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Diagnóstico del Síndrome de Sjögren
Como los diversos síntomas y manifestaciones no siempre aparecen en todos los pacientes, el síndrome de Sjögren puede ser una enfermedad difícil de diagnosticar, ya que estas manifestaciones pueden haber sido valoradas de forma individual por especialistas distintos, en lugar de ser evaluadas en conjunto como una enfermedad.
Si la respuesta a varias de las siguientes preguntas es afirmativa, se recomienda acudir a un especialista en enfermedades autoinmunes sistémicas (internista o reumatólogo) para su evaluación:
- ¿Ha tenido o tiene la sensación de ojo seco en los últimos tres meses?
- ¿Tiene sensación de arenilla en los ojos?
- ¿Sus ojos son muy sensibles a la luz?
- ¿Tiene que beber agua de forma constante para poder hablar o comer?
- ¿Tiene dificultad para tragar los alimentos?
- ¿Tiene la lengua agrietada y dolorida?
- ¿Ha experimentado un aumento de caries?
- ¿Ha notado cambios en los sentidos del gusto o del olfato?
- ¿Ha tenido o tiene hinchazón alrededor de la mandíbula y los oídos?
- ¿Siente cansancio sin causa aparente?
- ¿Ha tenido un niño con bloqueo cardíaco congénito?
No existe una única prueba diagnóstica para decir que un paciente tiene un síndrome de Sjögren. Los médicos especialistas en la enfermedad evalúan una combinación de factores que incluyen signos y síntomas, una cuidadosa historia clínica, un examen físico, unas determinadas pruebas diagnósticas y pruebas de laboratorio.
En muchos casos, los pacientes son visitados de forma individual por especialistas de un órgano en concreto (oftalmólogos, odontólogos, otorrinolaringólogos o ginecólogos) debido a los problemas de sequedad múltiples; los principales especialistas, internistas, médicos de atención primaria y reumatólogos, poseen una visión integral del paciente para realizar un diagnóstico preciso.
Médicos con conocimientos en enfermedades autoinmunes, en relación con los profesionales de la atención primaria, son los especialistas que diagnostican y controlan al paciente con este síndrome. El resto de profesionales intervienen tanto en el diagnóstico como en el seguimiento y tratamiento del órgano específico afectado por la enfermedad.
Pruebas para diagnosticar el Síndrome de Sjögren
Las pruebas necesarias para llegar al diagnóstico del Síndrome de Sjögren son:
Historia clínica. La realiza el especialista experto en enfermedades autoinmunes sistémicas e incluye la historia de los síntomas, cambios orales y oculares, fatiga, ansiedad, dolor en los músculos y articulaciones, duración de los síntomas, medicación, etc.
Exploración física completa. Incluye revisión de ojos, boca, ganglios, glándulas salivares y resto de órganos.
Analítica completa con inmunología. Para evaluar la necesidad de realizar pruebas de estudio específicas de la enfermedad.
Las principales pruebas inmunológicas se realizan mediante un análisis de sangre para la determinación de:
Anticuerpo Nuclear (ANA). Los ANA son un grupo de anticuerpos que reaccionan contra los componentes normales del núcleo celular. Alrededor del 90% de los pacientes con síndrome de Sjögren tienen un resultado positivo de la prueba ANA. No obstante, su presencia nunca confirma por sí sola la existencia de la enfermedad.
Factor reumatoide (FR). Esta prueba suele ser indicativa de una enfermedad reumatológica como la artritis reumatoide, aunque la mitad de los pacientes con Sjögren pueden tenerla positiva; tampoco confirma la enfermedad, pero tenerla positiva aumenta el riesgo de tener un síndrome de Sjögren.
Ro (o SS-A) y La (o SS-B). Son los anticuerpos marcadores para Sjögren. Hasta el 80% de los pacientes de Sjögren son positivos para Ro y el 40% son positivos para La. Aunque son anticuerpos que pueden tener pacientes con otras enfermedades autoinmunes (principalmente lupus, también miositis o esclerodermia), el resultado positivo para el Ro se considera muy indicativo de la enfermedad hasta tal punto que actualmente se considera el principal marcador inmunológico de la enfermedad.
Crioglobulinas. Son proteínas sanguíneas anormales que participan en las reacciones inmunitarias y que se detectan en aproximadamente un 10% de los pacientes de Sjögren.
Complemento. La disminución de los factores de complemento C3 y C4 se detecta en un 15% de pacientes con la enfermedad.
Exploraciones para estudiar la funcionalidad de las glándulas salivales:
Exploración oftalmológica.
Flujo salival. Mide la cantidad de saliva producida durante un cierto período de tiempo.
Gammagrafía salivar. Es una prueba de medicina nuclear que estudia el funcionamiento de las glándulas salivares mayores. Se clasifica en cuatro grados, desde el I que es normal hasta el IV que es el de máxima afectación de las glándulas. Hay que tener en cuenta que esta prueba mide cómo funcionan las glándulas, pero no clasifica la enfermedad en grados, de esto se encarga la clasificación Schall.
Biopsia de las glándulas salivares menores. Una biopsia de glándula salival (generalmente en el labio inferior) puede ser necesaria para confirmar la infiltración de células inflamatorias (linfocíticas) de las glándulas salivales menores. Debe ser realizada por expertos en la técnica, ya que su realización incorrecta puede dejar secuelas crónicas. Es una prueba que se reserva para los casos de diagnóstico más complicado.
La combinación e integración de todas estas pruebas la realiza el profesional experto en enfermedades sistémicas autoinmunes que aplica criterios internacionales (actualmente son los criterios ACR/EULAR 2016). En ocasiones, puede haber personas que no cumplan estos criterios y que en cambio el especialista considere que sí tienen la enfermedad; se aconseja que este diagnóstico, en contra de los criterios establecidos, lo realicen expertos en la enfermedad con una larga experiencia y reconocimiento internacional.
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Publicado: 28 de mayo del 2019
Actualizado: 28 de mayo del 2019
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