Adaptación del entorno de una persona con Trastorno del Espectro Autista

Tiempo de lectura: 2 min
Familia compuesta por un padre, una madre y una niña

Familia. El nivel de adaptación que cada persona con TEA va a necesitar de su entorno depende de la sintomatología que presente y de la gravedad de estos síntomas. Así, los niños con autismo que no han desarrollado lenguaje, que tienen asociada una discapacidad intelectual y/o otros trastornos psiquiátricos, son niños que en general requieren una adaptación de su entorno muy significativa y que, con elevada probabilidad, la continuaran necesitando a lo largo de su vida. En cambio, muchas de las personas con autismo de alto funcionamiento y que no asocian otros trastornos psiquiátricos, pueden funcionar de forma adaptativa sin necesidad de muchas adaptaciones. En cualquier caso, las dificultades de comprensión social, de comunicación recíproca y la presencia de conductas repetitivas o rigidez, habitualmente, implica la necesidad de algunas adaptaciones en el entorno, aunque variables en su intensidad.

El entorno familiar es, quizás, el primero donde se hará evidente la necesidad de adaptaciones. Así, muchas familias de niños y niñas con autismo desarrollan estrategias diferentes de crianza con sus hijos/ashijos con TEA, así como reestructuraciones de horarios, actividades o, incluso, de los espacios físicos del hogar, en algunas ocasiones. La comprensión del trastorno por parte de los familiares, especialmente, por parte de los padres, es fundamental para lograr un funcionamiento familiar óptimo. En este sentido, son de especial interés los grupos para padres de pacientes con TEA. 

Colegio o escuela

Escuela. Las adaptaciones en la escuela son necesarias prácticamente en la totalidad de los niños/as y adolescentes con TEA. En los casos con sintomatología más severa, o cuando se asocian otros trastornos o discapacidad, el grado de adaptaciones es elevado y, en muchas ocasiones, se requiere la intervención de profesores especialistas en educación especial, ya sea en el entorno de la escuela ordinaria o bien, en escuelas de educación especial.

En los casos de los niños y adolescentes de funcionamiento más elevado, es frecuente la necesidad de ciertas adaptaciones en las metodologías de enseñanza por parte del profesorado, puesto que aún teniendo niveles intelectuales en la media o superiores, características como la rigidez, la literalidad o las dificultades de comprensión social impactan en el funcionamiento escolar de estos niños y adolescentes.

Por otro lado, muchas veces también se hacen necesarias medidas para facilitar la socialización con los compañeros o para reducir conductas disruptivas. Posteriormente, a medida que estos adolescentes con TEA van alcanzando la edad adulta, en general, buscaran entornos más acordes con sus intereses y sus puntos fuertes, hecho que puede facilitar una mayor adaptación tanto a nivel académico como laboral. 

Información documentada por:

Antonia Bretones Rodríguez
Rosa Calvo Escalona

Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 12 de diciembre del 2023

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