Síntomas de la Esquizofrenia
La esquizofrenia es una enfermedad extraordinariamente compleja en la que concurren multitud de síntomas. Para facilitar su identificación, los síntomas se han divido en cuatro grandes subgrupos:
los síntomas positivos,
los negativos,
los síntomas emocionales o afectivos y
los cognitivos
Se debe aclarar que los términos positivos o negativos no indican la bondad o maldad de ellos. En psiquiatría se utiliza el concepto de positivo cuando se hace referencia a algo que no estaba presente en el pasado. En cambio, el término negativo define la pérdida de una capacidad o característica previamente adquirida.
Un punto importante a remarcar es que los pacientes no presentan todos estos síntomas a la vez. De hecho, la mayoría de ellos no se experimentan y muchos solo se presentan de forma fugaz y transitoria durante los momentos de crisis o descompensación. Por otro lado, algunos síntomas —en particular los negativos, pero también otros— se experimentan de forma crónica y son resistentes a los tratamientos, por lo que el paciente y los cuidadores deben aprender a convivir con ellos.
¿Qué se entiende por síntomas positivos?
Se entiende por síntomas positivos (o psicóticos o de distorsión de la realidad) a tres tipos de síntomas:
- Delirios. Son creencias falsas. El paciente presenta un convencimiento concreto que no sigue un pensamiento lógico.
- Alucinaciones. Son errores sensoriales. El paciente oye voces o ve imágenes sin que exista un estímulo real. Hay tantos tipos diferentes de alucinaciones como órganos sensoriales: auditivas, visuales, táctiles, etc.
- Desorganización de la conducta. La desorganización se puede encontrar tanto en el pensamiento como en la conducta. La desorganización del pensamiento se detecta por una forma de hablar poco comprensible o cuando el paciente repite un mismo concepto, idea, frase o incluso sílaba de forma reiterada. A veces esta tendencia evoluciona y las ideas no siguen un orden semántico (agramatismo) ni argumental (pensamiento disgregado o laxo), lo que lleva a un habla ininteligible e incoherente. Cuando esta desorganización afecta a la conducta, puede mostrarse inquieto o incluso mostrarse agitado y violento sin motivo aparente. En ocasiones, este comportamiento se puede acelerar tanto que conduce, paradójicamente, a una inmovilidad absoluta con rigidez de sus miembros, a lo que se denomina catatonia.
Para la familia y el entorno, estos síntomas positivos constituyen con frecuencia las primeras señales de alarma de la enfermedad y por los que se solicita consulta por primera vez con el especialista, aunque el paciente haga ya semanas o meses que padezca otros síntomas menos llamativos.
Un dato que no se debe olvidar es que, pese a la extrañeza que suscita en el entorno una vez son enunciados, el paciente vive los delirios y las alucinaciones de forma absolutamente real, con total convencimiento de su certeza, por lo que actúa en función de su realidad distorsionada.
Como resultado de la presencia de estos síntomas y del absoluto convencimiento de realidad con que los vive, el paciente se comporta acorde a ellos. Muchas veces, estas conductas son las que los familiares advierten por primera vez, aun cuando el paciente no les ha explicado qué le sucede. El entorno percibe que el afectado:
- se vuelve más suspicaz,
- que vive creyendo que muchas cosas que suceden alrededor le conciernen (autorreferencialidad);
- lo ven vigilante o temeroso, como a la espera de ser atacado en cualquier momento;
- desconfiado, que evita el contacto con otras personas y que tiene tendencia a aislarse por miedo.
- lo ven hablar solo con frecuencia o escuchando música a todo volumen para interferir con las molestas voces interiores.
¿Qué se entiende por síntomas negativos?
Los síntomas negativos están relacionados con:
- Pérdida de la capacidad de sentir o experimentar emociones
- Pérdida de la motivación
- Dificultades para disfrutar de la cosas
- Disminución de la de expresión verbal
Muchas veces estos síntomas aparecen antes que los síntomas positivos pero, al ser, por lo general, menos evidentes, pueden pasar inadvertidos durante las primeras fases de la enfermedad. Su presencia condiciona el pronóstico a largo plazo de los pacientes, dado que interfieren mucho más en la capacidad adaptativa que otros síntomas.
¿En qué consisten los síntomas afectivos de la esquizofrenia?
Por lo general, los pacientes con esquizofrenia también pueden presentar síntomas depresivos. Dos situaciones están típicamente asociadas a la aparición de síntomas de depresión en estos pacientes. La primera es al inicio de la enfermedad, con la experiencia de los primeros síntomas psicóticos y la extrañeza con la que se viven. La segunda, más frecuente, ocurre tras la remisión de los síntomas delirantes o alucinatorios (distorsión de la realidad), cuando el enfermo recibe el diagnóstico de su enfermedad y toma conciencia de ella y de las consecuencias que debe afrontar.
¿Qué se entiende por síntomas cognitivos?
Los pacientes con esquizofrenia en determinados aspectos o dominios cognitivos, como son la capacidad de atención, la memoria de trabajo o las funciones ejecutivas, aquellas que permiten planificar, anticipar y secuenciar nuestros actos. De alguna manera, estos pacientes pueden presentar pérdida de alguna de estas capacidades intelectuales, motivo por el cual la esquizofrenia fue conocida durante mucho tiempo como “demencia precoz”. Mediante pruebas neuropsicológicas diseñadas para medir las llamadas funciones mentales, superiores o cognitivas se puede determinar el grado de alteración, que es muy variable en función de cada persona.
Inicio y progresión de la enfermedad
Dada su enorme variabilidad a la hora de presentarse, no existe un curso clínico único. El trastorno puede iniciarse de diferentes formas, diversas trayectorias patológicas, donde cada caso es distinto.
El caso más paradigmático es de inicio lento. Llegan a transcurrir semanas o meses hasta que alguien finalmente percibe que algo anómalo está sucediendo. Estos síntomas iniciales (prodrómicos) presentan similitudes con otros trastornos mentales, como la depresión, una tendencia al aislamiento, disminución del rendimiento laboral o académico, desinterés por el cuidado personal o por las relaciones sociales, etc. Poco a poco, otros síntomas de alarma llaman la atención, como la irritabilidad, la suspicacia, la hostilidad y las explicaciones extrañas para la propia conducta que muestran que el afectado sufre algo más que un período de tristeza.
Una vez establecida, la enfermedad se caracteriza por la distorsión de la realidad, con ideas delirantes y alucinaciones. De hecho, no es infrecuente que pasen meses (incluso años) adaptados a su distorsión de la realidad, con algunas rarezas puntuales que nadie se explica, antes de ser diagnosticados y tratados.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 30 de noviembre del 2022
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