- ¿Qué es?
- Cuidar en casa
- Cuidarse uno mismo
- Higiene postural para las personas cuidadoras
- Persona Dependiente
- Comunicación con la persona dependiente
- Movilización de la persona dependiente
- La nutrición y las personas mayores
- ¿Problemas al tragar?
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- Alteraciones en la evacuación
- Úlceras por presión
- Alteraciones de la conducta
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- La comunicación en la demencia
- En el entorno de la persona con demencia
- Falta de apetito y demencia
- Alteraciones de la conducta y demencia
- El proyecto INFOSA
Si tú no estás bien, ellos tampoco
El ejercicio de cuidar se podría definir como el comportamiento y acciones que incluyen conocimiento, valores, habilidades y actividades emprendidas en el sentido de mantener o mejorar el proceso de vivir y morir. El cuidador o la cuidadora es la persona que ofrece esta atención.
Los cuidados a personas en el hogar permiten mantener, en la medida de lo posible, a la persona dependiente en un entorno habitual y cerca de las personas conocidas.
El cuidador o la cuidadora es la persona que ofrece esta atención. Puede ser un familiar, un amigo o una persona próxima, pero en todo caso, no había previsto convertirse en persona cuidadora y posiblemente no tenga preparación para ello.
Es esencial que la persona cuidadora sea capaz de autocuidarse tanto física como emocionalmente sinó, no podrá cuidar a la persona dependiente.
La persona cuidadora debe aprender a:
Pedir ayuda
- Pedir ayuda a otros familiares y amigos desde el primer momento.
- Pedir ayuda de forma clara y expresa
- Si es posible reunir a las personas cuidadoras para organizar el tiempo y ser más efectivos.
- Agradecer la ayuda.
- Recurrir a servicios, instituciones y asociaciones de ayuda para el cuidado.
Organizar el tiempo
- Hacer una lista de tareas realizadas a lo largo del día y el tiempo empleado.
- Clasificar las tareas por orden de prioridad y verificar si alguna de ellas la puede llevar a cabo la persona cuidada por sí misma. Si es así, animarle a que la haga.
- Poner límites a la cantidad de ayuda prestada. Puede ser que la persona cuidadora se involucre demasiado o que la persona esté demandando una atención desproporcionada.
- Fijar entre todas ellas tiempos de descanso, y procurar mantenerlos.
Mantener unos hábitos saludables
- Dormir si es posible 7 u 8 horas. Si no es posible porque la persona cuidada tiene sueño intermitente, procurar turnarse con otro familiar o persona cuidadora.
- Procurar realizar, antes de acostarse, algún tipo de actividad relajante, que elimine la tensión de todo un día de actividad.
- Encontrar momentos, distribuidos a lo largo del día, en los que parar y descansar.
- Mantener aficiones y amistades y salir de casa.
- Practicar ejercicio moderado regularmente.
- Cuidar la alimentación. Las prisas, el estrés, los nervios conlleva perder los hábitos horarios y alimenticios. Es importante mantener una alimentación equilibrada y no saltar ninguna comida.
Escuchar las señales de alarma de su cuerpo para tomar medidas
- Cansancio y sensación de sueño.
- Aislamiento: salir a la calle lo estrictamente necesario, no ver a los amigos, no practicar actividades de ocio, etc.
- Aumento en el consumo de medicamentos, tabaco, alcohol.
- Palpitaciones, temblores, molestias digestivas, dolores de huesos y articulaciones, etc.
- Aumento o disminución del apetito.
- Cambios de humor y aumento de la irritabilidad.
- Dificultad para la concentración, fallos de memoria, dificultad para tomar decisiones.
- Problemas económicos.
- Retrasos o ausencias reiteradas en el trabajo, dificultad para realizar tareas habituales, etc.
Las personas cuidadoras tienen derecho a:
- Dedicar tiempo a si mismas sin sentirse culpables.
- Experimentar sentimientos negativos por ver enfermo o estar perdiendo a un ser querido.
- Resolver por ellas mismas aquello que sean capaces así como a preguntar sobre aquello que duden o no comprendan.
- Buscar soluciones razonables que se ajusten a sus necesidades y a las de sus seres queridos.
- Ser tratadas con respeto por aquellas personas a quienes solicitan consejo y ayuda.
- Cometer errores y ser disculpadas por ello.
- Ser reconocidas por sus familiares, incluso cuando las opiniones son diferentes.
- Quererse a ellas mismas y a admitir que hacen todo lo humanamente posible.
- Aprender y disponer del tiempo necesario para aprender y conseguirlo.
- Admitir y expresar sentimientos, tanto positivos como negativos.
- Decir ”no” ante determinadas demandas ya bien por excesivas, inapropiadas o poco realistas.
- Seguir con su propia vida.
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