En los últimos años el consumo de cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos) ha aumentado sobre todo entre los jóvenes, bajo la creencia de que son menos perjudiciales y más seguros que los cigarrillos convencionales. Se sabe que los aerosoles de los cigarrillos electrónicos tienen menos sustancias tóxicas que las 7.000 que contienen los cigarrillos convencionales y podría pensarse que son menos perjudiciales, pero eso no es así. Los efectos a largo plazo del consumo de cigarrillos electrónicos todavía no se conocen, pero los estudios realizados hasta ahora aseguran que también son perjudiciales. Según una encuesta publicada por el Ministerio de Sanidad en 2021, el 44,3% de los adolescentes de entre 14 y 18 años ya había probado en alguna ocasión los cigarrillos electrónicos.
Muchos cigarrillos electrónicos contienen nicotina, que es adictiva. En las mujeres embarazadas esta sustancia es tóxica por los fetos y es perjudicial para el desarrollo del cerebro en adolescentes y adultos jóvenes que los consumen. El uso de cigarrillos electrónicos en los jóvenes está asociado con el uso de otros productos del tabaco, incluidos los cigarrillos convencionales. Un estudio publicado por la CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades) observó que muchos adultos consumían cigarrillos electrónicos para dejar de fumar los cigarrillos convencionales, pero los resultados obtenidos demostraban que acababan haciendo un doble uso.
Cigarrillos electrónicos y problemas cardíacos
Un estudio publicado en la revista Nature, afirma que la inhalación de los aerosoles de los cigarrillos electrónicos provoca arritmias cardíacas en ratones. También alteran la frecuencia del corazón y la repolarización ventricular (etapa que forma parte del patrón eléctrico del corazón).
Los aerosoles de los e-cigarrillos son los que se inhalan y se exhalan al fumar. Contienen sustancias perjudiciales como la nicotina, partículas ultrafinas que pueden entrar profundamente en los pulmones, productos químicos cancerígenos, metales pesados, compuestos orgánicos volátiles y aromas como el diacetil (sustancia química relacionada con la enfermedad pulmonar grave).
Los resultados del estudio muestran que, en concreto, la nicotina y la acroleína (un subproducto de la combustión) pueden afectar a la electrofisiología cardíaca. La inhalación aguda de estos aerosoles provoca cambios en los sistemas de conducción cardíaca, que son las estructuras en las que se produce y transmite el estímulo eléctrico que permite la contracción del corazón. También disolventes que contienen, como la glicerina vegetal y el propilenglicol, inducen bradiarritmias (ritmos cardíacos más lentos) y variabilidad de la frecuencia cardíaca durante la inhalación.
Pueden producir problemas pulmonares
Actualmente ya existe una enfermedad relacionada con el uso de los cigarrillos electrónicos, que es la lesión pulmonar asociada a estos dispositivos (llamada EVALI, por sus siglas en inglés). La enfermedad apareció en EE.UU en 2019 y hasta ahora se han registrado más de 2000 casos.
Los síntomas del EVALI son: tos, dolor en el pecho, aumento del ritmo cardíaco, fiebre o escalofríos, náuseas, vómitos o diarrea y pérdida de peso. No se conocen las causas, pero se cree que podrían estar asociadas al acetato de vitamina E, que se utiliza para espesar los productos para vapear. Los líquidos de los cigarrillos electrónicos pueden cambiar su composición cuando cambian de estado líquido a gas (a vapor) y se pueden producir sustancias nocivas para los pulmones.
Así pues, para dejar de fumar, no es recomendable usar como alternativa a los e-cigarrillos sino el soporte farmacológico junto con el psicológico. Este tratamiento se ofrece en los Centros de Atención Primaria y en la consulta de tabaquismo de la Unidad de Adicciones del Hospital Clínic.
INFORMACIÓN DOCUMENTADA POR:
Dra. Jacobo Sellarès, neumólogo del Hospital Clínic y miembro del grupo de investigación Inflamación y reparación en las enfermedades respiratorias del IDIBAPS.