La aplicación de frío y calor es una terapia que puede ayudar a mejorar una lesión disminuyendo el dolor y promoviendo una mejor recuperación. No obstante, es importante aplicar uno u otro de forma adecuada ya que una mala aplicación puede tener efectos contraproducentes.
“Para responder a esta pregunta lo primero que tenemos que valorar es qué tipo de lesión tenemos y la gravedad de la misma”, explica Pere Palmada. La decisión de si aplicar frío o calor dependerá del tipo de lesión, de su gravedad y del tiempo transcurrido desde la misma. Además, estas terapias pueden complementarse con ejercicios o con la toma de analgésicos o antiinflamatorios. No obstante, estos últimos, además de ser recomendados por un profesional, también se recomendarán o no dependiendo de las características de la lesión.