Evolución de la enfermedad

Las enfermedades priónicas presentan una rápida evolución y mortalidad, pero puede haber diferencias en la esperanza de vida entre las diversas formas de la enfermedad.  

La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob tiene un pronóstico vital en torno a los 6 meses desde el inicio de los síntomas. Un 90% de los pacientes fallecen durante el primer año de inicio de la enfermedad, aunque se han reportado pacientes con una esperanza de vida más larga.

Planificación de directrices y cuidados. Dada la rapidez en la evolución de las enfermedades priónicas es muy importante planificar de manera precoz cómo quiere o querría el paciente ser cuidado. En la medida de lo posible se recomienda que se realice un documento de voluntades anticipadas (DVA) o equivalente para el momento en el que éste ya no pueda decidir sobre sí mismo. Estas directrices futuras incluyen situaciones que requieren procedimientos médicos considerados agresivos, como la colocación de una sonda nasogástrica para la alimentación, tratamientos intravenosos o ingresos hospitalarios.  

Precauciones de cuidado. Un enfermo con enfermedad priónica no puede trasmitir la enfermedad a través del contacto respiratorio, cutáneo o fluidos. Por tanto, los familiares de un enfermo no han de tomar medidas diferentes a las adoptadas con cualquier enfermo y no se requiere aislamiento. Eso sí, los pacientes con enfermedades priónicas no pueden ser donantes de sangre ni de órganos o tejidos.