El virus del Marburgo es un filovirus, muy similar al ébola, que provoca fiebres hemorrágicas que pueden ser graves y en algunos casos causar la muerte del paciente que se infecta. Se transmite por el contacto entre personas. Hasta ahora no ha habido ningún caso fuera de África y el brote que se ha detectado se ha producido en una zona remota y fronteriza entre Gabón y Camerún. Por el momento se conoce poco en lo referente al número de casos y de cómo está evolucionando la enfermedad, sólo se sabe que hay 16 contactos ingresados en hospitales y 9 personas han muerto. Sin embargo, se está dando una respuesta muy rápida y contundente, y los equipos gubernamentales están elaborando los protocolos para que todos los centros sepan cómo actuar si se diera un caso en su país. Se controlan los vuelos que llegan, las personas que puedan estar enfermas y los hospitales como el Clínic estamos atentos por si recibimos un potencial paciente.
El huésped natural del virus se cree que es el murciélago de la fruta y de hecho se están estudiando los movimientos migratorios de estos animales para ver hacia dónde podría extenderse la enfermedad. También pueden transmitir el Marburgo otros animales como el mono verde. Durante 1967 hubo casos en Europa fruto de la experimentación en el laboratorio con estos animales. A partir de estas especies, el virus puede transmitirse a los humanos. Cuando la persona se infecta y tiene síntomas puede propagar la enfermedad a otras personas mediante el contacto directo de su piel lesionada o las mucosas, y secreciones como sangre o líquidos corporales. Tanto el Marburgo como el Ébola pueden transmitirse por vía sexual incluso meses después de que la persona infectada se haya curado. También puede transmitirse el virus por contacto indirecto de superficies y ropa contaminadas como ropa de cama y equipos médicos de personas con síntomas.
El virus tiene un período de incubación de 28 días y se inicia con unos síntomas que dificultan distinguir de qué enfermedad se trata; provoca fiebre y malestar general como la malaria u otras enfermedades. Pasados unos días, se producen hemorragias sobre todo gastrointestinales, síntoma típico del Marburgo. Además, el mayor problema es la gran pérdida de líquidos que sufre el paciente. En las UCI de los hospitales de los países con renta alta es sencillo ajustar este balance de líquidos, pero en las zonas rurales y de renta baja, que es donde afecta la enfermedad, es mucho más complicado y, por tanto, es más probable que la enfermedad se complique. Hasta ahora se ha demostrado que la rehidratación y tratamiento precoz de los síntomas reducen la mortalidad.
Aún no existe ningún tratamiento aprobado, pero hay vacunas que han sido exitosas en modelos animales y que podrían usarse en humanos en fase experimental. También se podrían probar algunos fármacos similares a los utilizados contra el SARS-CoV-2, como el Remdesivir, pero deben realizarse estudios para ver si también pueden funcionar para el virus del Marburgo.
El primer caso de Marburgo se detectó en Uganda en 1967 con 24 casos y provocó una mortalidad del 20%. Se registraron casos del virus en Fráncfort (Alemania) y Belgrado (Serbia), asociados a la experimentación en el laboratorio con monos verdes africanos importados de Uganda. Más tarde fueron apareciendo brotes más pequeños, hasta que se produjeron los mayores en la República Democrática del Congo en 1998, con 154 personas infectadas y causando un 83% de mortalidad, y 7 años más tarde en Angola con 250 pacientes y generando un 90% de mortalidad. Desde entonces ha habido casos esporádicos.
Se calcula que el primer contagio podría haberse dado este enero, pero todos los brotes del Marburgo han sido limitados en comparación con el Ébola, que generó en 2014 el brote más extenso y complejo desde que se descubrió el virus en 1976. Con cualquier virus, para asegurar que no hay casos secundarios deben haber pasado 4 semanas desde que se detecta un caso, y 42 días para declarar el brote controlado. Aún no se conoce bien el número de casos, pero se está actuando rápidamente. Que afecte a una zona rural implica que es una zona aislada y con menos gente, y por tanto es positivo en cuanto al número de contagios. Además, en África se están realizando restricciones de movimiento. Hay más de 4000 personas en cuarentena, y a una veintena se les está haciendo un seguimiento por ser contacto estrecho con personas infectadas.
Hay que esperar cómo evoluciona el virus, pero por ahora no debe ser motivo de alarma; además, la pandemia de la COVID ha dejado un aprendizaje; una mejor capacidad de respuesta y gestión de las situaciones epidémicas presentes y futuras.