Tratamiento del Trastorno Bipolar

Tiempo de lectura: 7 min

El trastorno bipolar es una de las enfermedades psiquiátricas que cuenta con mayores recursos para su tratamiento.

Fármacos azules y verdes correctos

Fármacos. Se dispone de medicamentos que ayudan tanto a frenar las fases de euforia como a superar la fase de depresión. También hay sustancias que reducen la frecuencia e intensidad de las recaídas. Ninguno de estos fármacos es una droga ni crea dependencia.

Persona tocándole la espalda a otra, apoyo emocional

Apoyo psicológico. Permite afrontar con entereza las dificultades que comporta la enfermedad, aprender a reconocer los síntomas iniciales de una posible descompensación y a conocerse mejor.

Hombre corriendo; realizar ejercicio físico de forma regular

Hábitos alimentarios y de sueño. Se recomienda evitar en lo posible someterse a situaciones estresantes, o bien aprender estrategias para reducir su impacto y practicar algún tipo de deporte o ejercicio.

Pastillas para hormonoterapia

Nuevos tratamientos. Se está investigando sobre nuevos tratamientos para la enfermedad, tanto para Ia fase maníaca, para la que han aparecido nuevos fármacos con menos efectos secundarios, como para la fase depresiva. Por ejemplo, los denominados antipsicóticos atípicos han demostrado ser muy útiles para tratar las fases maníacas o depresivas (dependiendo del fármaco) y para la prevención de recaídas. Además, tienen menos efectos secundarios que los medicamentos más antiguos. Algunos fármacos que habían sido usados clásicamente como antiepilépticos (ácido valproico, lamotrigina, carbamazepina, oxcarbamazepina) han demostrado tener una muy buena eficacia para la prevención de recaídas tanto maníacas como depresivas del trastorno bipolar.

El Litio

El litio tiene un efecto preventivo sobre las recaídas. Aunque, el organismo tiene pequeñas cantidades de litio, en los pacientes con trastorno bipolar se ha de aumentar, no porque carezcan de este mineral, sino para reforzar los mecanismos reguladores del estado de ánimo y evitar situaciones de euforia o depresión.

El litio es una sustancia extremadamente simple, lo que se llama un elemento. Sin embargo, su utilización debe ser siempre controlada por el médico, dado que, a dosis altas, resulta tóxico. Por este motivo, quienes siguen tratamiento con litio deben realizarse análisis periódicos para controlar su concentración en Ia sangre.

El litio es uno de los tratamientos más efectivos y seguros, además de ser el único que ha demostrado reducir el riesgo de suicidio.

Mecanismos de acción del Litio

El litio ejerce su acción estabilizadora del ánimo a través de mecanismos químicos que corrigen  parte de las alteraciones subyacentes a la enfermedad. Cuando se ingiere litio, este se absorbe por el tubo digestivo sin necesidad de pasar por el hígado (y, por lo tanto, no comporta ningún riesgo de toxicidad hepática), pasa a la sangre y, de ahí, llega a las neuronas donde produce cambios en la producción de ciertas sustancias que van a regular de forma eficaz las alteraciones anímicas. El litio es uno de los tratamientos más efectivos y seguros en el trastorno bipolar, además de ser el único que ha demostrado reducir el riesgo de suicidio.

El control de las hormonas tiroideas

El tiroides es una glándula situada en el cuello que realiza varias funciones, entre ellas producir una hormona (hormona tiroidea) que se ocupa de regular el metabolismo del organismo. El trastorno bipolar por sí mismo se asocia con mayor frecuencia a alteraciones tiroideas, pero también el litio puede favorecer cambios en la función de este órgano. Por este motivo, es conveniente realizar análisis con regularidad para determinar si el tiroides funciona correctamente.

En pacientes que toman litio, este análisis debe hacerse al menos una vez al año. La alteración más común consiste en un hipotiroidismo subclínico, es decir, en una reducción de la capacidad del tiroides para producir hormona tiroidea, sin que se manifieste con síntomas o molestias físicas. El hipotiroidismo subclínico es fácil de tratar con suplementos orales de hormona tiroidea y necesariamente no obliga a retirar el litio.

El litio y sus potenciales interacciones con otros fármacos

El paciente con un tratamiento farmacológico con litio debe ser especialmente cuidadoso con los diuréticos (que se dan para algunas afecciones cardíacas, la hipertensión arterial y, en ocasiones,  para perder peso), los analgésicos e antiinflamatorios (incluyendo la aspirina) y otros fármacos. Se debe informar siempre al personal sanitario de que se toma litio antes de la prescripción de cualquier tratamiento y, especialmente, antes de someterse a una intervención quirúrgica. El litio es un fármaco seguro si se siguen correctamente las indicaciones para su uso.

Pastillas con rayas verdes y blancas

Antiepilépticos (o eutimizantes). Este grupo de fármacos se utiliza primordialmente durante la fase de mantenimiento para prevenir las recaídas y, en algunas circunstancias, en fases agudas maníacas (ácido valproico) y depresivas (lamotrigina).

La elección de uno u otro depende de la tendencia a recaer hacia uno u otro tipo de episodio, la experiencia con otros fármacos y del perfil de efectos adversos. Son fármacos, generalmente, bien tolerados, pero requieren que sus niveles sean, de forma rutinaria, medidos en sangre para asegurar que se encuentran en rango terapéutico. El riesgo de intoxicación es bastante más bajo que con el litio. Ciertas precauciones que hay que tener con algunos de ellos son las reacciones dermatológicas que, si bien excepcionales, requieren una inmediata consulta con el médico.

