19 de septiembre del 2024
Tratamiento del Cáncer de Pulmón
Una vez diagnosticado el cáncer de pulmón un comité multidisciplinar evalúa cada caso de manera individual, para ofrecer el tratamiento con mayor posibilidad de curación.
El comité está formado por todos los profesionales directamente vinculados con el proceso diagnóstico y de tratamiento de la enfermedad, como especialistas en neumología, radiología, medicina nuclear, anatomía patológica, oncología médica y radioterapia, cirugía torácica, biología molecular y enfermería de práctica avanzada en cáncer de pulmón.
Una vez consensuado, el médico responsable se encarga de comunicar la decisión al paciente y explicarle el tratamiento.
El tipo de tratamiento se establece en función de los siguientes factores:
- Características del paciente: edad, otras enfermedades que dificulten algún tratamiento y estado funcional.
- Tipo de tumor.
- Fase o estadio en el que se encuentra la enfermedad (TNM).
Existen varios tipos de abordajes terapéuticos en el cáncer de pulmón que pueden realizarse de forma individual o combinados, según el grado de extensión de la enfermedad y las características biológicas del tumor:
- Tratamiento quirúrgico
- Tratamiento no quirúrgico
- Otros tratamientos
- Tratamiento paliativo
El objetivo de la cirugía es eliminar por completo todas las células tumorales y curar la enfermedad. La ubicación y el tamaño del tumor pulmonar determinan la extensión de la cirugía. Según el caso, se puede complementar antes o después con tratamiento que puede incluir la radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia o las terapias dirigidas. La cirugía ofrece las máximas posibilidades de curación y está indicada para pacientes en etapas precoces y que tienen un estado de salud general bueno. Alrededor del 30% de los pacientes con cáncer de pulmón, pueden beneficiarse del tratamiento quirúrgico.
Tras la decisión quirúrgica se valora el tipo de cirugía a practicar:
Para cualquiera de los procedimientos quirúrgicos descritos con anterioridad, el cirujano torácico decide cuál es la mejor incisión y abordaje a realizar. Las diferentes opciones que hay son:
- Cirugía abierta convencional conocida como toracotomía. Incisión en el tórax de unos 10-20 cm entre dos costillas y colocación de un separador entre las mismas para crear un espacio donde poder realizar la extirpación.
- Cirugía mínimamente invasiva conocida como la toracoscopia o la cirugía robótica. Procedimiento de cirugía cerrada que consiste en 1-2 pequeñas incisiones, a través de las cuales se introduce una cámara que permite ver el interior del tórax y el instrumental para realizar el procedimiento quirúrgico, sin necesidad de colocar un separador entre las costillas.
Siempre que sea posible, se realiza el procedimiento quirúrgico mediante cirugía mínimamente invasiva, ya sea toracoscópica o robótica, por sus beneficios en el paciente: menos dolor en el postoperatorio y recuperación más rápida, además de mejores resultados estéticos.
Lobectomía. Procedimiento quirúrgico que consiste en la extirpación del lóbulo pulmonar que contiene el tumor. El pulmón derecho está dividido en tres lóbulos (superior, medio e inferior) y el izquierdo en dos lóbulos (superior e inferior). La lobectomía, junto con la extirpación de los ganglios, es el tratamiento estándar para los estadios iniciales de cáncer de pulmón.
Neumonectomía. Procedimiento quirúrgico que consiste en la extirpación de todo el pulmón. Esta cirugía se realiza en tumores localizados en los bronquios o vasos principales del pulmón, o cuando el tumor afecta a más de un lóbulo del pulmón.
Segmentectomía. Cada lóbulo pulmonar está a su vez compuesto de varios segmentos. Cuando el tumor es pequeño y está situado en la parte más periférica del pulmón, puede extirparse el segmento afectado y conservar el resto del lóbulo. Se realiza en pacientes con tumores benignos, de baja malignidad o aquellos cánceres de tamaño inferior a 2 cm que pueda asegurarse unos márgenes de seguridad oncológica. También está indicada en metástasis pulmonares de cáncer originado en otro órgano, o en aquellos pacientes que por sus condiciones no toleran una resección de pulmón más amplia.
Resección sublobar atípica. Consiste en la extirpación de una parte del lóbulo pulmonar afectado. Se realiza en pacientes con tumores benignos o de baja malignidad, con metástasis pulmonar de cáncer originado en otro órgano, o en aquellos pacientes que por sus condiciones no toleran una resección de pulmón más amplia. También puede realizarse en cánceres de pulmón de tamaño inferior a 2 cm que pueda asegurarse unos márgenes de seguridad oncológica o que por las condiciones físicas del paciente no sea recomendable las otras opciones quirúrgicas.
Como cualquier otra cirugía, la del cáncer de pulmón comporta riesgos y complicaciones. Algunos de los más comunes son:
- Infección
- Acumulación de aire entre el pulmón y la pared del tórax (cavidad pleural) que puede causar colapso del pulmón (neumotórax a tensión)
- Sangrado (hemorragia)
- Abertura tubular entre un bronquio y la cavidad pleural que produce la filtración de aire o líquido en el área quirúrgica (fístula broncopleural)
- Acumulación de pus en la cavidad torácica (empiema)
Es posible que existan otros riesgos en función del estado de salud de la persona. Es importante consultar cualquier duda con el equipo médico antes del procedimiento.
