Preguntas frecuentes en Tuberculosis
Es cierto que, en España, al igual que en otros países occidentales, la incidencia de tuberculosis ha descendido sustancialmente en las últimas décadas, pero nunca ha llegado a extinguirse.
En Cataluña, aún se diagnostican unos 12 casos nuevos al año por cada 100.000 habitantes y hay zonas desfavorecidas de Barcelona donde la incidencia es 10 veces superior. El microbio de la tuberculosis se adquiere a través del contacto con una persona que esté enferma de tuberculosis pulmonar.
Es frecuente no saber la fuente de contagio, entre otras razones porque puede haberse producido meses o incluso años antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad. De hecho, la mayoría de las personas que entran en contacto con el microbio de la tuberculosis (hasta un 90%) nunca manifestará la enfermedad, porque el sistema inmune será capaz de eliminar al microbio o al menos contenerlo sin causar daño a lo largo de la vida de la persona.
Es cierto que las personas con problemas inmunitarios o que reciben tratamiento inmunosupresor están más predispuestos a contraer la tuberculosis.
Algunas enfermedades relativamente frecuentes como la diabetes mellitus o la insuficiencia renal, o ciertos hábitos tóxicos como el abuso de alcohol y el tabaquismo, también son factores predisponentes.
La mayoría de pacientes, no tienen ningún trastorno importante de la inmunidad, pero durante el ingreso o en la consulta ambulatoria el médico realizará pruebas rutinarias para descartar problemas inmunitarios graves u otras enfermedades que predisponen a la infección. Es obligatorio, por ejemplo, solicitar pruebas de infección por el VIH.
La tuberculosis pulmonar es contagiosa; de hecho, el único tipo de tuberculosis que es contagiosa es la respiratoria. Se transmite de persona a persona mediante aerosoles infectados, es decir, por el aire.
El riesgo de transmisión depende de los siguientes factores: la cantidad de microbios presentes en las secreciones respiratorias de la persona afectada, la extensión de las lesiones pulmonares, lo próxima y duradera que sea la exposición a la persona infectada.
Las personas que conviven con un paciente con tuberculosis pulmonar tienen un alto riesgo de contagiarse y, una vez se han contagiado, presentan una probabilidad de enfermar en los siguientes cinco años de por lo menos un 5%, más aún si son niños pequeños.
A causa de este riesgo, se investiga la posibilidad de contagio entre los contactos de los pacientes con tuberculosis pulmonar. En las personas que son contactos cercanos se suele realizar un tratamiento para prevenir el desarrollo de la enfermedad. El estudio de contactos adultos lo realizará un equipo especializado. Por otro lado, si se ha producido contacto de la persona enferma con niños el equipo informará de donde llevar a cabo el seguimiento.
Sí. Con los tratamientos actuales y las características de los microbios que circulan mayoritariamente en nuestro entorno, un único tratamiento estándar completado cura definitivamente al 98,6% de los pacientes. El 1,4% experimenta una recaída en los dos años siguientes a la finalización del tratamiento y se cura con un segundo tratamiento.
Afortunadamente, en un entorno sanitario desarrollado, el diagnóstico se suele hacer en una fase relativamente temprana de la enfermedad y las secuelas son escasas.
En el caso del pulmón, que es el órgano afectado con mayor frecuencia, hoy en día es raro que la tuberculosis deje secuelas que alteren de forma significativa la función pulmonar.
En otras formas de presentación clínica, la situación es más variable. La meningitis tuberculosa es muy rara, y todavía es grave. A menudo deja secuelas neurológicas importantes.
La afectación renal y osteoarticular puede causar también daño significativo del órgano afectado.
La tuberculosis de los órganos reproductivos en la mujer, aunque también es una forma infrecuente de la enfermedad, conduce a menudo a la esterilidad, a pesar del tratamiento médico.
La cirugía contribuye a minimizar y corregir el impacto negativo de estas secuelas.
Si el paciente no presenta ningún trastorno ni complicación que haga necesario el ingreso en el hospital, puede ser tratado ambulatoriamente desde el momento del diagnóstico.
Si la persona afectada tiene una tuberculosis pulmonar y es contagiosa, se le recomendará que permanezca en casa y no comparta ambientes cerrados con otras personas durante las primeras dos semanas de tratamiento. También durante ese mismo período, a las personas que entren en contacto con el paciente con tuberculosis y al mismo paciente se les recomienda que lleven mascarilla.
Las personas que viven o han estado en contacto con el paciente podrán acudir a las consultas externas del hospital para realizar los estudios apropiados.
Si la persona tiene cualquier problema para obtener la medicación, esta se le facilitará gratuitamente en su domicilio por un Servicio del Sistema Nacional de Salud.
Si la persona no presenta ningún trastorno ni complicación que imposibilite la práctica normal de su actividad profesional y el estado general es bueno, podrá reiniciar la actividad profesional después de haber realizado un tratamiento efectivo de la tuberculosis durante al menos dos semanas.
Pasadas las dos primeras semanas de tratamiento efectivo, la persona podrá reiniciar su actividad física de manera progresiva hasta la normalidad.
Si el paciente practicaba deportes de competición, es aconsejable el reentreno previo adecuado y progresivo. La enfermedad le habrá hecho perder masa muscular y habrá estado inactivo durante un periodo más o menos largo de tiempo.
Es posible que el equipo médico recomiende evitar los esfuerzos excesivos o el deporte de competición hasta una fase más avanzada del tratamiento, especialmente si ha emitido sangre con el esputo (hemoptisis), dado que los esfuerzos pueden precipitar el sangrado.
Una vez pasada la fase contagiosa (al menos 2 semanas de tratamiento efectivo), si la persona no presenta ningún trastorno ni complicación específica y la tolerancia a la medicación es buena, no hay inconveniente para que viaje. En cualquier caso, se recomienda consultar previamente al equipo médico.
En caso de viajar, existen algunas recomendaciones que es necesario recordar: asegurar el suministro de medicación, llevar un informe clínico sobre la enfermedad, evitar en la medida de lo posible sitios en los que no sea posible una asistencia sanitaria adecuada, planificar estancias que no retrasen excesivamente los controles médicos planificados.
No existen dietas especiales para mejorar el tratamiento de la tuberculosis. Uno de los medicamentos habituales, la isoniazida, podría interaccionar con productos contenidos en quesos curados o azules y en el atún, por lo que es mejor evitar estos alimentos. Aún así es muy raro que esto pase.
Uno de los efectos tóxicos potencialmente más graves de la medicación es la inflamación del hígado (hepatitis). El riesgo de esta complicación aumenta con el consumo de alcohol y, por lo tanto, se debe evitar cualquier bebida alcohólica.
En términos generales, una dieta equilibrada es adecuada. En el caso de que el estado nutritivo del paciente sea deficiente, es posible que el equipo médico indique algún suplemento concreto.
Si la persona tiene diabetes o algún otro trastorno metabólico deberá tener en cuenta las recomendaciones dietéticas generales apropiadas para su enfermedad. La isoniazida hace perder vitamina B6 por la orina y es posible que el médico decida prescribir un suplemento. También es posible que tenga déficit de vitamina D y el equipo recomiende administrársela.
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Publicado: 1 de febrero del 2023
Actualizado: 1 de febrero del 2023
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