Pruebas para diagnosticar la enfermedad de Tiroides

Tiempo de lectura: 7 min
diagnóstico:  analítica de sangre general para diagnóstico

Análisis de sangre. Las extracciones se pueden hacer a cualquier hora ya que las hormonas tiroideas y la hormona hipofisaria no tienen grandes variaciones a lo largo del día (variaciones circadianas) ni se modifican con la ingesta.  

Para determinar si la función del tiroides es normal se miden los niveles de hormona hipofisaria tirotropina (TSH) y hormonas tiroideas activas. Las hormonas tiroideas circulan por la sangre unidas, en parte, a proteínas como la albúmina o la globulina transportadora de hormonas tiroideas.  A nivel analítico interesa conocer la porción no unida a estas proteínas: tiroxina libre (T4L) y triiodotironina libre (T3L) ya que, en ciertas situaciones fisiológicas, como el embarazo o el uso de anticonceptivos, el nivel de proteínas en la sangre puede cambiar, pero sin alterar la función del tiroides.  

Ecografía cervical

Ecografía cervical. Es la técnica de referencia para el diagnóstico por imagen de las enfermedades tiroideas, especialmente para el estudio morfológico de los nódulos tiroideos. Es una técnica que emplea ultrasonidos (ondas de sonido de alta frecuencia). No es dolorosa, es segura, sin contraindicaciones. No precisa la interrupción de ningún tipo de medicación, no implica irradiación y proporciona una excelente información sobre la imagen de la glándula tiroidea (detecta nódulos de 1-3 mm) y, también, de los ganglios cervicales.  

Se utiliza especialmente para estudiar los nódulos tiroideos y caracterizarlos. La gran mayoría de los nódulos (90%) son de naturaleza benigna. La ecografía permite detectar en base a un sistema de clasificación de riesgo los nódulos sospechosos de ser malignos que requieren de examen citológico.  

La ecografía se utiliza también como guía para realizar las punciones con aguja fina (PAAF, el examen citológico) diagnósticas y en el tratamiento percutáneo de nódulos tiroideos como, por ejemplo, vaciar los nódulos tiroideos con contenido líquido (quistes), introducir sustancias que esclerosan el nódulo (alcohol) o para la disminución del tamaño de los nódulos tiroideos sintomáticos a través de la piel.  

Asimismo, la ecografía permite realizar el seguimiento de los nódulos tiroideos y del bocio, pero no aporta mucha información cuando el tiroides está aumentado de forma difusa y no es útil para valorar la función del tiroides. 

Gammagrafía tiroidea

Gammagrafía tiroidea. Es una prueba que se realiza en medicina nuclear y permite obtener la imagen de la funcionalidad del tiroides. Es especialmente útil en el estudio del hipertiroidismo.  

La semana previa a la prueba se debe evitar el exceso de yodo de fuente alimentaria (sal yodada, algas, mariscos, etc.) o suplementos nutricionales con yodo. Si se ha realizado un TAC con contraste yodado se debe posponer la prueba al menos un mes y se tiene que interrumpir el tratamiento con medicamentos que frenan la función tiroidea para permitir la acumulación del trazador en el tiroides durante la prueba. Se debe informar al equipo médico, pero no interrumpir la toma de amiodarona. 

Es una prueba de imagen que permite ver la funcionalidad del tiroides, si está inflamado y si todo el tiroides funciona de forma homogénea o de forma heterogénea, de modo que una parte trabaje menos o en exceso. Es de utilidad en el hipertiroidismo, pero no aporta información en caso de hipotiroidismo o función tiroidea normal.  

Se basa en el hecho de que el tiroides capta yodo o substancias similares al yodo de la sangre para fabricar hormonas tiroideas. De este modo, se administra un isotopo de yodo (I-123) o tecnecio pertecnetato (Tc-99) y, posteriormente, se hace una radiografía (con la ayuda de un dispositivo llamado gammacámara) en la cual se observan las zonas del tiroides que han captado el isotopo. Es una prueba corta, no genera claustrofobia y emplea irradiación.

El Tc-99 es un isotopo con mínima irradiación que no necesita medidas de precaución especiales. Fue la primera exploración que se utilizó en los estudios tiroideos, pero con el desarrollo de la ecografía su uso ha disminuido en las últimas décadas. 

Se utiliza para estudiar nódulos únicos o múltiples (bocio) de tiroides en el contexto de un hipertiroidismo y conocer su causa. Se utiliza también para el tratamiento del hipertiroidismo: en la enfermedad de Graves-Basedow, en los nódulos autónomos debido a la afinidad al Yodo-131, para el tratamiento del hipertiroidismo y para la reducción de tamaño de este nódulo.  

