19 de septiembre del 2024
Preguntas frecuentes
¿Qué me pasa?
El cáncer de pulmón no es un tumor hereditario. Solo en un muy pequeño porcentaje se hereda un cierto riesgo de susceptibilidad. Cuando su médico hace referencia a los ‘estudios genéticos’ no se refiere a las características genéticas de cada individuo, sino al estudio de las características propias de cada tumor y que son de utilidad para personalizar el tratamiento que han de administrar. El mejor consejo que puede darle a sus familiares es que no se expongan a productos cancerígenos como el humo del tabaco.
El cáncer de pulmón en estadios iniciales no presenta síntomas y, normalmente, pasa desapercibido. Cada vez es más habitual diagnosticar el cáncer de pulmón de forma accidental, al realizar una radiografía por otra causa. La aparición de síntomas, en general, se presentan en etapas avanzadas de la enfermedad. Los más frecuentes son: tos persistente o distinta a la habitual, sensación de falta de aire, presencia de sangre en el esputo, dolor en tórax u hombro, entre otros.
Los avances en investigación a nivel mundial en los centros especializados en el cáncer de pulmón son similares y compartidos, por lo que los tratamientos oncológicos ofrecen las mismas garantías. En el hospital Clínic Barcelona se dispone de una gran plantilla de profesionales de amplio reconocimiento nacional e internacional, así como disponibilidad de nuevas terapias en investigación dentro de ensayos clínicos.
Dejar de fumar es siempre una muy buena elección. El tabaco puede aumentar el riesgo de desarrollar infecciones pulmonares y de toxicidad pulmonar con el tratamiento. Además, el tabaco puede disminuir la efectividad del tratamiento y dificultar la recuperación de la capacidad respiratoria tras una cirugía pulmonar. Dejar de fumar también disminuye el riesgo de que se pueda desarrollar un segundo cáncer de pulmón.
¿Qué pruebas me van a hacer?
La espirometría es un estudio rápido e indoloro en el cual se utiliza un dispositivo manual denominado "espirómetro". En ella se mide la cantidad de aire que pueden retener los pulmones de una persona (volumen de aire) y la velocidad de las inhalaciones y las exhalaciones durante la respiración (velocidad del flujo de aire). Es importante para poder evaluar la capacidad respiratoria antes de someter a una cirugía pulmonar o tratamiento con radioterapia.
Es la exploración de las vías aéreas mediante la introducción, desde la boca hasta los bronquios, de un tubo flexible que tiene una cámara de video en su extremo, llamado broncoscopio. Se realiza bajo anestesia local. Esta prueba permite ver con claridad el interior de las vías respiratorias en un monitor. El tubo del broncoscopio cuenta, además, con varios canales en su interior, por donde se pueden introducir distintos instrumentos que permiten realizar pruebas diagnósticas como la toma de biopsias.
¿Qué tratamientos hay?
La quimioterapia sigue siendo uno de los tratamientos sistémicos más utilizados en el cáncer de pulmón como agente único o en combinación con otras terapias. Funciona inhibiendo el crecimiento de las células en división, tanto de las tumorales como de las sanas. De ahí que puedan aparecer síntomas asociados al tratamiento, los denominados efectos adversos o efectos secundarios.
La quimioterapia se administra, generalmente, de forma endovenosa, aunque en algunos casos puede administrarse por vía oral. Puede administrarse en combinación de dos fármacos (poliquimioterapia) o de un fármaco (monoterapia). Entre los fármacos más utilizados se encuentran los derivados del platino (cisplatino y carboplatino), antifolatos (pemetrexed), los taxanos (paclitaxel y docetaxel), vinorelbina, gemcitabina y etopósido. El número de ciclos depende de cada contexto y estadio tumoral, aunque por lo general se administran de 4 a 6 ciclos de tratamiento.
Entre los síntomas que pueden aparecer se encuentran: el cansancio (astenia), el cambio en el gusto de los alimentos, las náuseas, los vómitos, la caída de pelo, la inflamación de la mucosa de la boca, la fiebre, el estreñimiento/diarrea, el dolor abdominal y muscular, la urticaria y las lesiones en las uñas. Ante cualquier duda, es recomendable consultar con su equipo médico.
