El autismo forma parte de los trastornos del neurodesarrollo y, como todos éstos, se ha considerado durante mucho tiempo un trastorno que tiene mayor prevalencia en el sexo masculino. En diferentes estudios de investigación, sin embargo, se ha visto que las mujeres pueden tener diferencias en la expresión de los síntomas en comparación con los hombres. Por tanto, en muchos casos las mujeres no siguen el perfil masculino típico del trastorno y esto puede afectar negativamente a su identificación y diagnóstico.
Algunos de estos síntomas más característicos son: dificultades para interpretar las expresiones faciales, dificultades para regular las emociones, conductas repetitivas como el movimiento de manos o el balanceo, interés muy intenso por un tema concreto, etc. Sin embargo, las mujeres, dentro del espectro autista, tienen un perfil diferente con presentaciones a menudo más sutiles y un mayor número de trastornos mentales asociados, como la ansiedad o la depresión. Esto hace que su diagnóstico tarde mucho más en producirse, lo que resulta en un menor acceso a intervenciones y soporte. La causa de estas diferencias se cree tanto social como biológica.
Tipo de Autismo
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición muy heterogénea. Por ejemplo, puede afectar a las habilidades cognitivas de forma muy diferente: desde la discapacidad intelectual hasta la superdotación. Además, a menudo se acompaña de problemas de salud mental como la epilepsia, los trastornos de la alimentación, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la ansiedad y la depresión. Estos trastornos asociados también pueden influir en las presentaciones del autismo. Esto dificulta aún más su diagnóstico. Algunas de las diferencias más notorias entre las presentaciones del autismo son:
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Hasta un 40% de las personas con TEA tienen una capacidad intelectual media o superior a la media (es decir, no presenta ningún grado de discapacidad intelectual).
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Otras personas con autismo, tienen una discapacidad muy significativa y no son capaces de vivir de forma independiente.
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Muchas personas con TEA tienen habilidades excepcionales en el ámbito visual, la música y algunas habilidades académicas (como el cálculo).
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Alrededor de un tercio de las personas con TEA son no verbales, es decir, no hablan, pero pueden aprender a comunicarse a través de otros medios.
El diagnóstico del autismo: todavía un gran reto
El hecho de que este trastorno está definido por el comportamiento y no puede confirmarse a través de biomarcadores (moléculas concretas que se puedan detectar, por ejemplo, en una analítica) crea grandes retos a la hora de diagnosticar y proporcionar un tratamiento. A esa dificultad se le añade la amplia variación en la expresión de los síntomas. Esto da lugar a un menor acceso a los servicios de apoyo de las personas con presentaciones de autismo menos prototípicas, especialmente las mujeres.
Es importante investigar el autismo y proporcionar mejores herramientas de evaluación psicológica a la hora de diagnosticar a las mujeres. Especialmente a aquellas que tienen problemas sociales y presentan condiciones de salud mental complejas (por ejemplo, TDAH, depresión). Expertos en este ámbito recomendamos que los profesionales tengan un mayor índice de sospecha de TEA en mujeres. Un diagnóstico preciso en estos casos aumentaría el acceso a los tratamientos y aliviaría la carga personal y social del autismo sobre todo en las mujeres.