Tratamiento del Síndrome de Fatiga Crónica
Basados en la evidencia científica, se puede hablar de que, si se aplica un tratamiento multidisciplinar personalizado y continuado, se puede mejorar de forma parcial el impacto de la enfermedad y la calidad de vida de la persona.
Tratamiento farmacológico
No hay ningún fármaco que haya demostrado una mejora significativa respecto al síntoma fatiga. De hecho, el tratamiento farmacológico está dirigido a tratar los síntomas y debe ser combinado, individualizado y supervisado.
Dolor. Si la persona lo precisa, se debe combinar el tratamiento analgésico de primera línea (paracetamol, ibuprofeno) con otras de segunda línea (tramadol, oxicodona). Se pueden utilizar potenciadores analgésicos como la gabapentina o pregabalina.
Insomnio. Se puede tratar con reguladores del sueño como la melatonina. Se debe evitar utilizar las benzodiacepinas.
Estado de ánimo. Se deben utilizar antidepresivos solo si el paciente presenta sintomatología depresiva. En el caso de angustia o agorafobia, se puede indicar dosis bajas del alprazolam o neurolépticos.
Contracturas musculares. Se puede utilizar el magnesio, ciclobenzaprina o de forma excepcional, baclofeno.
Infección. En el caso de que sea bacteriana, se debe tratar de forma rápida con antibióticos. Si es vírica, se deben tratar los síntomas.
Afectación neurocognitiva. Se ha propuesto utilizar ciclos de ácido fólico y vitamina B12 parenteral, con un grado bajo de efectividad.
Fármacos que pueden empeorar la Fatiga Crónica
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Diuréticos Algunos antibióticos Antihistamínicos Estatinas Antidepresivos Inhibidores de la bomba de protones Medicación para la hipertensión Antipsicóticos Benzodiazepinas
Tratamiento no farmacológico
Ejercicio. Los pacientes con el síndrome de fatiga crónica suelen tener muy poca actividad, hecho que desencadena desuso y atrofia muscular y empeora todavía más el cuadro clínico. Hacer ejercicio físico aeróbico en pautas cortas y adaptadas a cada persona, mejora la sintomatología global del síndrome. Poco a poco se puede intentar aumentar la intensidad, pero sin realizar un sobreesfuerzo que pueda empeorar la enfermedad. Las actividades más recomendadas son andar en períodos cortos e intermitentes de 15-20 minutos de marcha y descanso alterno y realizar una actividad suave en una piscina climatizada (32°C), en especial si es una piscina sin cloro.
Apoyo emocional. El síndrome de fatiga crónica tiene muchas consecuencias en un paciente, como por ejemplo sentimientos de ira, de miedo, de desesperanza, de depresión o de ansiedad. En definitiva, conductas desfavorables que conllevan a una mala adaptación al estrés y, por tanto, intensifican los síntomas del síndrome de fatiga crónica. El asesoramiento psicológico puede ayudar a encarar mejor todos estos sentimientos y afrontar mejor la enfermedad.
Este tipo de terapia se puede hacer de manera individual o grupal y debe de tener diferentes contenidos como: encontrar explicaciones alternativas a los síntomas; reestructurar las opiniones o convicciones erróneas sobre la enfermedad; afrontar mejor las situaciones de estrés o de dificultad; modificar las expectativas del paciente y hacerlas realistas; aprender técnicas centradas en mejorar la atención y la concentración; potenciar el autocontrol y la relajación; tener un rol más activo y evitar el descanso o inactividad excesiva y potenciar actividades programadas que estimulen la memoria retentiva y potencien la concentración mental.
Muchas de estas actividades se llevan a cabo por grupos de autoayuda o por asociaciones de pacientes afectados o expertos.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
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