La Universidad de Glasgow Caledonia, ha llevado a cabo un estudio donde se observa que practicar ejercicio físico de manera regular se asocia con un 31% menos de riesgo de contraer algún tipo de enfermedad infecciosa y un 37% menos de riesgo de mortalidad por este tipo de enfermedades. Los participantes en el estudio eran todos mayores de 18 años con diferentes condiciones, entre ellos: adultos sanos, personas con obesidad, adultos mayores de 60 años, personas con VIH, personas trasplantadas y pacientes con cáncer. Se excluyeron atletas e individuos muy entrenados, ya que no constituían una muestra representativa de la población general. También se eliminaron los estudios donde se evaluaba el efecto que tenía el deporte practicado de manera esporádica.
Los resultados mostraron que practicar ejercicio físico durante doce semanas incluyendo actividad aeróbica como caminar, correr o ir en bici, de tres a cinco veces a la semana, durante un promedio de 30 minutos con una intensidad de moderada a intensa, fortalece el sistema inmunitario. Se comprobó con un aumento de las concentraciones de algunas células del sistema inmunitario como los linfocitos T CD4 +, las immonuglobulines IgA, y una disminución de los niveles de neutrófilos.
La respuesta inmune
Cada una de estas células tiene una función concreta dentro de la respuesta inmunitaria, y los cambios en sus concentraciones tienen especial relevancia.
Las immonuglobulinas IgA salivares (SIgA), son anticuerpos producidos por los linfocitos B que actúan como antiinflamatorio. Tienen un papel importante en la protección contra patógenos invasores de áreas vulnerables como la cavidad oral, los pulmones y el intestino. El ejercicio físico regular aumenta las concentraciones de SIgA que permiten fortalecer la barrera mucosa contra los patógenos y la primera línea de defensa del cuerpo.
Los linfocitos CD4+ son un tipo de glóbulos blancos que ayudan a coordinar la respuesta inmunitaria. Maximizan las capacidades de defensa del sistema inmunitario (SI) y estimulan a células como los macrófagos y otros linfocitos a combatir la infección. El ejercicio físico regular conlleva un aumento en las concentraciones de CD4+ y por lo tanto se produce una respuesta más rápida contra una posible infección.
En cambio, el recuento de neutrófilos se vio disminuido. Estos son los glóbulos blancos más abundantes y los primeros que actúan en la depuración de patógenos cuando se produce una infección. Un recuento elevado de neutrófilos se asocia a la inflamación crónica. El ejercicio físico reduce los niveles de inflamación, lo que podría explicar la disminución en la concentración de estas células.
Los resultados obtenidos en el estudio sugieren considerar la elaboración de guías de salud pública con recomendaciones que promuevan la actividad física para reducir el impacto de futuros brotes, epidemias y pandemias. Estas guías o programas se pueden utilizar como complemento de las campañas de vacunación. Los datos demuestran el efecto beneficioso y la necesidad de practicar ejercicio físico de manera regular, es decir dos horas y media por semana de ejercicio moderado a intenso durante cinco meses, antes de la vacunación.
Así pues, se sabe que realizar deporte de manera regular incrementa la resistencia a las enfermedades infecciosas en la población general. Sin embargo, los mecanismos por los que la actividad física tiene influencia en el sistema inmunitario todavía no se conocen bien y son objeto de estudio, pero fácilmente podrían estar implicados diferentes condicionantes, tanto fisiológicos como psicológicos.