28 de noviembre del 2024
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Preguntas frecuentes sobre la Cardiopatía Isquémica
¿Qué me pasa?
La causa más frecuente de paro cardíaco es una arritmia llamada fibrilación ventricular. El corazón late demasiado rápido y de forma desorganizada por lo que es incapaz de bombear la sangre de forma eficaz.
El colesterol alto en sangre, la diabetes, la hipertensión, fumar, la obesidad sin actividad física y la genética, son los factores de riesgo que pueden lesionar las arterias coronarias y provocar un infarto.
La angina de pecho es como una “amenaza” de infarto, en que se obstruye de forma parcial o de manera lenta una arteria coronaria, no suele presentar complicaciones y el pronóstico, en general, es bueno. En el caso del infarto, la arteria coronaria se obstruye por completo.
El dolor típico de la cardiopatía isquémica se describe como una opresión en el centro del pecho, que en ocasiones puede irradiarse a la base del cuello o la mandíbula, los brazos (preferentemente el izquierdo) o la espalda. A veces, estos síntomas pueden acompañarse de falta de aire, sensación de mareo, sudor frío, náuseas y vómitos, palpitaciones o incluso pérdida de conocimiento.
Cabe tener en cuenta que el dolor de la cardiopatía isquémica no siempre tiene estas características tan típicas, sobre todo, en mujeres, gente mayor y pacientes diabéticos. En algunos casos, la cardiopatía isquémica puede manifestarse en forma de dolor en la parte alta del abdomen, o solamente falta de aire.
Ante cualquier sensación de molestia en el pecho, aunque no sea de características tan típicas como las descritas con anterioridad, es conveniente consultar con un médico lo antes posible.
Un paro cardíaco se reconoce porque el paciente pierde de forma súbita el conocimiento, cae al suelo y no tiene pulso. Es importante palpar el pulso en el cuello y, una vez comprobado que no se tiene, iniciar las maniobras de reanimación para mantener con vida al paciente hasta que llegue al hospital o a una unidad provista de un desfibrilador.
Depende de los factores de riesgo de cada paciente, quien deberá corregirlos de manera significativa. En general, se recomienda bajar los niveles de colesterol por debajo de los normales, evitar el sedentarismo, seguir una alimentación equilibrada y dejar de fumar.
Cualquier persona que haya padecido un infarto o una angina de pecho, debe reducir los niveles de colesterol por debajo de 200 mg/100 cm³. En los casos más graves, se aconseja reducirlo por debajo de los 70 mg/100 cm³.
Los medicamentos llamados hipolipemiantes (el más usado las estatinas) son el medio más eficaz y seguro para conseguir reducir el colesterol a los niveles deseados.
La llamada dieta cardioprotectora ha demostrado tener múltiples beneficios para la cardiopatía isquémica. Entre ellos, ayuda a controlar los niveles de colesterol, reduce o normaliza el peso y compensa la tendencia hacia la diabetes en algunos pacientes. En el caso del ejercicio, este debe ser regular, dinámico (con mucho movimiento y poca fuerza) y, evidentemente, debe estar supervisado por el médico.
La frecuencia cardíaca es el número de latidos o pulsaciones por minuto que genera el corazón. Cuanto mayor es la frecuencia cardíaca, más trabaja, por lo que mayor es el consumo de oxígeno y nutrientes. En la cardiopatía isquémica, la obstrucción de las arterias, puede producir algunas dificultades para que el oxígeno y nutrientes necesarios lleguen a las células del corazón. Por este motivo, es importante reducir la frecuencia cardíaca hasta unos 60 o 70 latidos por minuto en reposo, y garantizar que el corazón funciona los más relajado posible.
¿Qué pruebas me van a hacer?
En el electrocardiograma se reconocen la mayoría de los infartos, tanto los recientes como los antiguos. Aunque la angina de pecho solo se reconoce si se practica en el momento de tener el dolor. Con esta prueba también se pueden diagnosticar otras alteraciones, como el crecimiento de las cavidades cardíacas (hipertrofia) o los trastornos del ritmo.
Cuando se produce una lesión isquémica importante del corazón, algunas pequeñas fibras del músculo cardíaco se rompen, por lo que unas proteínas llamadas enzimas se liberan a la sangre. Una de los métodos para diagnosticar el infarto es a través de una analítica que determina la cantidad de enzimas en sangre. Este resultado permite confirmar el diagnóstico de infarto. En general, estas proteínas no se elevan en la angina de pecho ni en las otras causas de dolor torácico que no tengan que ver con el corazón.
¿Qué tratamientos hay?
La rehabilitación cardíaca se dirige fundamentalmente a pacientes con insuficiencia cardíaca o cardiopatía isquémica. Es un programa de ejercicio tutorizado por profesionales cardiólogos, rehabilitadores, fisioterapeutas y enfermeras. Estos programas comprenden sesiones de ejercicio supervisadas, con unas características e intensidad progresivas y determinadas por el equipo médico tratante. Además, se intentan abordar otros temas de interés para el paciente cardiópata, como los hábitos nutricionales o las alteraciones emocionales que se derivan de la propia enfermedad. La mortalidad por enfermedad cardíaca disminuye de forma significativa (un 20 - 30%) si se lleva a cabo esta rehabilitación y los hábitos saludables adquiridos se mantienen a largo plazo.
