24 de octubre del 2023
- ¿Qué es?
- Causas y factores de riesgo
- Colitis Ulcerosa
- Enfermedad de Crohn
- Diferencias entre Colitis Ulcerosa y Enfermedad de Crohn
- Diagnóstico
- Tratamiento
- Evolución de la enfermedad
- Vivir con la enfermedad
- Líneas de investigación
- Preguntas frecuentes
- Tratamiento en el Clínic
- Investigación en el Clínic
- Docencia y Formación en el Clínic
- Participación de pacientes
- Equipo y estructura
Preguntas frecuentes sobre la Enfermedad Inflamatoria Intestinal
¿Qué me pasa?
La enfermedad inflamatoria intestinal es una enfermedad crónica que produce una inflamación de la pared del tracto gastrointestinal por causas que se desconocen. La enfermedad inflamatoria intestinal engloba básicamente la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
En la colitis ulcerosa la inflamación empieza en el recto y puede progresar de manera continua a lo largo del intestino grueso (colon) y afectar a la primera capa de la mucosa intestinal.
En la enfermedad de Crohn la inflamación puede afectar a cualquier tramo del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano, y a todas las capas de la pared intestinal (transmural).
La enfermedad inflamatoria intestinal cursa con episodios de remisión (disminución o desaparición de los síntomas) y episodios de brote (síntomas de reactivación de la enfermedad). Los síntomas son variables dependiendo del diagnóstico (enfermedad de Crohn vs colitis ulcerosa), la localización y/o extensión de la inflamación y la gravedad.
Algunos de los síntomas que pueden aparecer son diarrea, con o sin sangre, dolor abdominal, urgencia, incontinencia, fiebre y pérdida de peso.
Ante la detección de síntomas que sugieren un brote, como dolor abdominal moderado-intenso, diarrea que no cede con el tratamiento habitual, presencia de sangre en heces, fiebre, pérdida de peso, náuseas y vómitos durante más de 48 horas, deberá ponerse en contacto con el médico o enfermera de referencia para una actuación precoz, que permita la adecuación del tratamiento y la búsqueda de consejo médico.
Una vez confirmado el brote, dependiendo del tipo de enfermedad, zona de afectación e intensidad de éste, el profesional de enfermería, en colaboración con el médico, puede indicarle instrucciones a seguir en cuanto a modificación de dosis, añadir nuevos tratamientos o gestionar exploraciones y/o visitas adicionales.
La incidencia de la enfermedad inflamatoria intestinal en España, aunque es muy difícil de establecer, se estima alrededor de 87-110 casos/100.000 habitantes/año. La colitis ulcerosa es más frecuente.
En cuanto al sexo, la frecuencia de hombres y mujeres es similar. Predomina principalmente en los países desarrollados y en la raza caucásica, especialmente entre los judíos. Se puede presentar a cualquier edad y en la mayoría de los casos entre los 20 y 30 años.
No existe un simple porqué. Algunas personas desarrollan la enfermedad inflamatoria intestinal y se desconocen las causas. Sin embargo existen datos, basados en la evidencia científica, que indican que la interacción de diferentes factores puede ser la combinación perfecta para que se desarrolle la enfermedad.
Aparece en personas con predisposición genética, en las que la interacción con distintos factores ambientales, como una infección o el tabaco, desencadenan una respuesta anómala de las defensas del cuerpo que se perpetúa en el tiempo y provocan la inflamación en el intestino.
Teniendo en cuenta que la enfermedad es multifactorial, no puede considerarse una enfermedad hereditaria, aunque existen factores genéticos que influyen en su desarrollo.
Existe agregación familiar, es decir, un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad inflamatoria intestinal en familias con personas afectadas.
Los familiares de primer grado (padres, hijos y hermanos) tienen un riesgo de 3,6% de desarrollar la enfermedad si uno de los progenitores tiene una EII. Sin embargo, el riesgo aumenta hasta un 20% si ambos progenitores tienen una enfermedad de Crohn o una colitis ulcerosa.
¿Qué pruebas me van a hacer?
Muchos síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal se parecen a otros procesos agudos o crónicos. Por ejemplo, la infección por bacterias, virus o parásitos, la ingesta de antiinflamatorios, como el ibuprofeno, el síndrome de intestino irritable, puede provocar síntomas prácticamente iguales a los de la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. Por este motivo, en algunas ocasiones puede resultar un camino largo hasta que la enfermedad inflamatoria intestinal es diagnosticada.
Es muy importante localizar donde están las lesiones y su intensidad para que el médico indique el tratamiento terapéutico más adecuado.
La colonoscopia con biopsia es la prueba de primera elección, ya que permite la visualización directa del intestino grueso y también si es necesario la parte final del intestino delgado (íleon terminal).
Las pruebas de imagen, como la resonancia magnética (RM), la Tomografía Axial Computarizada (TC), la ecografía y la radiografía simple de abdomen, ayudan a valorar complicaciones, completar el estudio de extensión de la enfermedad y valorar la respuesta a los tratamientos.
Las pruebas biológicas, como el análisis de sangre, permiten valorar parámetros que indican la existencia de inflamación.
¿Qué tratamientos hay?
La elección del tratamiento para cada paciente está condicionado por el tipo de enfermedad (enfermedad de Crohn vs colitis ulcerosa), la localización, el grado de actividad inflamatoria (leve, moderada, grave), la edad, el curso previo de la enfermedad, la respuesta previa a los medicamentos y las necesidades del paciente.
La elección del tratamiento debe ser personalizada y consensuada con el paciente.
Existen dos tipos de tratamiento, el que se emplea para los episodios de brote, para controlar los síntomas y evitar complicaciones, y otro de mantenimiento, para mantener la enfermedad inactiva y evitar la reaparición de síntomas o brotes.
