Los miembros del Servicio de Neumología y Alergia Respiratoria del Hospital Clínic de Barcelona, han llevado a cabo un estudio donde se destaca la importancia de las Unidades de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCIRs) durante la pandemia COVID-19. El objetivo era aliviar las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) con gran demanda de camas por el volumen de pacientes que requerían ser atendidos con urgencia, con cuadros de insuficiencia respiratoria aguda. Se pretendía reducir la estancia de los pacientes en las UCI y su mortalidad, también minimizar el riesgo de que el virus se propagara entre el personal médico.
El Hospital Clínic, que cuenta con 850 camas hospitalarias y 44 de UCI de diferentes especialidades médicas y quirúrgicas, tuvo que transformar y rediseñar dos salas convencionales (A y B), para convertirlas en UCIRs y dedicarlas exclusivamente a pacientes críticos para COVID-19. La sala A con 16 camas y la B con 10. Cada habitación constaba de baño individual, una ventana para controlar a los pacientes, suministro de oxígeno y de aire, un electrocardiógrafo, una máquina portátil de ultrasonidos, Ventilación Mecánica No Invasiva (VNI), Cánula Nasal de Alto Flujo (CNAF) y Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
Siguiendo las recomendaciones internacionales se garantizó que cada unidad dispusiera al menos de un neumólogo y de una enfermera experta en críticos. Por lo tanto, en cada sala había un equipo formado por neumólogos, médicos de otras especialidades, enfermeras y fisioterapeutas. Respecto a la medicación, como todavía no se disponía de suficiente evidencia científica, en su mayoría se prescribió según recomendación: hidroxicloroquina, y corticosteroides sistémicos (para reducir la inflamación y el dolor). Además, del total de pacientes ingresados en las UCIRs, 33 requirieron tratamiento con Cánula Nasal de Alto Flujo (CNAF), 15 ventilación mecánica, y a 42 se les practicó una traqueotomía. En el 74% de estos últimos, se les terminó retirando la cánula.
Se admitieron un total de 2.238 pacientes en el Hospital con infección por COVID-19 confirmados por PCR. De estos, 475 requirieron ingreso en las UCI, y 106 fueron admitidos a las UCIRs. La mayoría de los pacientes que se recibían tenían una edad aproximada de sesenta y seis años y el 72% eran hombres con otras enfermedades crónicas (comorbilidades). Por orden de prevalencia del 54% presentaba hipertensión arterial sistémica, seguido de dislipidemia (alteración del nivel de lípidos en sangre), y enfermedades cardiovasculares. La duración de la estancia aproximada en estas unidades fue de siete días. Las UCIRs permitieron una exitosa recuperación de muchos pacientes, ya que el 70% de los ingresados en las UCIRs fueron trasladados posteriormente a salas COVID-19. El 16%, que no mejoraba, fue conducido a las UCIs, y desafortunadamente un 13% de los pacientes murieron durante su ingreso a la UCIR.
Los resultados demuestran que las UCIRs son una alternativa viable para incrementar la disponibilidad de camas de UCI y mantener una asistencia médica de calidad. Las UCIRs constituyen un recurso valioso para hospitales grandes o pequeños, también para ser implementadas en centros hospitalarios donde aún no estén habilitadas. Los resultados de este estudio han evidenciado la importancia de las UICRs en esta crisis sanitaria y permiten considerar cambios organizativos en el sistema sanitario, con el fin de gestionar la actual y futuras pandemias.