La terapia por radiación o radioterapia administra rayos X de alta energía para destruir las células cancerosas. Tiene muchos usos en cáncer pulmonar y puede administrarse de forma única o en combinación con la quimioterapia o la inmunoterapia para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía, eliminar las células cancerosas después de la cirugía o para paliar los síntomas del tumor diseminado fuera del pulmón, como en el cerebro o en los huesos.
Puede estar asociada a una irritación cutánea, inflamación de la mucosa esofágica (esofagitis o dificultad para tragar) y cansancio. La neumonitis o inflamación del tejido pulmonar puede aparecer meses después de haber completado el tratamiento y puede mostrarse junto con una mayor dificultad respiratoria. Ante cualquier duda, es recomendable consultar con su equipo médico.
La inmunoterapia, es uno de los avances más importantes en el tratamiento de esta enfermedad que ha demostrado ser efectiva en el cáncer de pulmón. Consiste en administrar un medicamento que estimula la respuesta inmunitaria del propio paciente para reconocer y destruir el tumor. Puede utilizarse como agente único o en combinación con la quimioterapia. La selección se basa en marcadores que se evalúan en la muestra del tumor.
La inmunoterapia, en general, se tolera mejor que la quimioterapia, pero también puede tener efectos adversos no deseados como consecuencia de la estimulación del sistema inmunitario.
La inmunoterapia se administra de forma endovenosa en distintos regímenes de administración (cada 2, 3 o 4 semanas). Está indicada en el tratamiento del cáncer de pulmón avanzado de célula no pequeña, así como en el de célula pequeña. También puede administrarse como tratamiento complementario antes o después de la cirugía.
Entre los síntomas más comunes se encuentran: el cansancio (astenia), el picor, el enrojecimiento cutáneo, los dolores musculares y articulares. Los efectos secundarios de estos fármacos se derivan de la activación del sistema inmune y también pueden incluir la toxicidad intestinal, de los nervios y del sistema endocrino. Ante cualquier duda, es recomendable consultar con su equipo médico.
La terapia dirigida o terapia oral, también ha revolucionado el tratamiento de esta enfermedad. Consiste en la administración de un tratamiento que bloquea el crecimiento de ciertos tumores con unas características genéticas muy concretas. Entre los tumores de los que se dispone de tratamientos dirigidos en la actualidad se incluyen los que presentan alteraciones en los genes EGFR, ALK, RET, ROS1, METex14. Otros que disponen de terapias dirigidas de las que aún no se tiene autorización en España son los KRASG12C, BRAFV600E, NTRK, inserciones del exón 20 de EGFR o HER2. A diferencia de lo que ocurre con la quimioterapia, muchos de estos tratamientos son de administración oral y tienen mejor tolerancia. Para saber si se puede ser tratado con alguno de estos tratamientos biológicos, se realiza un estudio molecular en la muestra de tumor que determina la probabilidad de respuesta al tratamiento.
La sintomatología puede ser muy variada según el tipo de terapia administrada. Cada paciente debe recibir educación terapéutica individualizada según el tipo de tratamiento personalizado que se le administre.
La duración del tratamiento depende del tipo de cáncer de pulmón y del estadio. La quimioterapia, por lo general, puede administrarse cada 3-4 semanas y a este periodo se le llama ciclo. En principio, se necesitan de 4 a 6 ciclos. También existen otro tipo de tratamientos que controlan la inmunidad y que pueden administrarse de forma continua durante meses si se demuestra que son activos y detienen el crecimiento del tumor. Lo mismo aplica a las terapias dirigidas que se administran de forma continua mientras haya control de la enfermedad y no acontezcan efectos graves no deseados.
Vivir con cáncer de pulmón
El dolor dependerá principalmente de la localización del tumor y de la tolerancia individual al mismo. Lo más importante es que si padece dolor en cualquier fase de la enfermedad no se acepte como algo inevitable y lo comunique a su equipo médico. Actualmente existen un gran número de fármacos muy efectivos para el tratamiento del dolor. No es cierto que los fármacos opioides, como la morfina, produzcan adicción o que su prescripción sea sinónimo de fase terminal del cáncer.
