Tratamiento de la Cefalea
En primer lugar, se debe saber qué tipo de cefalea tiene el paciente. En segundo lugar, hay que identificar y controlar si hay desencadenantes como la alteración del ritmo del sueño o la toma de algún alimento o fármaco y promover unos hábitos de vida saludables: mantener un horario de sueño regular, hacer ejercicio o evitar el tabaco y el alcohol, seguir una alimentación equilibrada y evitar el estreñimiento. Y, en tercer lugar, se tiene que dar una pauta para el tratamiento de las crisis agudas de dolor.
Para la migraña es muy importante iniciar el tratamiento agudo lo más próximo al inicio de la aparición de la cefalea. Se usan antiinflamatorios no esteroideos con absorción gástrica rápida o triptanes.
Para la cefalea tensional se opta por el uso de técnicas de relajación, ejercicio, fármacos ansiolíticos o paracetamol. En la hemicránea se prescribe la indometacina, en la cefalea en racimos el sumatriptán subcutáneo o el zolmitriptán intranasal.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta si el paciente, a pesar de seguir las pautas anteriores, es candidato para recibir un tratamiento continuo profiláctico o preventivo para disminuir el número de episodios y su intensidad y evitar la cronificación de la cefalea.
El 50% de los pacientes con cefalea se automedican, lo que con frecuencia conlleva a cronificar el dolor.
Tratamiento de la Migraña
Tratamiento del ataque de migraña
El dolor que produce la migraña hay que tratarlo en el momento que este empieza, es decir, cuando la migraña es poco intensa todavía mediante un triptán. Hay varios tipos, dosis y formas de presentación y el equipo sanitario indicará el que más adecuado para el paciente.
Si en 2 horas no hay mejoría, se añade un antiinflamatorio y, si a las 3 horas no hay mejoría, se recomienda la toma de un relajante muscular, así como descansar.
En el caso de que los triptanes no hagan su efecto, se dispone de dos fármacos novedosos:
- Lasmiditán (grupo de los ditanes). El paciente debe estar 8 horas sin conducir tras su administración por los efectos adversos que afectan al sistema nervioso central en forma de mareos, náuseas y somnolencia. Además, es seguro en pacientes con riesgo cardiovascular o que han tenido un ictus o una cardiopatía isquémica (infarto).
- Rimegepante (grupo de los gepantes). Es un fármaco indicado como tratamiento preventivo de la migraña. Se está estudiando su eficacia en la migraña perimenstrual o catamenial.
Por otro lado, es necesario evitar el abuso de fármacos, ya que es uno de los factores que favorece a la cronificación de la migraña. Por abuso se entiende consumir más de 15 antiinflamatorios o más de 10 triptanes al mes.
Tratamiento preventivo
En general, se indica un tratamiento preventivo si:
- Hay tres o más ataques de migraña al mes.
- Si hay consumo de tratamiento sintomático dos o más días por semana.
- Si los ataques son graves sin respuesta adecuada al tratamiento o con contraindicaciones o efectos secundarios al mismo.
- Si los ataques son con aura prolongada o focalidad neurológica grave.
Elegir uno u otro fármaco no depende únicamente de su eficacia, ya que no hay grandes diferencias entre ellos, sino por el perfil del paciente, individualizando el tratamiento en función de los posibles efectos secundarios que puedan causar: evitar aumento de peso en la mujer, impotencia en el varón, empeorar posibles síntomas depresivos, etc.
Respecto al tratamiento preventivo, para que sea eficaz, tiene que durar como mínimo entre 3-6 meses, y hay que llegar a la dosis óptima antes de descartarlo. Existe un tiempo de demora desde que se inicia hasta que es eficaz que oscila entre 10 días a 4 semanas. El tratamiento se considera eficaz cuando reduce en un 50% la frecuencia o intensidad de los días de cefalea. Una vez se plantea su retirada hay que hacerlo de forma lenta y progresiva (1 mes), en casos de migraña refractaria el médico puede recomendar combinar fármacos.
