Vivir con Trastorno Depresivo
Con el tratamiento psicológico y/o farmacológico frecuentemente se obtiene una mejoría muy importante de los síntomas de la enfermedad, pero sin llegar a obtener una remisión total de los síntomas. Algunos pacientes comentan que síntomas leves tipo ansiedad, insomnio, falta de empuje o vitalidad, etc., persisten a pesar del tratamiento. Hay que tener en cuenta que el objetivo del tratamiento psicológico es mejorar al máximo los síntomas de la enfermedad, así como mitigar al máximo las consecuencias negativas en el día a día del paciente derivadas de cualquier síntoma del trastorno depresivo que no haya curado completamente.
Otro aspecto a comentar en este apartado es el relacionado con los efectos secundarios derivados del tratamiento farmacológico. A pesar de la creencia ampliamente extendida de que los fármacos antidepresivos suelen producir muchos efectos secundarios, la experiencia clínica no avala este prejuicio. La mayor parte de estos posibles efectos secundarios no pueden ser claramente mejorados o paliados por el propio paciente. Su mejoría es casi totalmente dependiente de la reducción de la dosis del fármaco o de la sustitución del fármaco prescrito.
Tan solo en tres de los posibles efectos secundarios de los antidepresivos el propio paciente puede colaborar para mitigar su intensidad o sus consecuencias:
Sequedad de boca. Mantener una hidratación adecuada, mojarse la boca con pequeños sorbos de líquido no dulce y estimular la producción de saliva (chupar caramelos no azucarados o masticar chicles no azucarados).
Estreñimiento. Mantener una hidratación adecuada, ingerir abundante fibra, evitar alimentos muy astringentes y realizar algo de ejercicio físico (si el estado de salud lo permite).
Aumento de peso. Mantener una alimentación ajustada a las necesidades calóricas y realizar algo de ejercicio físico (si el estado de salud lo permite).
Cualquier efecto secundario ocasionado por un fármaco antidepresivo, una vez retirado el medicamento, remite en escasos días (excepto en caso de haber habido un aumento de peso; en este caso, la recuperación del peso inicial suele ser lenta). Es decir, un fármaco antidepresivo no ocasiona nunca un efecto secundario a largo plazo.
Hábitos saludables
Tóxicos. En la actualidad no se dispone de información científica de calidad que permita afirmar de forma contundente la posible relación entre existencia de hábitos tóxicos y desarrollo de un trastorno depresivo y/o dificultad en su curación. A pesar de ello, sí cabe decir que la experiencia clínica sugiere que el consumo de cantidades importantes de alcohol o de drogas tipo cánnabis, cocaína, heroína o alucinógenos, favorece la aparición de síntomas depresivos y dificulta enormemente la curación de un trastorno depresivo. Ni el sobrepeso ni el consumo de tabaco parecen tener un papel relevante ni en la aparición ni en el pronóstico de un trastorno depresivo.
Alimentación. En los países desarrollados, la alimentación no parece jugar un papel relevante ni en la aparición ni en el pronóstico de los trastornos depresivos. Los suplementos vitamínicos, el triptófano, el ginseng y demás complementos alimenticios naturales no son útiles como tratamiento de los trastornos depresivos.
Ejercicio. El ejercicio en sí mismo no forma parte del tratamiento de los trastornos depresivos. Como parte del tratamiento sí puede ser de interés solicitar al paciente que intente introducir de forma progresiva actividad en su día a día, sea esta en forma de ejercicio físico o en forma de cualquier otra actividad que le resulte placentera. El objetivo no es tanto el hacer ejercicio, sino reducir progresivamente la apatía y facilitar el posible disfrute.
Sexualidad. Mientras se tiene un trastorno depresivo, dada la reducción o pérdida de intereses y motivaciones, es probable que haya una reducción del deseo sexual. Al mejorar la enfermedad, se produce una remisión de este síntoma. Diversos fármacos antidepresivos también pueden ocasionar una reducción del deseo sexual, así como un cierto retraso en alcanzar el orgasmo. También en este caso, el cese del tratamiento farmacológico comporta una remisión de dicho efecto secundario.
Apoyo emocional y social. Juegan un papel relevante en el proceso de curación de la enfermedad depresiva y, en particular, en la reducción del riesgo de realizar intentos de suicidio. En el mismo sentido, tiene un papel destacado tanto en la reducción del riesgo de recaídas como en la detección de los síntomas iniciales de esas recaídas.
Consejos para relacionarse con una persona con Trastorno Depresivo
- Mostrar comprensión. Independientemente de si el trastorno depresivo ha aparecido como consecuencia de un desencadenante conocido o si ha aparecido de forma totalmente espontánea, es importante que el paciente note que se comprende que pueda perder el control de su estado de ánimo. La utilización de expresiones tipo “venga que no pasa nada”, “hay mucha gente que te quiere” o “pero como puedes pensar en morirte”, no suelen aportar ningún beneficio y, si acaso, pueden potenciar sentimientos de culpa y de inutilidad. Cabe tener en cuenta que en la mayor parte de los casos el paciente con trastorno depresivo ya sabe que su sensación de tristeza y desesperación es desproporcionada.
- Si no estamos muy seguros de la capacidad real para disfrutar (o reactividad del humor) del paciente, no debemos forzarle a hacer cosas que no desee. El forzar más de lo adecuado puede aumentar la sensación de incomprensión o de culpa del paciente. En el trastorno adaptativo, en el trastorno distímico y, en menor medida, en los episodios depresivos leves, sí suele ser posible encontrar actividades que, aunque de entrada no motiven al paciente, finalmente pueden ser relativamente placenteras. Si se observa que ha habido algo que le ha distraído (no hace falta que haya llegado a serle divertido), sugerirle (no obligarle) que intente hacerlo con cierta regularidad es un planteamiento correcto. La finalidad de esta pauta es mejorar la calidad global del día, no curar el trastorno a base de su esfuerzo.
- Los familiares no deben modificar de forma muy marcada su funcionamiento diario. Si el paciente nota que su enfermedad ocasiona mucha distorsión en los allegados puede aumentar el sentimiento de culpa. En los casos que el trastorno depresivo está en parte facilitado por la necesidad del paciente de obtener más muestras de afecto (por ejemplo, un paciente afecto de un trastorno distímico en el contexto de carácter muy emocional o dependiente de terceros), el que los allegados no modifiquen su funcionamiento diario facilita que no se perpetúe en el paciente esta forma anómala de solicitar afecto.
Información documentada por:
Publicado: 3 de abril del 2018
Actualizado: 3 de abril del 2018
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