Punción-aspiración con aguja fina (PAAF) guiada por ecografía

Punción-aspiración con aguja fina (PAAF) guiada por ecografía. Es una prueba que permite obtener mediante punción del tiroides una muestra citológica de las células del tiroides para estudiarlas en el microscopio y determinar si son malignas o benignas. No es necesario estar en ayunas ni retirar la medicación antes de la prueba, salvo los antiagregantes y los anticoagulantes porque pueden subir el riesgo de sangrado y por ello se sustituyen con heparina. No suelen aparecer complicaciones que puedan impedir las actividades habituales después de la punción. Aun así, se recomienda no realizar ejercicio físico que implica contracción importante de la musculatura cervical el mismo día.  

Se realiza después de limpiar el cuello sin anestesia local. Se inserta a través de la piel una aguja fina y se extraen las células del nódulo tiroideo mediante aspiración de menos de un minuto. Puede ser necesario insertar la aguja en diferentes partes del nódulo, lo que implicaría entre 2 y 3 punciones en cada procedimiento. Después de la punción se puede notar un leve dolor local que mejora tras la toma de paracetamol o antiinflamatorios convencionales. 

En función de las características de las células analizadas, se establecen las siguientes categorías según el riesgo de malignidad: 

  • Benigno (hasta un 70% de las biopsias). El riesgo de malignidad en este grupo es usualmente muy bajo, menos del 3%. Estos nódulos generalmente si son asintomáticos y la función tiroidea es normal, se siguen con ecografías periódicas y analíticas.  
  • Maligno (un 3-7% de las biopsias). Tiene una probabilidad de 97-99% de ser cáncer. El tipo más común de cáncer de tiroides es el cáncer papilar de tiroides. Estos nódulos requieren cirugía (tiroidectomía). 
  • Sospechoso de malignidad (frecuencia variable). Significa que el patólogo no puede llegar a un diagnóstico definitivo de malignidad, pero el riesgo de cáncer es del 60-75%. El tratamiento habitual es la cirugía. 
  • Atipia de significado incierto o lesión folicular de significado indeterminado. Tiene un riesgo de malignidad del 5-15%. Las células tienen unas características especiales que no permiten saber si son benignos o malignos. Es necesario repetir la punción y/o realizar pruebas moleculares y genéticas. 
  • Neoplasma folicular. Esta categoría tiene un riesgo de malignidad del 15-30%. Por el aspecto de las células es difícil saber si este nódulo es una condición benigna, llamada adenoma folicular, o un nódulo maligno, carcinoma folicular. En general, se suele indicar la extirpación de la mitad afectada del tiroides a través de cirugía para diagnóstico y tratamiento. 
  • No-diagnóstica (en 20% de las biopsias). Esta categoría representa las muestras en las cuales no hay suficientes células para hacer un diagnóstico. A pesar de haber realizado correctamente la punción, a veces la muestra no tiene suficientes células de tiroides para permitir un diagnóstico correcto o tiene demasiada sangre o solo líquido del quiste. En estos casos, la punción se repite según la valoración del equipo médico. Si la citología vuelve a ser no diagnóstica, se considera la cirugía en función de la historia clínica y los detalles ecográficos del nódulo.  
Aparato de Resonancia Magnética Nuclear o RMN

Tomografía axial computarizada (TAC) cervical y torácica. Es menos específica para las enfermedades tiroideas. Se utiliza para determinar los límites del tiroides en los bocios grandes o cuando se sospecha que el tiroides se encuentra situado más abajo, detrás del esternón, en el tórax. También permite ver si el tiroides ha crecido hacia posterior, detrás del esófago o hacia inferior, detrás del esternón. Es una prueba corta, no genera claustrofobia y emplea irradiación. No se suele usar contraste, por lo que no existen reacciones adversas. 

Aparato de Resonancia Magnética Nuclear o RMN

Resonancia magnética. No se suele utilizar para el estudio de los nódulos benignos de tiroides o para el bocio. Tiene especial utilidad en el caso de cáncer de tiroides para valorar la infiltración de las estructuras locales, ya que tiene una mejor resolución que las imágenes de TAC

Información documentada por:

Felicia Alexandra Hanzu
Mireia Mora Porta

Publicado: 31 de mayo del 2021
Actualizado: 31 de mayo del 2021

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