Diagnóstico de las Enfermedades Musculares o Miopatías

Tiempo de lectura: 3 min
Carpeta con la historia clínica de un paciente

Historia familiar. Sirve para conocer el tipo de transmisión (forma autosómica recesiva, autosómica dominante o ligada al cromosoma X), teniendo en cuenta que existen casos de mutaciones esporádicas. 

Al margen de la historia familiar, es importante conocer la temporalidad y la progresión de la enfermedad (evolución aguda, subaguda o crónica), músculos afectados, relación con el ejercicio y afectación de otros órganos como la piel, el ojo, corazón, pulmón, articulaciones y sistema nervioso central. También es necesario conocer el posible consumo de drogas ilegales y la medicación habitual que sigue el paciente, sobre todo estatinas u otros fármacos con potencial toxicidad sobre el músculo, los cuales pueden producir toxicidad directa, causar alteraciones del sistema inmune o actuar como desencadenante de una enfermedad muscular que aún no había sido advertida.  

Médico levantando la pierna de un paciente estirado en la camilla

Exploración física. Está dirigida a buscar los principales signos musculares, pero también al resto de los órganos, ya que alguno de ellos puede participar de forma significativa en la enfermedad.  

Pruebas para diagnosticar las Enfermedades musculares o Miopatías

Tras valorar los antecedentes del paciente y de su familia y realizar el examen físico, es probable que se sospeche una miopatía, ya sea adquirida o hereditaria, por lo que se pueden realizar algunas pruebas complementarias como: 

diagnóstico:  analítica de sangre general para diagnóstico

Estudio de las enzimas musculares en sangre (CK, LDH y aldolasa). Son enzimas que se encuentran principalmente en los músculos esqueléticos y el corazón, y en cantidades menores en el cerebro. Es aconsejable que ante la presencia de valores elevados de las enzimas musculares se descarten probables causas esporádicas de estas alteraciones; por ejemplo, si el paciente realiza ejercicio físico intenso, presenta un traumatismo, le ha sido administrada una vacuna, etc. los días previos. En cualquier caso, siempre es prudente repetir los análisis a las 2-3 semanas para corroborar los resultados. 

Persona sentada a la que se le practica un electromiograma

Electromiograma. Es una prueba que se usa para estudiar el funcionamiento de los nervios (sistema nervioso periférico) y los músculos. La prueba consiste esencialmente en registrar mediante electrodos especiales las corrientes eléctricas que se forman en los nervios y músculos. También permite estudiar la unión neuromuscular. El electromiograma es una prueba segura, útil y sencilla de realizar, aunque un poco molesta.  

Aparato de Resonancia Magnética Nuclear o RMN

Resonancia magnética. Es una prueba de imagen útil para valorar todos los músculos del cuerpo en el caso de hacer una resonancia corporal total, o de los músculos de hombros y de cadera cuando se limita a esos grupos musculares. Permite valorar la presencia de inflamación y de atrofia muscular. También permite guiar la biopsia muscular y valorar un patrón característico de afectación en el contexto de algunas miopatías e incluso, en algunas situaciones, ayuda a valorar la respuesta al tratamiento. La prueba no es dolorosa y no implica radiación, a diferencia del TAC, pero tiene el inconveniente de su duración (a veces una hora o más), y la sensación de claustrofobia que experimentan algunas personas.

Persona haciéndose un análisis con una pelota en la mano o prueba de isquemia del antebrazo

Prueba de isquemia del antebrazo. Se trata de una prueba en la que se evalúa cómo el músculo es capaz de obtener energía a partir de la glucosa. Se coloca una vía venosa en el antebrazo y se le pide al paciente que realice ejercicio (apretar una pelotita con la mano) en situación de isquemia (con un manguito de presión), para luego medir de forma seriada los niveles de lactato y amonio, tras haber obtenido previamente una muestra en estado basal.

Torso con una jeringuilla donde se practica una biopsia de músculo o muscular

Biopsia de músculo y de músculo y nervio. Es un procedimiento invasivo, pero sencillo que se realiza en 20-30 minutos. Es una prueba que se utiliza para confirmar el diagnóstico de algunas enfermedades o para orientarlo y poderlo luego confirmar con el estudio genético. En el caso de la biopsia de nervio y músculo, en la mayoría de los casos, permite realizar el diagnóstico ante la sospecha de una vasculitis.  

Molécula o hélice de ADN

Estudios genéticos. En algunos casos estos estudios constituyen el primer eslabón diagnóstico, por ejemplo, ante la sospecha clínica de una distrofia de Duchenne, distrofia de Steinert o distrofia facioescapulohumeral, entre otras. Por el contrario, en algunas otras miopatías, los estudios genéticos son los últimos que se practican, tras haber descartado algunas enfermedades con la resonancia muscular y/o la biopsia muscular. 

Información documentada por:

Jose César Milisenda
Josep M. Grau Junyent
Sergio Prieto González

Publicado: 18 de noviembre del 2020
Actualizado: 18 de noviembre del 2020

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