Uno de los efectos secundarios más habituales después del tratamiento con quimioterapia es la disminución de las defensas, por lo que hay un mayor riesgo de infecciones. La disminución de las defensas no es común si realiza tratamiento con inmunoterapia o terapia dirigida. La fiebre o temperatura igual o superior a 38 ºC es un mecanismo de defensa que tiene el organismo y que indica la presencia de una infección, por lo que en caso de aparición se debe poner en contacto con su centro hospitalario. Un análisis de sangre y una radiografía de tórax le permitirán valorar el motivo de la fiebre y saber el estado de las defensas y si necesita tratamiento de soporte antibiótico.
La posibilidad de llevar una vida normal durante el tratamiento depende del estado del paciente, de los síntomas que cause la propia enfermedad y de los efectos secundarios. Los tratamientos del cáncer de pulmón se administran ambulatoriamente por lo que el paciente regresa a su domicilio tras finalizar el tratamiento. No existe ninguna limitación de actividad asociada al tratamiento o a la enfermedad. Lo más razonable es seguir las indicaciones que le da su cuerpo: descansar cuando se necesite y estar activo cuando se encuentre bien.
Los efectos secundarios del tratamiento con quimioterapia no suelen aparecer hasta las 48h de su administración. No obstante, se recomienda siempre a los pacientes que acudan acompañados a los tratamientos ya que estos fármacos no están exentos de efectos secundarios relacionados con la infusión del medicamento (reacciones alérgicas…). Además, muchos de ellos suponen largos periodos de administración, por lo que es normal que el paciente se sienta cansado tras la terapia.
La caída del pelo o alopecia puede ser parcial o total y depende del tratamiento pautado y de los fármacos empleados, ya que no todas las terapias hacen caer el pelo. La quimioterapia es, por lo general, el tratamiento que más se asocia a caída del cabello y dependerá del tipo de tratamiento (más frecuente con antraciclinas, taxanos, etopósido). Algún tratamiento dirigido también puede causar la caída del cabello y cambiar su constitución (hacerlo más rizado). El equipo médico le informará de antemano sobre el riesgo de alopecia asociado al tratamiento que se va a realizar. La caída del cabello no es inmediata tras la terapia, y suele producirse a partir de la tercera o cuarta semana desde la administración de la primera dosis del tratamiento. Por lo que hay tiempo para obtener una atención personalizada y decidir qué opción estética es la más favorecedora.
La alopecia inducida por la quimioterapia es reversible y vuelve a crecer a las 3-4 semanas tras finalizar el último ciclo de tratamiento y es posible que cambien el color y la textura del pelo.
Para evitar las llagas en la boca (mucositis) es imprescindible mantener una buena higiene bucal y cepillar los dientes tras cada comida con un cepillo de cerdas suaves. Se recomienda complementar la higiene bucal con enjuagues de solución fisiológica, alterno con agua y bicarbonato (1 vaso de agua + 1 cucharadita de bicarbonato). No utilizar colutorios que contengan alcohol. También puede hacer enjuagues con infusión de tomillo. Si se tiene prótesis dental, mejor no utilizarla si se presentan molestias. Revisar que no salgan manchas blancas en el interior de la boca, síntoma de una infección por cándidas. Infección habitual si se usan corticoides.
Para el cuidado del pelo se recomienda utilizar un champú suave y evitar los tintes que contengan amoníaco.
También es muy importante durante el tratamiento el cuidado de la piel, ya que muchos de los tratamientos oncológicos pueden ocasionar toxicidad cutánea. Es importante ducharse a diario con agua tibia, utilizar un gel de PH fisiológico y mantener la piel siempre hidratada. Evitar al máximo la exposición al sol y utilizar protector solar (UVA/UVB) de protección SPF 50+. Usar ropa holgada, de lino o algodón y evitar rozamientos con joyas, cremalleras o cinturones.
