Vivir con Esclerosis Múltiple

Tiempo de lectura: 3 min
Manzana con un "tic"

Alimentación. No se ha demostrado de manera científica que una alimentación especial sea beneficiosa para tratar o enlentecer la progresión de la enfermedad. Se recomienda una dieta equilibrada y variada, rica en frutas y verduras, y evitar el exceso de grasas y azúcares. No obstante, la deficiencia de vitamina D puede incrementar el riesgo de desarrollar la enfermedad y, por ello, es importante asegurar la ingesta de alimentos que la contengan.

 

Jarra de cerveza y porro tachados; no consumir drogas

Hábitos tóxicos. Los estudios sugieren que fumar, así como la exposición al humo, aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad y acelerar su progresión. Asimismo, beber alcohol en exceso perjudica a la coordinación, al equilibrio y al habla, y con ello pueden empeorar los síntomas existentes. Aun así,  no hay evidencia de que el alcohol afecte al curso de la enfermedad.

Mujer nadando

Ejercicio. El ejercicio físico por sí solo no modifica el curso de la enfermedad, pero puede prevenir muchas complicaciones que se derivan de la inactividad y disminuir la fatiga. La actividad física ayuda a regular los patrones de sueño, el apetito y la función intestinal y urinaria, y tiene beneficios tanto físicos como psicológicos. Yoga, natación, taichí o cualquier otro deporte pueden ser útiles.

Vacuna y un calendario

Vacunaciones. Las vacunaciones, por ejemplo contra la gripe, son seguras incluso para aquellos pacientes que están en tratamiento para la enfermedad, pero se deben evitar aquellas vacunas que están basadas en virus inactivados. 

Persona sentada en una mesa con varios documentos

Vida laboral. Es aconsejable no abandonar el trabajo, aunque en ocasiones la aparición de brotes o las alteraciones de la propia enfermedad impiden desarrollar el trabajo con normalidad.

Persona sentada con las piernas cruzadas en posición de yoga

Estrés. No existe evidencia de que el estrés cause o empeore la enfermedad. Existen  técnicas para controlar el estrés y que pueden ser beneficiosas como mantenerse activo, tanto mental como físicamente, organizar el tiempo para conservar energía, simplificar la vida estableciendo prioridades, buscar tiempo para diversiones o hobbies, establecer objetivos y aceptar lo que no se puede cambiar.

Símbolo del hombre y la mujer

Fertilidad. No se ve alterada de forma directa por la enfermedad, aunque la disfunción sexual, tanto del hombre como de la mujer puede influir en la capacidad de reproducción. Así, a veces, los síntomas neurológicos pueden afectar directamente a su respuesta sexual: disminución de la libido, alteración de las sensaciones genitales, disminución de la lubricación vaginal o problemas de erección. Además, hay otros síntomas que pueden interferir: fatiga, espasticidad, debilidad o problemas urológicos. Por último, los factores emocionales tienen un impacto sobre la sexualidad: cambios en la propia imagen, disminución de la autoestima, sentirse dependiente… Todo ello requiere de una evaluación y de una actuación multidisciplinar.

Pastillas redondas

Anticonceptivos. No existen evidencias de que los anticonceptivos orales actúen como desencadenantes de la enfermedad, influyan en la aparición de brotes o en la evolución natural de la enfermedad. Pueden utilizarse con las mismas precauciones que el resto de mujeres. Es importante saber, que las mujeres con esclerosis múltiple que reciben tratamiento de base para la enfermedad, deben de seguir algún método contraceptivo, y, en general, cualquiera puede ser válido.

Mujer embarazada

Embarazo. Es un factor protector, pues el número de brotes disminuye durante el embarazo, pero el riesgo aumenta en los meses posteriores al parto. Sin embargo, ni el embarazo, el parto, el posparto o la lactancia materna, parecen influir de forma negativa sobre la discapacidad a largo plazo. Tampoco se ha encontrado ninguna relación entre esclerosis múltiple y frecuencia de aborto, prematuridad, mortalidad infantil y/o malformaciones congénitas, comparado con la población general. Las mujeres con esclerosis múltiple embarazadas, tampoco tienen riesgos añadidos durante el parto, y pueden recibir anestesia epidural sin mayor riesgo que en la población general. En cualquier caso, ante el deseo gestacional es importante realizar una planificación individualizada.

Información documentada por:

Albert Saiz Hinarejos
Ana Hernando Andrés

Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018

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