14 de octubre del 2024
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Preguntas frecuentes sobre Cáncer de Colon y Recto
Cualquier persona, hombre o mujer, puede desarrollar un cáncer de colon o recto. Si no existen antecedentes familiares de este tumor, la edad de presentación suele ser a partir de los 50 años (la edad promedio es a los 65-70 años). Cuando existen dichos antecedentes, la edad de diagnóstico puede anticiparse. Estas circunstancias ponen en evidencia la implicación de factores tanto ambientales como genéticos en la aparición del cáncer colorrectal.
Solo un 5-10% de los tumores del colon son cánceres hereditarios. La forma hereditaria más frecuente se llama síndrome de Lynch, y está causada por una alteración heredada en los genes MLH1, MSH2, MSH6 o PMS2. La existencia de decenas de miles de pólipos (adenomas) en el colon se denomina poliposis adenomatosa familiar, y los genes habitualmente responsables son APC y MUTYH. Otras formas hereditarias menos frecuentes son la poliposis serrada, el síndrome de Peutz-Jeghers o la poliposis juvenil.
Los pacientes con cáncer colorrectal hereditario deben seguir controles en unidades específicas de alto riesgo de cáncer colorrectal. Determinadas características en la presentación de la enfermedad, junto con los antecedentes familiares, pueden advertir de la presencia de una forma hereditaria: edad temprana de presentación del cáncer colorrectal; varios casos de cáncer en un mismo individuo; varios familiares con cáncer colorrectal; diagnóstico de cáncer colorrectal u otros tumores relacionados (en especial, útero, ovario, estómago, vías urinarias, páncreas y cerebro).
Los síntomas de sospecha de cáncer de colon o recto, y que hacen recomendable consultar al médico, son la presencia de sangre en las heces, dolor abdominal y cambio de ritmo deposicional, sin que exista ninguna circunstancia que lo justifique, en especial en personas mayores de 50 años.
Los pólipos son crecimientos anormales en el revestimiento del colon que generalmente son benignos (no cancerosos). Varían en tamaño desde un pequeño punto hasta varios centímetros. No siempre se puede distinguir un pólipo benigno de un maligno (canceroso) por su apariencia externa, por lo que se eliminarán durante la colonoscopia para su análisis.
Debido a que el cáncer comienza con pólipos, eliminarlos es el mejor medio que tenemos para prevenir el cáncer colorrectal.
No. La aparición de pólipos colorrectales en individuos mayores de 50 años es un hallazgo frecuente. Sin embargo, se estima que tan solo un 5% de todos los pólipos acabarían degenerando en cáncer colorrectal. Los llamados adenomas avanzados son los que tienen mayor probabilidad de degeneración, y son aquellos de tamaño superiores a 1 cm o con presencia de características anatomopatológicas específicas (presencia de displasia de alto grado o componente velloso).
Los pólipos se pueden extirpar con una pinza de biopsias (para pólipos diminutos) o con lazo de alambre (asa de polipectomia). El lazo de alambre se pasa a través del canal operativo del colonoscopio, se rodea el pólipo y se cierra produciendo un corte limpio en la superficie de la pared del colon. En el caso de pólipos mayores de 8mm o con pedículo, se suele aplicar una corriente eléctrica a través del asa para cauterizar los márgenes y vasos que alimentan el pólipo. En el caso de los pólipos planos, se suele inyectar suero debajo del pólipo antes de realizar la polipectomia. No se debe sentir dolor durante esta intervención.
Sí. Los pacientes que han tenido pólipos colorrectales de riesgo (superiores a 3 pólipos, y/o superiores a 1cm, y/o presencia de displasia de alto grado, y/o componente velloso) deben realizar colonoscopias de vigilancia para detectar la posible aparición de nuevos pólipos. El intervalo entre colonoscopias depende del número de pólipos encontrados y de las características anatomopatológicas de estos.
La mayoría de los cánceres colorrectales son esporádicos (70-75%), es decir, no están causados por alteraciones en los genes heredados de nuestros padres. En un 5% de los casos, el cáncer es hereditario, se conoce el gen responsable, y la probabilidad de que los familiares padezcan cáncer colorrectal es muy elevada. Sin embargo, en un 20-25% de los casos de cáncer colorrectal existen familiares con este tumor, pero no se conoce la causa genética (esta situación se denomina “cáncer colorrectal familiar”). En estos casos, es conocido que los familiares directos de quien ha padecido un cáncer colorrectal tienen más riesgo de desarrollar este tumor, por lo que se recomienda la realización de colonoscopias de cribado. La edad de inicio y el intervalo entre exploraciones depende de la edad en la que se diagnosticó el cáncer colorrectal en el familiar, del número de parientes afectados y del grado de parentesco. Así, por ejemplo, a los hijos y hermanos de un paciente con cáncer colorrectal diagnosticado a los 65 años, se recomienda la realización de una colonoscopia a partir de los 40 años, y si ésta es normal, cada 10 años.