El tratamiento se considera eficaz cuando reduce en un 50% la frecuencia o intensidad de los días de cefalea.
- Toxina botulínica. Actualmente tiene únicamente indicación en cefaleas para el tratamiento de la migraña crónica (pacientes que presentan durante los tres últimos meses más de 15 días de cefalea al mes, de los que al menos 8 cumplen criterios de migraña). Aun así, se ha administrado en pacientes con cefalea en racimos, neuralgia del trigémino o cefalea numular (en forma de moneda) en los que también ha sido eficaz. La demostración de su eficacia frente a placebo en migraña crónica se consiguió a partir de dos estudios, PREEMPT I y PREEMPT II, que incluyeron entre ambos más de 1.300 pacientes.
El tratamiento consiste en la infiltración de Onabotulinumtoxin A en diversos puntos de la musculatura pericraneal, bloqueando sensibilización periférica de los receptores nociceptivos.
Es una técnica sencilla en manos del neurólogo entrenado, que no altera la vida diaria del paciente, ya que puede seguir con sus actividades habituales y con pocos efectos secundarios: dolor y debilidad en el cuello, caída del párpado, elevación de la ceja o molestias en el punto de inyección. A largo plazo, según datos de pacientes tratados durante más de 5 años, no aparecen nuevos efectos secundarios, excepto dos casos comunicados de atrofia no importante en músculo frontal y temporal.
La mitad de los pacientes responden a la primera sesión, un 11% a la segunda y un 10% a la tercera, por lo que se recomienda no descartar el tratamiento hasta haberlo intentado en dos ocasiones. Por otro lado, el efecto caduca a los tres meses, por lo que con esta periodicidad se repite el tratamiento. Puede que la respuesta a la dosis habitual de 155U sea insuficiente y se plantee aumentar la dosis a 195U.
¿Qué es el CGRP?
El CGRP es una proteína que, entre otras funciones, dilata los vasos sanguíneos. Cuando se activa el sistema nervioso debido a un desencadenante de la migraña, el CGRP se libera, generando dolor al irritar los nervios sensibles y causando inflamación en la zona. Esto se traduce en síntomas como los fuertes dolores de cabeza.
- Anticuerpos monoclonales contra el CGRP. Estos medicamentos son altamente específicos y eficaces, y se encargan de bloquear directamente la actividad del CGRP. Tienen efectos duraderos, y se administran una o dos veces al mes. Hay 4 fármacos en este grupo: 3 subcutáneos (erenumab, galcanezumab, fremanezumab) y 1 endovenoso (eptinezumab). Los tres fármacos subcutáneos se los administra el propio paciente mediante un autoinyector. El fármaco endovenoso es de rápida acción, antes de las 24 horas.
Estos fármacos han demostrado una gran eficacia ya que reducen a la mitad el número de cefaleas al mes. También están indicados para pacientes que no han respondido a otros tratamientos preventivos orales y la toxina botulínica, así como en pacientes con uso excesivo de medicamentos.
En cuanto a los efectos secundarios, en el caso de los inyectables, pueden causar irritación en la piel, por lo que se recomienda tomar una foto de la reacción para que el equipo de salud la revise. Los pacientes con problemas cardiovasculares o digestivos (como el estreñimiento) deben usarlos con precaución. - Gepantes. Son otra opción para bloquear el CGRP, pero se toman por vía oral. Son útiles tanto para tratar ataques de migraña en el momento en que ocurren como para prevenir su aparición. Dentro del grupo, unos tienen indicación como tratamiento agudo de la migraña (ubrogepante, rimegepante, zavegepante) y otros como tratamiento preventivo (atogepante, rimegepante). En España están aprobados solo el atogepante como tratamiento preventivo de la migraña episódica y crónica, y el rimegepante como tratamiento agudo de los ataques de migraña y como preventivo en la migraña episódica.
Los efectos secundarios más comunes son leves, como náuseas o mareos, y han mostrado buenos resultados incluso en personas que no han respondido a otros tratamientos.
