Los fármacos actualmente disponibles son seguros y eficaces para el paciente. La eficacia, ampliamente demostrada a lo largo de los últimos cincuenta años, se centra en dos puntos: el primero, es la remisión de los síntomas psicóticos durante la fase aguda; el segundo es la prevención de nuevas recaídas.

Por ello, una parte importante del trabajo que deben realizar junto con la familia y el equipo asistencial consiste en asegurar una adecuada adherencia terapéutica, así como persuadir al paciente de la necesidad de seguir con el tratamiento, a pesar de que los síntomas remitan.

Dentro de los diferentes medicamentos que se utilizan para el tratamiento de la esquizofrenia, se distinguen varias familias de fármacos:

Pastillas con rallas azules y blancas

Antipsicóticos. Los fármacos antipsicóticos son los indicados para los pacientes con esquizofrenia y siempre deben ser la base de su tratamiento.

Pastillas azules, blancas y verdes

Fármacos correctores de los efectos secundarios de los antipsicóticos.

Pastillas redondas

Antidepresivos. Los pacientes con esquizofrenia pueden deprimirse. Antes de tratar esta depresión, es importante realizar un diagnóstico adecuado, dado que muchos de los síntomas depresivos pueden ser en realidad síntomas negativos (por ejemplo, la apatía o el desinterés por las relaciones sociales) o períodos de desmoralización derivados de su situación vital. Una vez realizado el diagnóstico, es fundamental tratar la depresión porque estos pacientes presentan un elevado riesgo de suicidio.

Los mismos fármacos que son eficaces en los pacientes con depresión son útiles en los pacientes con esquizofrenia que se deprimen. En la última década, la nueva generación de antidepresivos (los inhibidores de la recaptación de la serotonina o ISRS) se han impuesto como los fármacos de primera elección para el tratamiento de la depresión, esencialmente por su bajo perfil de efectos secundarios. En ocasiones, son útiles los antidepresivos tricíclicos clásicos, como la imipramina o la clomipramina, o los antidepresivos duales, como la venlafaxina, la desvenlafaxina o la duloxetina.

Pastillas verdes y blancas

Ansiolíticos (diazepam, lorazepam y otros). Como su nombre indica, son fármacos sintetizados para disminuir la ansiedad. Tienen la ventaja del rápido inicio de su acción, por lo que disminuyen la ansiedad a los pocos minutos de su administración. Un ejemplo típico de su uso se da durante un cuadro de psicosis en el que se inicia tratamiento con un antipsicótico. Como hemos indicado, los antipsicóticos precisan de un período más o menos prolongado antes de actuar, por lo que se puede asociar un ansiolítico con tal de disminuir el sufrimiento del paciente.

Pastillas con rayas verdes, azules y blancas

Estabilizadores del estado de ánimo (litio, carbamacepina, ácido valproico y otros). Ejercen un control sobre las conductas impulsivas, por lo que están indicados para los pacientes con más descontroles conductuales o con historia de abuso de tóxicos.

Los efectos secundarios más frecuentes, corregibles mediante medicación, son:

Persona con sudores, temblores y palidez

Temblores,  movimientos incontrolables de la lengua, labios, cara, respiración rápida, contracciones musculares (síntomas extrapiramidales), entre otros.

Persona llevándose una mano a la cabeza, con un símbolo que indica mareo y malestar general

Mareos por bajadas de la tensión arterial.

Disfagia, dificultad al tragar

Aumento de la salivación.

Símbolo de la mujer  y un reloj representando el ciclo hormonal

Aumento de la hormona prolactina (que puede producir amenorrea o ausencia de menstruación).

Secreciones del pecho

Secreción de leche por las mamas  (galactorrea).

Mujer dormida en la oficina

Somnolencia excesiva.

Báscula con una flecha hacia arriba indicando un aumento de peso

Ganancia de peso.

Símbolo del hombre y la mujer

Alteraciones de la función sexual.

Glucómetro y una mano con un dedo en el que se ha introducido la lanceta para medir los niveles de diabetes

Tendencia a desarrollar diabetes.

La falta de adherencia al tratamiento y el abandono total o parcial de la medicación (incumplimiento terapéutico) es un problema importante en los pacientes con enfermedades psiquiátricas crónicas, como la esquizofrenia, puesto que es muy frecuente y puede acarrear serias consecuencias.

El incumplimiento terapéutico puede deberse a distintas causas: la propia psicosis, la falta de conciencia de la enfermedad, los efectos adversos de los medicamentos o la falta de información sobre la necesidad del tratamiento de mantenimiento.

Se estima que casi un 40% de pacientes con esquizofrenia abandonan el tratamiento durante el primer año y el 75% durante el segundo año. Este dato es muy importante porque hasta un 80% de pacientes presentan una recaída de la enfermedad en los cinco primeros años de enfermedad. De hecho, el abandono de la medicación multiplica por cinco el riesgo de recaída.

Las recaídas suelen ser más graves y precisan más tiempo para su mejoría. También se ha visto que el abandono de la medicación se acompaña de recaídas con más riesgo de suicidio y de conductas agresivas. Además, cada vez hay más acuerdo entre los médicos y más bases biológicas que demuestran que las sucesivas recaídas empeoran el pronóstico de la enfermedad.

Este incumplimiento terapéutico ha hecho necesario disponer de medicamentos antipsicóticos de larga duración que se inyectan y aseguran una cobertura antipsicótica durante varias semanas y evitan las interrupciones del tratamiento y, en consecuencia, posibles recaídas.

Durante situaciones en las que el paciente debe estar ingresado o se encuentra en la unidad de urgencias (reagudización de la enfermedad), a veces, hay que utilizar medicación intramuscular mediante la inyección del fármaco, que tiene un efecto inmediato y limitado en el tiempo (inyectables de corta duración). Con esta finalidad existen antipsicóticos convencionales y de segunda generación inyectables. En la actualidad, también se dispone de un fármaco para tratar la agitación leve o moderada por vía inhalada, la loxapina.

Se diferencian dos tipos de intervenciones psicológicas: las individuales (un terapeuta y un paciente) y las grupales (un terapeuta y varios pacientes). También se pueden distinguir por las técnicas u objetivos que se proponen. Los tratamientos psicosociales pueden ser llevados a cabo por distintos profesionales de las ciencias de la salud (psiquiatras, psicólogos, personal de enfermería y asistentes sociales). Entre las modalidades de tratamientos psicosociales se incluyen:

  • Psicoeducación
  • Terapia familiar
  • Entrenamiento en habilidades sociales
  • Rehabilitación vocacional
  • Terapias cognitivo-conductuales
  • Rehabilitación cognitiva

Es importante incidir en que estas técnicas psicosociales actuales son un complemento y no una alternativa a la terapia farmacológica. Es decir, forman parte de la terapia integral de la esquizofrenia y deben combinarse con el tratamiento farmacológico, que es el eje vertebrador de todo el tratamiento. Además, es clave remarcar que su indicación debe individualizarse en cada caso y momento evolutivo de la enfermedad.

El tratamiento para el paciente con esquizofrenia sigue un plan individualizado que incluye una terapia integral con una pauta farmacológica óptima junto a intervenciones psicológicas y de rehabilitación psicosocial.

Información documentada por:

Eduard Parellada Rodon
Miguel Bernardo Arroyo
Miquel Bioque Alcázar

Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 30 de noviembre del 2022

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