Factores de riesgo de Cáncer de Piel
Se denomina factor de riesgo a cualquier característica personal o hábito, factor hereditario o exposición al medio ambiente que incrementa la probabilidad de desarrollar una enfermedad.
Los factores principales de riesgo del cáncer de piel son:
Tipo de piel. Las personas de piel clara tienen un mayor riesgo que las de piel más oscura. En el caso de personas con pieles claras y cabello rubio o pelirrojo, el riesgo es unas cuatro veces mayor que en las personas de raza blanca con piel más oscura y cabello oscuro. Esto se debe a que las personas de piel oscura producen una melanina de mayor calidad (eumelanina) encargada de dar la tonalidad oscura a la piel y al cabello. Además, protege la piel contra la radiación ultravioleta. La población de piel blanca es 20 veces más propensa a desarrollar cáncer de piel que la población de piel negra. Sin embargo, es importante señalar que el melanoma afecta a personas de todas las razas.
Exposición a la radiación ultravioleta (UV). La exposición frecuente e intensa a la radiación UV, ya sea del sol o de tipo artificial (lámparas de rayos UVA) es el factor principal de riesgo ambiental para el cáncer de piel. Se ha demostrado que las quemaduras solares repetidas y graves (quemaduras solares que producen ampollas), especialmente en la infancia, aumentan el riesgo de sufrir un cáncer de piel. Las personas que tienen la piel clara y se queman con facilidad o las que tienen muchas pecas, deben ser especialmente cuidadosas con el sol. En general, la exposición intermitente a la luz solar intensa, por ejemplo durante el verano, está asociada con el desarrollo del cáncer de piel, aunque algunos melanomas también se relacionan con la exposición continua al sol durante todo el año, por ejemplo en los trabajadores al aire libre.
Historial personal/familiar. El riesgo de desarrollar melanoma se incrementa de manera significativa si hay antecedentes en uno o más familiares de primer grado (padre, hermano o hermana, o hijo). Aproximadamente el 10% de todas las personas con melanoma tienen un historial familiar.
Mutaciones genéticas. Las mutaciones genéticas en las células de la piel pueden inducir un descontrol de las funciones de crecimiento y ocasionar un cáncer de piel. Algunas de estas células alteradas, pueden permanecer silentes sin crecer durante años. Por este motivo, se dice que la piel tiene memoria y que las quemaduras pueden causar un cáncer de piel años después de producirse.
Sistema inmunitario. La inmunidad juega un papel muy importante en el control y eliminación de las células alteradas de manera genética. Así, cuando la función inmunitaria disminuye, hay mayor riesgo de desarrollar un cáncer cutáneo, especialmente si ya existen alteraciones en la piel acumuladas por el daño solar a lo largo de los años.
Lunares. Las personas con un número elevado de lunares tienen 7-10 veces más riesgo de desarrollar un melanoma. Los lunares son manchas de color, que pueden tener el color de la piel normal, rosado o marrón oscuro. El término médico para un lunar es nevo melanocítico (nevos plural).
La probabilidad de quemadura en la piel o de bronceado se basa en el tipo de piel y la cantidad de exposición de rayos ultravioleta (UV) que recibe. Los dermatólogos clasifican el tipo de piel en seis subgrupos, en función de cómo la piel reacciona a los rayos UV.
Estos subgrupos se conocen como "tipos de fotos Fitzpatrick", en honor al médico que realizó esta clasificación. La mayoría de los caucásicos son de tipo 2 o tipo 3. Las personas con los tipos de piel 1 y 2 tienen mayor riesgo.
- Tipo 1. Piel muy blanca con el pelo rojo o rubio, ojos claros y con presencia de numerosas pecas. Siempre se quema y nunca se broncea. Son las más sensibles a la exposición al sol (personas de piel clara del norte de Europa).
- Tipo 2. Piel blanca clara con el pelo rojo o rubio y ojos azules, verdes o castaños. Suele quemarse y se broncea con dificultad.
- Tipo 3. Piel característica del europeo en la que no predomina un color de ojos. Algunas veces se quema y se broncea de manera gradual.
- Tipo 4. Piel morena clara que raras veces se quema y se broncea con facilidad. La mayoría de los hispanos, los asiáticos y la población de Oriente Medio son de tipo 4 o 5.
- Tipo 5. Piel morena oscura. Rara vez se quema y se broncea con mucha facilidad. Es característica de las personas con herencia étnica índia y algunos africanos.
- Tipo 6. Piel negra. Aunque en apariencia las personas con este tipo de piel nunca se queman, corren el mismo riesgo que el resto por una exposición excesiva al sol.
El sol proporciona a la Tierra la energía necesaria para la vida y es el principal factor que determina el clima y el tiempo del planeta. El sol no solo envía luz visible a la Tierra, sino que también emite radiación invisible que a dosis altas puede tener un impacto negativo en la salud.
La radiación solar está formada por una amplia variedad de rayos: algunos quedan bloqueados por la capa de ozono y otros alcanzan la capa terrestre.
La radiación que llega a la Tierra consiste en rayos visibles, rayos infrarrojos (IR) y rayos ultravioleta (UV). La radiación UV se divide a su vez entre los rayos UVA, UVB y UVC, en función de su longitud de onda. Los rayos UVC también son bloqueados por la capa de ozono.
La intensidad de la radiación solar depende de diversos factores como la época del año, la hora del día, la latitud, la altitud, los reflejos de la superficie terrestre y las condiciones meteorológicas.
Altura del sol. Cuanto más alto está el sol, más intensa es la radiación UV. Así, la intensidad de la radiación varía según la hora del día y la época del año. Salvo en zonas tropicales, la mayor intensidad de radiación UV se produce cuando el sol alcanza su máxima altura, alrededor del mediodía solar durante los meses de verano.
Latitud. Cuanto más cerca del ecuador, más intensa es la radiación UV.
Altitud. A mayor altitud, la atmósfera es más delgada y absorbe una menor proporción de radiación UV. La radiación UV aumenta en un 4% por cada 300 metros de incremento de la altitud.
Nubosidad. La radiación es máxima sin nubes, pero puede ser alta incluso con nubes. Más del 90% de la radiación puede atravesar las nubes poco densas.
Ozono. El ozono absorbe parte de la radiación UV que puede alcanzar la superficie terrestre. La concentración de ozono varía a lo largo del año e incluso del día.
Reflexión superficies. Diferentes tipos de superficies reflejan o dispersan la radiación UV en diversa medida. La nieve reciente puede reflejar hasta un 80% de la radiación, la arena seca de la playa alrededor de un 15% y la espuma del agua del mar, alrededor de un 25%.
Los rayos UVA pueden provocar daños, como el envejecimiento o el cáncer de piel, mientras que los rayos UVB son la principal causa de las quemaduras solares. A la superficie de la Tierra llegan aproximadamente 10 veces más rayos UVA que rayos UVB. Los rayos UVC son absorbidos por la atmósfera de la Tierra y no afectan a la piel.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
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