescripción se recomienda consultar con el equipo médico. 

La cirrosis hepática puede causar complicaciones relacionadas con la circulación de sangre. Esto ocasiona la aparición de una serie de signos y síntomas a nivel cutáneo, por ejemplo, prurito (picor), arañas vasculares, ictericia y sequedad. Para controlar las molestias ocasionadas por estos síntomas, se recomienda hidratar la piel con cremas hidratantes 2 veces al día y beber agua suficiente (1,5 L al día).  

Se recomienda realizar ejercicio físico de forma diaria, adecuando la intensidad y la duración a las posibilidades de cada uno. Salir a pasear o subir las escaleras puede ayudar a mantenerse activo a lo largo del día. Se recomienda detener el ejercicio ante determinados síntomas, como la sensación de falta de aire o fatiga. La práctica diaria de ejercicio físico aporta muchos beneficios, entre ellos aumentar la masa muscular, disminuir el riesgo de caídas y mejorar la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria. 

El reposo es un aspecto importante para el bienestar de una persona. En muchas ocasiones, las personas con cirrosis hepática se ven afectadas por una alteración del ciclo sueño-vigilia. Además, la toma de laxantes y diuréticos incrementa las visitas al baño, incluso durante la noche. 

Se recomienda descansar 20 minutos después de comer y cenar. Si persisten los problemas para descansar durante la noche, es necesario comentarlo con el equipo médico. 

Para prevenir infecciones comunes como la gripe, el resfriado y la neumonía, es necesario consultar con el equipo médico la recomendación de vacunación y la periodicidad. También está indicada la vacunación por el virus de la hepatitis A y la hepatitis B. 

La vacunación frente la COVID-19 también está aconsejada en los pacientes con cirrosis para prevenir la infección grave asociada.

Información documentada por:

Adrià Juanola Mayos
Elisa Pose Mendez
Isabel Graupera Garcia-Milà
Martina Perez Guasch
Pere Ginès Gibert

Publicado: 5 de enero del 2023
Actualizado: 5 de enero del 2023

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