Siempre que el estado general del paciente lo permita se pueden mantener relaciones sexuales. Es importante recordar que se deben tomar medidas de protección para evitar el embarazo durante el tratamiento. Hay que tener en cuenta que durante el tratamiento puede haber disfunción sexual o disminución del deseo sexual y que es debido a la propia enfermedad y al tratamiento. No obstante, los efectos son reversibles una vez finalizado el tratamiento. Cuidar la imagen corporal es importante ya que ayuda a mantener la autoestima y su percepción de aceptación por sus allegados.
El uso de la Viagra® durante el tratamiento puede estar indicado. Pero debido al gran número de fármacos utilizados en oncología, es imprescindible consultarlo previamente con el oncólogo para descartar posibles interacciones entre fármacos o enfermedades previas que contraindiquen su uso.
Durante el tratamiento, el médico solicitará pruebas de imagen (TAC, PET, RMN…) que ayudan a ver los cambios en el tamaño del tumor. Estas imágenes se comparan con las pruebas realizadas antes del tratamiento y ayudan a evaluar cual es la actividad del fármaco. El médico puede referirse a remisión completa (desaparición del tumor), remisión parcial (disminución del tumor), progresión (crecimiento) o estabilidad para definir la eficacia del tratamiento. El tipo de pruebas realizadas y su frecuencia dependen del tipo de tumor y del tratamiento realizado.
Las llamadas terapias alternativas, integrativas o complementarias, como en el caso de la homeopatía, acupuntura, técnicas de relajación, masajes, reiki… pueden tener un efecto muy beneficioso como ayuda en el tratamiento de los síntomas derivados de la enfermedad o el tratamiento. Se recomienda por eso consultar con el médico en caso de tomar tratamientos orales complementarios, ya que algunos de ellos pueden interaccionar con el tratamiento antitumoral.
Existen estudios y ensayos clínicos sobre el uso terapéutico de cannabinoides, en condiciones médicas específicas, que demuestran que el principio activo de la marihuana tiene efectos beneficiosos en el control de efectos secundarios derivados del tratamiento oncológico (estimulante del apetito, antiemético y analgésico). Actualmente en España el uso del cannabis está prohibido por lo que los productos a base de extractos y concentrados no están regulados.
Tras finalizar el tratamiento se siguen unos controles periódicos con pruebas radiológicas que son establecidas por el médico según el tipo de cáncer. Estos controles se complementan con una visita médica y una analítica. De esta manera, se pueden detectar de forma precoz posibles reapariciones o reactivaciones del tumor, lo que permite realizar el tratamiento óptimo antes de la aparición de síntomas y del crecimiento del tumor.
Ante esta situación su médico valorará otras posibilidades terapéuticas existentes en función de la localización del tumor, el tipo de tumor, el tratamiento previo realizado y el estado actual de salud. También es posible que le ofrezcan la posibilidad de participar en un ensayo clínico. Éstos permiten tener acceso a nuevas terapias prometedoras que aún no están disponibles en los centros de salud. El médico le ofrecerá el ensayo clínico personalizado que pueda dar mayor beneficio.
Gracias al desarrollo de nuevos fármacos la supervivencia de los pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón ha aumentado de manera progresiva. El pronóstico de la enfermedad depende del tipo de cáncer y del estadio del tumor. En los estadios I, II y III con enfermedad localizada, el tratamiento se considera con finalidad radical. Cuando la enfermedad no es curable, el objetivo es controlarla y cronificarla, como la hipertensión o la diabetes, y mantener la calidad de vida.
Hay que recordar que las estadísticas son solo estimaciones poblacionales y que en muchos casos no representan la evolución de cada individuo.
Líneas de investigación
Es una evaluación experimental de un medicamento en seres humanos para evaluar su seguridad y eficacia. Cuando se compara un medicamento experimental con un medicamento ya aprobado y utilizado en la práctica habitual permite conocer si el fármaco bajo investigación ofrece más beneficios respecto al medicamento ya existente. La participación en un ensayo clínico es voluntaria y puede retirarse del estudio si cambia de parecer. Los pacientes incluidos en un ensayo deben cumplir unas características comunes, por este motivo no todos los enfermos pueden ser incluidos, aunque quieran participar.
Información documentada por:
Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 26 de septiembre del 2023
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