Vivir con el VIH

Tiempo de lectura: 9 min

En la actualidad, a la mayoría de las personas a quienes se les diagnostica el VIH tiene un pronóstico bueno. Los nuevos tratamientos han conseguido que las personas que viven con el VIH puedan tener una calidad y esperanza de vida parecida a la de las personas sin el VIH, siempre que se tomen el tratamiento y realicen los controles médicos necesarios. A pesar de este buen pronóstico, hay que tener en cuenta que todos los pacientes deberían recibir tratamiento antirretroviral y que, cuanto antes lo reciban, menor será el riesgo de desarrollar problemas relacionados con la enfermedad.

¿Si tengo una carga viral de VIH indetectable, puedo transmitir la infección?

¿Si tengo una carga viral de VIH in...

Algunos consejos

Preservativo

El uso del preservativo protege a la persona de otras infecciones de transmisión sexual y a los demás del VIH.

Persona tocándole la espalda a otra, apoyo emocional

Hablar con otras personas con el VIH puede resultar útil para adaptarse y aceptar la enfermedad con normalidad.

Medicamento en píldora

Tomar la medicación cada día, tal y como se ha prescrito. Las alarmas en el móvil o en el reloj y las agendas ayudan a recordar tanto las visitas de seguimiento, como la toma de la medicación.

Médico hablando con una paciente

Si existen dificultades para tomar la medicación, se aconseja compartirlo con el equipo de salud para buscar alternativas de mejora (modificar horarios, o forma de tomarla, cambiar de tratamiento, etc.).

Cigarro tachado en un cartel de "no fumar"

Dejar de fumar tiene un efecto muy beneficioso sobre la salud en general.

Manzana con un "tic"

Una dieta equilibrada, con abundante fruta, verdura y baja en grasas, ayuda a mantenerse saludable.

Hombre corriendo; realizar ejercicio físico de forma regular

Practicar ejercicio físico de forma regular mejora la salud y la calidad de vida.

Persona tumbada en la cama descansando

Dormir y descansar lo suficiente proporcionan la energía necesaria para las actividades diarias.

Cuestiones a tener en cuenta

Carpesano con un interrogante

Si se padece de alguna enfermedad. Tener otra enfermedad al mismo tiempo que el VIH puede afectar a la evolución de ambas enfermedades, a la selección de sus tratamientos y al momento de iniciarlos.

Una pastilla con una señal de alerta

Si cuesta tomar la medicación. El médico puede prescribir pautas de tratamiento sencillas o proporcionar consejos que permitan seguir el tratamiento de forma adecuada.

Productos de herbolario

Si se toman productos de herbolario, otras sustancias u otra medicación. El tratamiento contra el VIH puede interaccionar con otros fármacos o productos, lo que puede provocar un aumento de los efectos secundarios o una disminución de la eficacia, tanto de los medicamentos contra el VIH como de las otras sustancias.

Jarra de cerveza y cannabis

Si se bebe alcohol o se consumen drogas. El alcohol y el consumo de sustancias afectan a la capacidad para tomar el tratamiento de forma apropiada, además de interaccionar con la medicación del VIH.

Mujer embarazada

Si se desean tener hijos. Se pueden tener bebés sanos con una correcta planificación del embarazo.

Persona tocándole la espalda a otra, apoyo emocional

Si es necesario apoyo emocional. Diversas organizaciones no gubernamentales (ONG) pueden proporcionar tanto apoyo psicológico como asistencia social de forma gratuita. También se puede acceder a estos servicios a través del sistema sanitario o de los servicios sociales públicos.

Salud emocional

Descubrir que se tiene el VIH puede desencadenar un amplio abanico de sentimientos. Tras el diagnóstico, muchas personas pueden sentir miedo, preocupación por el impacto de la enfermedad, culpa, vergüenza, ira, tristeza o angustia por lo que puedan pensar los demás. Es importante recordar que es normal tener sentimientos que puedan parecer inadecuados. Tomar conciencia de los propios sentimientos es el primer paso para manejarlos.

En la mayoría de los casos, los sentimientos tras recibir el diagnóstico cambian con el tiempo. En general, las personas aceptan de forma progresiva el hecho de tener el VIH, aunque ciertos aspectos relacionados con la enfermedad pueden producir ansiedad o malestar. Conseguir el bienestar emocional y psicológico reconforta, por lo que es favorecedor hablar de los sentimientos con familiares o amigos.

Si, aun así, los pensamientos negativos persisten y suponen una carga emocional, el apoyo profesional o de asociaciones de ayuda a personas con el VIH pueden ser muy útiles. Estas asociaciones organizan encuentros entre personas que están en la misma situación para que puedan compartir experiencias e inquietudes y sentirse más acompañados. Algunas de estas terapias se dan en los propios hospitales, por lo que resulta mucho más cómodo.

Salud sexual

La sexualidad forma parte de nuestro bienestar. En ocasiones, muchas personas cuando descubren que tienen el VIH, pueden sentirse diferentes respecto a sí mismas. La experiencia puede ser tan traumática como para provocar el abandono de la actividad sexual, al menos de forma temporal y afectar a otros aspectos de la vida.

Persona tocándole la espalda a otra, apoyo emocional

Algunas personas pueden sentirse menos atractivas a nivel físico y sexual, lo que afecta a su autoestima para entablar relaciones afectivas y/o sexuales. Otras, desarrollan sentimientos negativos hacia el sexo e incluso hacia la propia identidad sexual.