- Bloqueo nervioso. Los bloqueos anestésicos constituyen un recurso terapéutico para el manejo de distintos dolores de cabeza, de forma aislada o combinado con otros tratamientos. Los anestésicos locales actúan inhibiendo de forma reversible la producción y la conducción del estímulo de cualquier tipo de membrana excitable, especialmente en el tejido nervioso. En la práctica clínica, la técnica más difundida es el bloqueo del nervio occipital mayor (NOM).
Cada vez son mayores las evidencias científicas que apoyan el papel modulador de los nervios occipitales sobre las aferencias nociceptivas vehiculizadas por el trigémino. Al bloquear la llegada de impulsos nociceptivos por los primeros nervios cervicales, el bloqueo anestésico (BA) puede actuar sobre este complejo trigémino-cervical inhibiendo también la transmisión de las aferencias trigeminales.
Se utilizan en migraña, en cefaleas trigémino-autonómicas, en cefalea cervicogénica, postraumática y en diversas neuralgias: nervios occipitales (neuralgia de Arnold), supraorbitario, supratroclear, lagrimal, infratroclear, infraorbitario, nasla externo, aurículo-temporal.
Existe una cierta heterogenicidad en la aplicación de estas técnicas, por lo que en 2016 la Sociedad Española de Neurología editó la “Guía consenso sobre técnicas de infiltración anestésica de nervios pericraneales”.
Para aumentar la precisión del bloqueo, en aquellos casos en los que este haya sido eficaz, pero de corta duración y, por lo tanto, el dolor persista se utilizan otras técnicas: -
- Técnicas de radiofrecuencia. Consiste en la emisión de pequeñas descargas electromagnéticas que actúan en las terminaciones nerviosas periféricas a fin de que los nervios dejen de transmitir tanto dolor. Como efectos secundarios puede producir quemaduras en la piel, dolor o coagulación que, en general, mejoran con el tiempo.
- Ganglio esfenopalatino. Se realiza vía transnasal, mediante un dispositivo específico. El ganglio esfenopalatino es una pequeña agrupación de células nerviosas, la mayor fuera del cerebro, que se encuentra en la parte de atrás de la nariz. Está conectada al nervio trigémino que transmite sensaciones como el dolor y la temperatura desde la cara hasta el cerebro. Este ganglio tiene funciones relacionadas con la sensibilidad, y también con la respuesta del sistema nervioso que controla la calma y el estrés.
Para realizar este tratamiento no es necesario aplicar anestesia general ni llevar al quirófano al paciente.
- Neuroestimuladores no invasivos. Hay 4 aprovados por la Food and Drug Administration en Estados Unidos: Cefaly, Estimulador del Nervio Vago, Estimulación Magnética Transcraneal, Estimulador del Ganglio Esfenopalatino, aunque en España no están disponibles actualmente. Se desconoce exactamente su mecanismo de acción en el control de la cefalea. Han demostrado eficacia parcial en el tratamiento tanto del dolor agudo como preventivo, con buena tolerancia. Están diseñados para que se los aplique el propio paciente, y necesitan prescripción médica.
- Neuroestimuladores invasivos. Básicamente son dos, el del nervio occipital mayor y el del ganglio esfenopalatino. Por los problemas relacionados (migración del electrodo, necesidad de revisiones quirúrgicas, infecciones, parestesias intolerables) están indicados en casos de no responder a tratamientos anteriores y situaciones seleccionadas.
- Estimulación cerebral profunda. Consiste en la implantación del neuroestimulador en estructuras profundas del cerebro. Actualmente se han realizado intervenciones satisfactorias en pacientes con cefalea en racimos refractaria.
- Cirugía. En este caso la intervención se realiza para descomprimir el contacto entre el nervio y una arteria como causa de una neuralgia, neurotomías o sección del nervio afectado. Es importante realizar una correcta valoración riesgo-beneficio, por lo que la indicación de dichas técnicas se realiza tras estudio individual, específico e integral de cada paciente por equipo asistencial multidisciplinar.
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Publicado: 16 de mayo del 2018
Actualizado: 16 de mayo del 2018
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