La cirugía laparoscópica es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva, con la que los cirujanos, mediante unas ópticas especiales y un instrumental específico, realizan la cirugía que antes se realizaba por vía abierta. Esta técnica ha conseguido minimizar el dolor y complicaciones respiratorias, mejores resultados estéticos y una más pronta recuperación de los pacientes. Además, los resultados oncológicos y de supervivencia son iguales a los obtenidos por la vía convencional.
No siempre que se realice una cirugía colorrectal se realiza una colostomía/ileostomía. En los tumores localizados en el colon ascendente, transverso y descendente, la necesidad de realizar un estoma (abertura) es anecdótico, y está relacionado con la extensión tumoral (tumores irresecables (que no se pueden extirpar) en pacientes ocluidos) o con la dehiscencia de la anastomosis, es decir, la salida de contenido intestinal a través de una sutura. En este caso, el estoma será transitorio y se reconstruirá cuando el paciente se haya recuperado.
En el caso de la cirugía rectal, la indicación de realizar un estoma es igual a la del colon ascendente y descendente, pero además existe una indicación más, que es la de proteger la anastomosis del recto que tiene un riesgo más elevado de presentar complicaciones.
Si le han intervenido de un cáncer de colon y en la pieza quirúrgica los ganglios examinados son negativos (y se han analizado, al menos, 12 ganglios) el beneficio del tratamiento con quimioterapia no está claro. Cuando los ganglios están afectados, o hay menos de 12 ganglios examinados, se recomienda hacer un tratamiento adyuvante (tras la cirugía) que suele durar 6 meses. En caso de presentar metástasis casi siempre se aconseja administrar quimioterapia. Hay casos en los que debido al mal estado general o a la edad (pacientes mayores de 85 años o con enfermedades asociadas graves) puede estar recomendado no realizar tratamiento con quimioterapia.
No está claro que sea mejor el tratamiento continuo que el tratamiento efectuado durante un periodo de tiempo limitado (3-4 meses). Este aspecto actualmente es objeto de investigación, especialmente en el subgrupo de pacientes no curables y sin síntomas en relación con la enfermedad.
Sabemos que se adquieren mecanismos de resistencia a la quimioterapia de forma rápida, pero no conocemos el porqué ni cuáles son los mecanismos más importantes en esta resistencia.
La radioterapia se utiliza para tratar a los pacientes con cáncer de recto. Se asocia con quimioterapia en un tratamiento que suele durar unas 5 semanas. Este tratamiento suele realizarse previo al tratamiento quirúrgico.
Sí, en aquellos pacientes con cáncer colorectal RAS nativo (sin mutaciones en RAS) está indicado el tratamiento con anticuerpos anti-EGFR como cetuximab o panitumumab, porque solo en estos casos existe beneficio del tratamiento.
No. Los pacientes que más pueden beneficiarse de la cirugía son aquellos con metástasis tardías (las que aparecen a los 12-24 meses tras la cirugía del tumor primario), con menos de 4 lesiones hepáticas, o de tamaño inferior a 5 cm.
Sí, sin duda. Los pacientes intervenidos del colon pueden presentar alteraciones en la consistencia y frecuencia de las deposiciones que se trata con medicación y/o dieta.
El pronóstico del cáncer de colon y recto depende, fundamentalmente, del estadio en que es diagnosticado. En tumores incipientes (estadio I o II de la clasificación TNM), la curación es la norma. En tumores más avanzados, fundamentalmente por afectación de los ganglios linfáticos de alrededor del mismo (estadio III), el pronóstico empeora, aunque la probabilidad de supervivencia continúa siendo superior al 50%. Por el contrario, cuando el tumor ya ha dado lugar a metástasis a distancia, las probabilidades de que sobreviva son menores.
El tratamiento con quimioterapia no suele producir alopecia (caída del cabello) o estar asociado a náuseas y vómitos. Sin embargo, hay otros efectos secundarios específicos de los medicamentos que se administran en el cáncer de colon o recto. Capecitabina puede producir edema y enrojecimiento en las plantas de las manos y los pies. También puede producir diarreas y, de forma infrecuente, llagas en la boca (mucositis). La combinación de oxaliplatino con fluoruracilo (FOLFOX) puede producir también mucositis, diarreas, fiebre y sensación de adormecimiento de manos y pies (neuropatía). FOLFIRI puede producir diarreas y un mayor grado de alopecia que el FOLFOX, aunque no produce neuropatía. Bevacizumab puede producir subida de la tensión arterial, y panitumumab y cetuximab erupciones cutáneas.
No, las mutaciones del gen KRAS no está claro que se asocien a un peor pronóstico de la enfermedad.
Pese a que se desconoce con precisión el impacto de la modificación de la dieta en la prevención del cáncer colorrectal, se recomienda moderar el consumo de carne roja, carne procesada y carne cocinada muy hecha o en contacto directo con el fuego, y realizar una dieta baja en grasas y rica en fibra, fruta, verdura, leche y productos lácteos.
Sí. Aparte de una dieta y un estilo de vida saludables, el cribado de cáncer colorrectal (detección de pólipos o cáncer colorrectal cuando todavía no han dado síntomas) es muy eficaz para prevenir su aparición, o en el caso que se detecte, que las probabilidades de curación sean más altas.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
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