Persona llevándose una mano a la cabeza con un símbolo de un rayo encima indicando dolor de cabeza

También puede generar ansiedad tener que explicar que se tiene el VIH a las parejas sexuales, pasadas, actuales o futuras.

Médicos y médicas

Es muy importante no quedarse con las dudas y expresar las inquietudes a los profesionales sanitarios. El médico especialista en VIH, junto con el equipo de enfermería, responderá a todas las preguntas y, en caso necesario, derivarán al paciente a recursos especializados.

Preservativo

También es común sentir ansiedad ante la posibilidad de transmitir el VIH a la pareja, y ello puede ocasionar una disminución del deseo sexual. En este sentido, conviene recordar que los preservativos –tanto masculinos como femeninos– son un buen método de protección para prevenir la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual, así como evitar los embarazos no deseados.

Medicamento en píldora

Además, es importante tener en cuenta que una persona con el VIH, cuando toma tratamiento antirretroviral y su carga viral es indetectable, la probabilidad de transmitir el VIH a su pareja o parejas sexuales prácticamente es nula.

Salud reproductiva

Un diagnóstico de VIH no es una contraindicación para tener un bebé. El aumento de la esperanza de vida gracias al uso del tratamiento antirretroviral ha ido acompañado también de un cambio en los deseos vitales de las personas con el VIH. Ahora son cada vez más las mujeres con el VIH y las parejas serodiscordantes –en las que un miembro de la pareja vive con el VIH y el otro no– que se plantean la reproducción como una opción real. Hasta hace poco, las parejas serodiscordantes que deseaban tener un bebé optaban por técnicas de reproducción asistida, en especial el lavado de semen, para evitar la transmisión del VIH del varón a la mujer y al futuro bebé, o técnicas menos eficaces como la autoinseminación, en el caso de las parejas en las que la mujer tenía el VIH.

Calidad de vida

Hoy en día, una persona que vive con el VIH puede continuar con su trabajo, hacer deporte, practicar sexo, salir con amigos e, incluso, tener un hijo, si así lo desea.

El hecho de ser diagnosticado por VIH, puede provocar que algunas personas tengan pensamientos y sentimientos negativos y se sientan incapaces de controlar determinadas situaciones. Por lo que su percepción sobre la satisfacción y el bienestar general suele cambiar.

Es una etapa en la que, quizás, la persona necesita modificar hábitos o incorporar nuevas costumbres para positivizar su actitud respecto a la salud y calidad de vida como, por ejemplo, seguir una alimentación más saludable, practicar ejercicio de forma regular o dejar de fumar.

Asimilar que se vive con el VIH es un proceso complejo durante el que pueden surgir dudas. Por lo que cabe recordar que las inquietudes que aparezcan se deben explicar con total confianza al equipo médico.

Los derechos de los pacientes

Las personas con el VIH tienen los mismos derechos que el resto de la ciudadanía. Sin embargo, los grandes avances que se han producido en el ámbito científico no han ido acompañados de un progreso similar en la normalización de la enfermedad. Esto es debido al estigma al que, todavía hoy, se asocia esta enfermedad.

Aunque en los últimos años se han podido observar ciertos cambios esperanzadores sobre cómo la sociedad percibe a las personas con el VIH, los datos disponibles en España indican que todavía pueden persistir prácticas discriminatorias en muchos ámbitos de la vida cotidiana.

Este hecho no debería hacer que las personas se sientan mal consigo mismas, ni que eviten situaciones o que tampoco se viva con una preocupación constante ante la posibilidad de ser discriminado. Al contrario, conocerlo puede servir para tomar conciencia de que, como el resto de los ciudadanos, se tienen derechos que están protegidos por el sistema jurídico a través de distintas leyes.

Conocer los derechos y adquirir ciertas habilidades puede ayudar a afrontar el estigma y las situaciones discriminatorias.

Las asociaciones de ayuda a las personas con el VIH pueden informar sobre cuáles son los derechos y ayudar a adquirir o potenciar estas habilidades.

En el ámbito sanitario, existe el derecho a recibir información sobre el proceso asistencial y el estado de salud. El principio de autonomía del paciente otorga el derecho a recibir información, antes de cualquier procedimiento diagnóstico o terapéutico, para dar el consentimiento informado. Además, se reconoce el derecho a participar en la toma de decisiones junto con el médico.

Es importante saber que la información sobre la salud es confidencial. Nadie, excepto el paciente, y el equipo de salud, debe tener acceso a los datos personales. También existe el derecho a acceder a la historia clínica o a disponer de información por escrito sobre el proceso asistencial y el estado de la salud.

En el caso de haber sido discriminado por razón del VIH en el hospital o en cualquier dispositivo sanitario se puede presentar una queja ante el servicio de atención del usuario del hospital, el defensor del paciente de la comunidad autónoma o bien, emprender acciones legales.

Es importante recordar que ninguna persona puede ser discriminada por su origen étnico, por razón de género, orientación sexual, discapacidad o cualquier circunstancia personal o social.

Información documentada por:

Josep Mallolas Masferrer
Laura Novell Conesa
Roger Llobet Sánchez

Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 5 de diciembre del 2022

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