Una sopa de virus

No especialmente. Llevamos tres años con medidas preventivas y restricciones por la COVID. Esta situación especial ha distorsionado el panorama viral “normal”. Ahora parece que volvemos a una cierta “normalidad”, aunque desajustada en el tiempo. La gripe, por ejemplo, se ha adelantado unas semanas a lo que suele ser habitual.  

Probablemente no. Las tres infecciones mencionadas (VRS, COVID y gripe) parece que se presentarán de forma sucesiva, pero no coincidirán en sus respectivos picos epidémicos. Es poco probable que nos infectemos a la vez por dos de estos virus.  

Se ha superado ya el pico de casos de bronquiolitis. Los casos han sobrecargado la atención primaria y los servicios de pediatría. Afortunadamente vamos de baja. 

Los casos de gripe han aumentado mucho y rápidamente. Las previsiones sitúan el pico de esta epidemia estacional de gripe alrededor de Navidad o fin de año. Una epidemia de gripe supone muchas consultas a los CAP, bajas laborales e ingresos hospitalarios. Estos ingresos, que sobrecargan los hospitales, se dan especialmente en personas de más de 60 años y con enfermedades de base que pueden descompensarse (sobre todo cardiacas o respiratorias). La epidemia crecerá estas próximas semanas.

La mejor prevención de la gripe, especialmente de sus complicaciones y de los casos graves, es la vacunación antigripal de los grupos de riesgo y del personal sanitario. La vacuna tiene este año buena correlación con los virus circulantes. Se espera que sea efectiva y evite complicaciones, ingresos y muertes por gripe. Es una vacuna segura y no puede causar la gripe. 

No. Hemos superado la fase más grave y crítica de la misma, pero seguimos con COVID. Todavía hay casos, también hay más reinfecciones y más consultas e ingresos (debido a las subvariantes dominantes ahora), pero pocos de ellos graves. Es posible que los casos de COVID aumenten más a partir de principios de 2023.  

La superación de la fase crítica de la pandemia es consecuencia del efecto protector de la vacunación y de las infecciones previas. Hemos construido entre todos un muro de inmunidad muy bueno para reducir la gravedad de la enfermedad. Pero hay ciertas diferencias entre nosotros. 

Para la población de mayor riesgo (personas de más de 60 años, personas con enfermedades crónicas, mujeres embarazadas) y para el personal sanitario, la segunda dosis de refuerzo con la vacuna actualizada bivalente es útil para aumentar, transitoriamente, los anticuerpos neutralizantes y reforzar la inmunidad. Recibir esta segunda dosis supone menos riesgo de contagio, menos riesgo de ingreso en el hospital y menos riesgo de presentar formas graves de la COVID. Es una vacuna segura y efectiva. 

Hay que tratar que esta sopa de virus no nos complique la vida en Navidad ni en los meses siguientes. Quedarse en casa si tenemos síntomas, consultar al médico si existen factores de riesgo, vacunarse (tanto frente a la gripe como a la COVID, estamos aún a tiempo), emplear mascarillas en espacios cerrados o con aglomeraciones, ventilar lo mejor posible y reforzar nuestro sistema sanitario, que está ya ahora muy sobrecargado. No es una buena idea regalar virus por Navidad.