En la cirugía del cáncer de pulmón, como en la mayoría de las intervenciones quirúrgicas, pueden existir, con mayor o menor frecuencia, complicaciones y efectos adversos que alteren la calidad de vida del paciente.
Lo más importante es controlar el dolor del paciente, por lo que el doctor pautará una serie de fármacos. En caso de no remitir, se debe comentar con el equipo de salud.
Otras de las complicaciones frecuentes en este tipo de intervenciones es la acumulación de líquidos en el interior del tórax. Para evitar que esto suceda, el cirujano coloca un pequeño tubo de drenaje a nivel de la herida, que se retira a los pocos días.
Tras la extirpación de una parte o del pulmón entero, algunos pacientes notan cierta dificultad para respirar. Una sensación que suele desaparecer pasado un tiempo. Es posible que el paciente necesite recibir oxígeno después de la cirugía que, por lo general, se suele interrumpir antes de recibir el alta hospitalaria.
A pesar de que el paciente esté encamado, debe poder moverse dentro de sus posibilidades y poco a poco caminar para recuperar las fuerzas.
Asimismo, es aconsejable aprender ejercicios de respiración profunda y técnicas para toser para facilitar la expansión pulmonar y ayudar a prevenir una neumonía postoperatoria.
El tratamiento es individualizado y depende del grado de extensión de la enfermedad, el estado general del paciente, el subtipo histológico y las características genéticas del tumor. Durante el tratamiento se realizan diferentes pruebas para evaluar si los tratamientos están siendo efectivos.
Hoy en día se dispone de múltiples opciones terapéuticas para tratar el cáncer de pulmón:
La quimioterapia sigue siendo uno de los tratamientos sistémicos más utilizados en el cáncer de pulmón como agente único o en combinación con otras terapias. Funciona inhibiendo el crecimiento de las células en división, tanto de las células tumorales como de las sanas. Es por eso que pueden aparecer síntomas asociados al tratamiento, los denominados efectos adversos o efectos secundarios.
La quimioterapia se administra, generalmente, de forma endovenosa, aunque en algunos casos puede administrarse por vía oral. Puede administrarse en combinación de dos fármacos (poliquimioterapia) o de un fármaco (monoterapia).
Entre los fármacos más utilizados se encuentran los derivados del platino (cisplatino y carboplatino), antifolatos (pemetrexed), los taxanos (paclitaxel y docetaxel), vinorelbina, gemcitabina y etopósido. El número de ciclos depende de cada contexto y estadio tumoral, aunque por lo general se administran de 4 a 6 ciclos de tratamiento.
La inmunoterapia, es uno de los avances más importantes en el tratamiento de esta enfermedad que ha demostrado ser efectiva en el cáncer de pulmón. Consiste en administrar un medicamento que estimula la respuesta inmunitaria del propio paciente para reconocer y destruir el tumor. Puede utilizarse como agente único o en combinación con la quimioterapia. La selección se basa en marcadores que se evalúan en la muestra del tumor.
La inmunoterapia, en general, se tolera mejor que la quimioterapia, pero también puede tener efectos adversos no deseados como consecuencia de la estimulación del sistema inmunitario.
La inmunoterapia se administra de forma endovenosa en distintos regímenes de administración (cada 2, 3 o 4 semanas). Está indicada en el tratamiento del cáncer de pulmón avanzado de célula no pequeña, así como en el de célula pequeña. También puede administrarse como tratamiento complementario antes o después de la cirugía.
La terapia dirigida o terapia oral, también ha revolucionado el tratamiento de esta enfermedad. Consiste en la administración de un tratamiento que bloquea el crecimiento de ciertos tumores con unas características genéticas muy concretas.
Entre los tumores de los que se dispone de tratamientos dirigidos en la actualidad se incluyen los que presentan alteraciones en los genes EGFR, ALK, RET, ROS1, METex14. Otros que disponen de terapias dirigidas de las que aún no se tiene autorización en España son los KRASG12C, BRAFV600E, NTRK, inserciones del exón 20 de EGFR o HER2.
A diferencia de lo que ocurre con la quimioterapia, muchos de estos tratamientos son de administración oral y tienen mejor tolerancia. Para saber si se puede ser tratado con alguno de estos tratamientos biológicos, se realiza un estudio molecular en la muestra de tumor que determina la probabilidad de respuesta al tratamiento.
La terapia por radiación o radioterapia administra rayos X de alta energía para destruir las células cancerosas. Tiene muchos usos en cáncer pulmonar y puede administrarse de forma única o en combinación con la quimioterapia o la inmunoterapia para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía, eliminar las células cancerosas después de la cirugía o para paliar los síntomas del tumor diseminado fuera del pulmón, como en el cerebro o en los huesos.