El tratamiento fibrinolítico destruye de forma rápida algunos factores de la coagulación en la sangre. En el caso de administrarlos en las primeras horas del infarto, el tamaño de este se reduce e incluso se puede evitar.
En el caso de que el tratamiento no desobstruya la arteria, se practica un cateterismo al paciente para destaponarla de manera mecánica, con una angioplastia o con la colocación de un stent.
Los hipolipemiantes son medicamentos eficaces y seguros para conseguir reducir el colesterol a los niveles deseados. No obstante, 1 de cada 4.000 pacientes que los toman pueden tener una inflamación muscular generalizada, que se manifiesta con dolor generalizado en todos los músculos del cuerpo, debilidad y elevación en la sangre de una enzima particular llamada CPK. Cuando esto ocurre, se suspende el fármaco y la alteración es siempre reversible.
Vivir con cardiopatía isquémica
La Sociedad Española de Cardiología recomienda abstenerse de conducir hasta un mes después de haber presentado un infarto. Hay que tener en cuenta que las leyes de tráfico consideran que no se debe conducir hasta tres meses tras sufrir un infarto.
En los viajes en avión, a veces se debe permanecer inmóvil durante horas, y hay cambios en la presión y oxigenación de la sangre. Por este motivo, si tiene un problema cardíaco lo ideal es preguntar a su médico antes de coger un avión.
Como norma general, es recomendable esperar al menos 48h para ir en avión tras haber sufrido una angina de pecho leve o un infarto no complicado en el que se haya conseguido abrir la arteria mediante cateterismo. Para casos más complicados, debe consultarlo con el médico.
La ingesta de alcohol de alta graduación no se recomienda en pacientes con cardiopatía. Se ha identificado un efecto beneficioso del vino tinto sobre el sistema cardiovascular, relacionado con los polifenoles y su poder antioxidante, con mejorías en el colesterol en sangre. Este efecto beneficioso se ha observado con una ingesta máxima de dos vasos de vino tinto al día, en los hombres, y uno, en las mujeres.
Por su parte, el alcohol de alta graduación no aporta beneficios sobre el sistema cardiovascular, y puede ser un tóxico importante para el corazón, relacionado con su dilatación o con la aparición de arritmias, si se toma de forma persistente o en altas cantidades.
No se recomienda debido al incremento del riesgo de sangrado. Cuando la terapia es con un solo antiagregante, se debe tomar la decisión junto con un profesional, y tener en cuenta la zona y el tamaño del piercing o tatuaje. El sangrado puede hacer que la tinta no se fije bien y el dibujo no quede bien definido, por lo que se recomienda sopesar bien la decisión.
Es normal tener miedo de padecer un nuevo infarto en los pacientes con problemas cardíacos. Es importante transformar ese miedo en motivación. Hay que intentar sobreponerse, ya que la ansiedad que genera es a su vez perjudicial para el corazón.
De todas maneras, los tratamientos para la cardiopatía isquémica han evolucionado con el tiempo y cada vez son más los pacientes que si siguen de manera rigurosa las indicaciones pueden no presentar otro infarto. Es recomendable seguir las pautas indicadas por los médicos y seguir los chequeos de control rutinarios.
Es importante hablar con el médico sobre la intensidad y las características del ejercicio que se va a practicar. Cuanto mayor sea la gravedad del infarto, más importante es establecer unas pautas claras de prescripción de ejercicio.
Como norma general, debe ser un ejercicio de una duración de 30-60 minutos, con una intensidad en la que se note algo de dificultad para respirar, y aceleración del corazón, pero que siga siendo cómodo y permita mantener una conversación. El uso de pulsómetros puede ayudar a graduar de una forma más precisa la intensidad de ejercicio óptima.
Aunque los ejercicios más beneficiosos a nivel cardiovascular son los aeróbicos (caminar, correr, nadar, montar en bicicleta…), el trabajo muscular y de fuerza tienen también un importante papel. Se deben hacer trabajos con poco peso y muchas repeticiones, en series de 15-20 ejercicios, que en ningún caso obliguen a contener la respiración. Para mejorar la salud cardiovascular es importante alternar este trabajo de pesas con ejercicios aeróbicos.
Hay múltiples factores que influyen en esta decisión, fundamentalmente el tamaño del infarto, el tratamiento que se ha realizado sobre la arteria y el tipo de trabajo que habitualmente el paciente realiza (si tiene alta carga física o emocional). En general, se recomiendan de 1 a 3 meses de baja laboral tras haber sufrido un infarto. En pacientes con infarto pequeño y no complicado, habitualmente la actividad laboral se puede reiniciar al mes. En casos de infartos masivos o que no se han podido tratar completamente, la baja laboral puede alargarse o, incluso, condicionar una invalidez. Su médico le orientará sobre los mejores plazos de baja laboral para su caso en concreto.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
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