La falta de adherencia al tratamiento no sólo influye en su fracaso, sino que afecta a la aparición de complicaciones y a sus costes.
Vivir con Enfermedad Inflamatoria Intestinal
La enfermedad puede afectar a otras áreas del cuerpo que no están relacionadas con el tracto digestivo, como en articulaciones, ojos y piel. El dolor articular es la manifestación más frecuente.
El tabaco es un factor ambiental que se asocia a un mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Crohn y tiene un impacto negativo en el curso evolutivo de la enfermedad. Por el contrario, en la colitis ulcerosa se asocia a un menor riesgo y un efecto protector en la aparición de síntomas.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) no están contraindicados, sobre todo en tiempo limitado y bajas dosis, pero cabe remarcar que un 20-25% de pacientes son sensibles a estos fármacos y han presentado brotes relacionados con su uso.
La gastroenteritis puede desencadenar la enfermedad y la aparición de un brote.
Se aconseja realizar una alimentación equilibrada para evitar déficits nutricionales. Sí se recomienda realizar dietas adaptadas por el nutricionista, en casos específicos como déficit nutricional, molestias abdominales (distensión y dolor abdominal, diarreas, vómitos), estenosis (estrechez) intestinal en la enfermedad de Crohn y postoperatorio, tras una cirugía intestinal.
Se recomienda realizar ejercicio de manera regular para disminuir la pérdida de calcio en el hueso y el riesgo de fracturas.
FALTA TRADUCCIÓN
No existe evidencia para sugerir que el estrés pueda causar la enfermedad o desencadenar un brote, pero algunos eventos de exacerbación de la enfermedad se han asociado a períodos de aumento de estrés.
Las razones que provocan el estrés pueden ser diversas y, por tanto, su abordaje puede ser diferente para cada ocasión y persona.
Establecer una adecuada rutina de descanso, realizar técnicas de relajación o yoga, masajes… puede ayudar a combatir el estrés.
Cuando una persona es diagnosticada de una enfermedad crónica, en mayor o menor medida, todos los aspectos de su vida (físicos, psicológicos, familiares, laborales y sociales) se ven afectados. Es importante que el paciente entienda su enfermedad, se involucre en su propio cuidado y trabaje conjuntamente con su equipo de salud para así convivir de la mejor manera con la enfermedad.
La fatiga puede afectar a los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal cuando están en remisión y se incrementa durante los períodos de exacerbación de la enfermedad.
Es más frecuente en la enfermedad de Chron que en la colitis ulcerosa. La fatiga puede estar vinculada al déficit de hierro (anemia) u otras deficiencias nutricionales, al trastorno del estado de ánimo (ansiedad y depresión), al sueño poco reparador, la medicación, el estrés…
Algunas estrategias para afrontar la fatiga pueden ser breves períodos de sueño durante el día, reducción de los turnos nocturnos, ejercicio físico regular de baja intensidad, sueño nocturno reparador, seguir una dieta equilibrada y mantener una buena hidratación oral.
Los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal de colon de larga evolución tienen mayor riesgo de desarrollar un cáncer colorectal (CCR) que el resto de la población. La inflamación mantenida de forma crónica y los antecedentes de CCR en la familia también contribuyen a aumentar el riesgo.
A partir de los 8-10 años del diagnóstico el riesgo aumenta y, por tanto, se deben realizar colonoscopias para la detección precoz de células potencialmente cancerígenas. Su médico le aconsejará cuando deber realizarse una colonoscopia y con qué frecuencia en función de la duración de la enfermedad, extensión, antecedentes familiares y otras enfermedades asociadas como la colangitis esclerosante primaria.
En general, la fertilidad no disminuye en los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal y el embarazo es posible.
El mejor momento para la concepción es cuando la enfermedad está “inactiva” y es recomendable que este periodo de inactividad sea de al menos tres meses.
Si la enfermedad está en remisión en el momento de la concepción, lo más probable es que se mantenga así durante todo el embarazo y con gran probabilidad todo irá bien tanto para la madre como para el feto.
Si el embarazo se produce en una fase activa de la enfermedad, aumenta el riesgo de prematuridad y aborto espontáneo.
El control de la enfermedad puede ser difícil y la enfermedad puede mantenerse activa durante toda la gestación o incluso puede empeorar, sobre todo en el primer trimestre.
No existe motivo evidente para limitar a los pacientes viajar a países en vías de desarrollo. Sin embargo, se desaconseja viajar a zonas endémicas de fiebre amarilla a los pacientes que están en tratamiento con medicación inmunosupresora, ya que la vacunación previa de fiebre amarilla está contraindicada en esta situación.
La visita médica al Centro de Atención al Viajero y vacunación previa al viaje es clave para minimizar los riesgos de enfermedades infecciosas.
Extremar las medidas higiénicas durante el viaje contribuye a prevenir infecciones intestinales (diarrea del viajero) que puede provocar el inicio de un brote.
Recursos y soporte.
Una mirada al futuro
Recientemente, y tras haber demostrado su eficacia en ensayos clínicos para colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn, se ha aprobado una nueva medicación (vedolizumab) para el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal. El vedolizumab es una molécula que pertenece al grupo terapéutico de los fármacos biológicos y presenta, como principal ventaja respecto al resto de fármacos disponibles, una acción más específica en el colon, lo que le confiere una mayor eficacia.
En el momento actual existen múltiples ensayos clínicos que están evaluando nuevos fármacos para el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal con dianas terapéuticas diferentes a los ya disponibles. De todos los que se están evaluando, los más prometedores son el ustekinumab, el risankizumab y el tofacitinib. Cada uno tiene un mecanismo de acción diferente y hasta la fecha se han reportado resultados favorables para todos ellos.
Información documentada por:
Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 4 de septiembre del 2020
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