Carcinoma de célula no pequeña:
- En estadios iniciales quirúrgicos (estadios resecables u operables II-III): puede considerarse la administración de quimioterapia con o sin inmunoterapia antes de la cirugía (también llamado neoadyuvante) o después de la cirugía (también llamado adyuvante). También está indicado el tratamiento con terapia dirigida (osimertinib) después de la cirugía en pacientes con alteraciones específicas del gen EGFR. El objetivo común es disminuir el riesgo de reaparición del tumor con el paso del tiempo. También inducir una respuesta tumoral antes de la cirugía para mejorar los resultados quirúrgicos y disminuir el riesgo de recidiva (reaparición).
- En tumores localizados en el tórax no resecables u operables (estadios IIIB-IIIC): donde la cirugía no es aconsejable, el tratamiento de elección consiste en la quimioterapia que se administra junto con la radioterapia. El objetivo es aumentar su sensibilidad y conseguir un mayor grado de erradicación del tumor. Tras el tratamiento de radioterapia puede considerarse la administración de inmunoterapia durante un año en los casos en los que las características del tumor lo indiquen.
- En los estadios avanzados (estadio IV), se dispone de tres estrategias terapéuticas: la quimioterapia, la inmunoterapia y la terapia dirigida. La selección se individualiza según las características genéticas del tumor. El tratamiento juega un papel transcendental al disminuir el volumen tumoral, desacelerar el crecimiento del tumor con el objetivo de cronificar la enfermedad.
Carcinoma de célula pequeña:
- Se dispone de dos opciones de tratamiento: la quimioterapia (los agentes más utilizados son la combinación de derivados de platino y etopósido) y la inmunoterapia. En este tipo de tumor no existe disponibilidad de terapia dirigida oral. La radioterapia juega un papel muy importante en esta enfermedad, tanto para el control de la enfermedad torácica como a nivel cerebral.
- En los estadios localizados (dentro del pulmón): la radioterapia se administra de forma conjunta con la quimioterapia con la intención de erradicar la enfermedad.
- En los estadios avanzados o extratorácicos (fuera del pulmón: se administra tratamiento de combinación con quimioterapia e inmunoterapia pues se ha demostrado más efectiva que la quimioterapia sola.
Existen diferentes efectos secundarios al tratamiento que dependen del tipo específico de tratamiento administrado. Es muy importante que el profesional médico o de enfermería de práctica avanzada informe sobre ellos antes del inicio del tratamiento. La identificación precoz y prevención pueden mejorar los síntomas asociados.
- Quimioterapia. Entre los síntomas que pueden aparecer se encuentran: el cansancio (astenia), el cambio en el gusto de los alimentos, las náuseas, los vómitos, la caída de pelo, la inflamación de la mucosa de la boca, la fiebre, el estreñimiento/diarrea, el dolor abdominal y muscular, la urticaria y las lesiones en las uñas. Ante cualquier duda, es recomendable consultar con su equipo médico.
- Inmunoterapia. Puede producir inflamación en cualquier órgano o tejido como la disfunción de órganos endocrinos como, por ejemplo, la insuficiencia del tiroides o de las glándulas suprarrenales. Entre los síntomas más comunes se encuentran: el cansancio (astenia), el picor, el enrojecimiento cutáneo, los dolores musculares y articulares. Ante cualquier duda, es recomendable consultar con su equipo médico.
- Terapia dirigida. La sintomatología puede ser muy variada según el tipo de terapia administrada. Cada paciente debe recibir educación terapéutica individualizada según el tipo de tratamiento personalizado que se le administre.
- Radioterapia. Puede estar asociada a una irritación cutánea, inflamación de la mucosa esofágica (esofagitis o dificultad para tragar) y cansancio. La neumonitis o inflamación del tejido pulmonar puede aparecer meses después de haber completado el tratamiento y puede mostrarse junto con una mayor dificultad respiratoria. Ante cualquier duda, es recomendable consultar con su equipo médico.
- Radiofrecuencia. Permite la ablación del tumor mediante la colocación de un catéter en el pulmón. Está indicado en tumores de pequeño tamaño (menos de 2 cm) en los que no es posible realizar una cirugía.
- Radiocirugía estereotáctica (SRS). Es un tipo de radioterapia que dirige los rayos X de alta potencia hacia un área pequeña del cuerpo. Está indicada en el tratamiento de metástasis cerebrales y lesiones pulmonares de pequeño tamaño.
- Endoprótesis bronquiales. Consiste en la colocación de un muelle dentro del bronquio para dilatar la vía aérea en los casos en los que el tumor se encuentra dentro del bronquio y dificulta el paso del aire.
El cáncer va asociado a una amplia variedad de problemas físicos, pero también emocionales. El tratamiento del cáncer de pulmón debe abarcar todos estos aspectos.
Diversos estudios han demostrado que el tratamiento paliativo, no solo mejora la calidad de vida en los pacientes con cáncer de pulmón avanzado, sino que, también, pueden ayudar a los pacientes a vivir más tiempo.
Los cuidados paliativos ayudan a aliviar los síntomas como el dolor, la angustia emocional y espiritual de los pacientes y de sus familias.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 26 de septiembre del 2023
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