Pastillas azules, blancas y verdes

Los antipsicóticos típicos y atípicos. Son una familia de fármacos que han demostrado ser útiles en otra enfermedad, la esquizofrenia, y en la fase maníaca del trastorno bipolar (aunque algunos también son útiles para la depresión y la prevención de recaídas). Algunos pacientes parecen beneficiarse de un tratamiento de mantenimiento con alguno de estos fármacos, generalmente asociados a estabilizadores del ánimo (como el litio o algunos antiepilépticos).

En general, los antipsicóticos atípicos (como la clozapina, la risperidona, la olanzapina, la quetiapina, el amisulpride, la ziprasidona, la paliperidona, la asenapina o el aripiprazol) son mucho menos propensos que los antipsicóticos clásicos (haloperidol) de presentar efectos secundarios de tipo neurológico como, por ejemplo, el parkinsonismo, pero tampoco están exentos de efectos indeseables como sedación o aumento de peso. Algunos antipsicóticos, como la quetiapina, han demostrado también tener efectos antidepresivos y estabilizadores del estado de ánimo.

Pastillas redondas

Los antidepresivos. Como su nombre indica, este grupo de fármacos ejerce su efecto sobre neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo aumentando su disponibilidad en el cerebro (serotonina, noradrenalina, dopamina, etc).

Los antidepresivos se clasifican según al neurotransmisor al que afectan:

  • ISRS (fluoxetina, paroxetina, sertralina y otros) tienen un efecto sobre la serotonina.
  • ISRNS (venlafaxina, duloxetina, o desvenlafaxina) ejercen su efecto tanto sobre la serotonina como la noradrenalina.

Sin embargo, fuera de las fases depresivas, en el caso del trastorno bipolar, los neurotransmisores pueden ser perjudiciales porque pueden inclinar la balanza y el equilibrio del cerebro hacia un episodio maníaco. 

Como el trastorno bipolar requiere una predisposición natural de base genética, en principio los antidepresivos no causan manía a cualquier persona que los tome. Sin embargo, el tratamiento de una fase depresiva en un paciente bipolar con antidepresivos puede incrementar, en cierto grado, el riesgo de cambio hacia la manía, sobre todo si el paciente no sigue tratamiento con un estabilizador o un antipsicótico.

Por eso, en general, no se aconseja prescribir antidepresivos para fases depresivas leves o reactivas –las que siguen, por ejemplo, a una mala noticia o a un problema personal-, sino más bien reservarlos para las depresiones moderadas o graves, en las que las ventajas del tratamiento superan a los posibles inconvenientes o riesgos.

Tratamientos psicológicos

La psicoterapia, siempre que sea impartida por un especialista, pretende enseñar al paciente con trastorno bipolar a convivir mejor con su enfermedad, aceptarse mejor, regular correctamente sus horarios, detectar los síntomas de cada fase antes de que sea demasiado tarde para la prevención de recaídas y tratar determinados episodios –sobre todo fases depresivas-.

Hasta la fecha, hay distintos estudios que señalan la eficacia de la terapia cognitivo-conductual y la psicoeducación del paciente y de la familia en el abordaje de los trastornos bipolares, pero no existe evidencia alguna de que otros enfoques sean eficaces. Por otra parte, hay que subrayar que la psicoterapia debe ser siempre un complemento de la medicación y nunca sustituirla.

La terapia electroconvulsiva

La terapia electroconvulsiva (TEC), antiguamente denominada electrochoque, ha dejado de ser un recurso indiscriminado y éticamente cuestionable para convertirse, como han demostrado ciertos estudios, en una técnica segura y eficaz que, tal y como se practica hoy, con anestesia y corriente pulsátil, permite tratar casos graves o que no responden al tratamiento convencional de forma eficaz.

Este es el tratamiento de elección en pacientes embarazadas con trastorno bipolar. La TEC actúa como un antiepiléptico, que provoca una convulsión (que solo es visible en el electroencefalograma en el momento de aplicarla) y provoca un periodo refractario en el que se producen cambios en ciertos neurotransmisores cerebrales.

La fototerapia

La fototerapia es el tratamiento a través de la luz. Dicho así, suena muy natural, ecológico o, incluso, mágico. La realidad es que numerosos estudios han demostrado de forma científicamente rigurosa que la luz intensa provoca cambios emocionales significativos y puede tener un efecto terapéutico en personas que sufren el denominado “trastorno afectivo estacional”.

Este consiste en depresiones apáticas con la llegada del invierno y fases de hiperactividad/euforia moderadas en la época estival. Algunos pacientes con trastorno bipolar presentan esta forma específica de la enfermedad y pueden beneficiarse del tratamiento con unas lámparas especiales de luz blanca hiperintensa que deben utilizarse a diario, preferentemente por la mañana, durante la época de menor fotoperiodo (es decir, el invierno). Dicho tratamiento debe ser controlado por un psiquiatra.

Información documentada por:

Ana Isabel Martínez Arán
Diego Alberto Hidalgo Mazzei
Eduard Vieta Pascual
Mercè Comes Forastero

Publicado: 20 de marzo del 2018
Actualizado: 20 de marzo del 2018

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