Un estudio publicado en la revista Acta Neurologica Scandinavica y liderado por la Unidad de epilepsia del Hospital Clínic, coordinada por la Dra. Mar Carreño, ha analizado los efectos que supusieron las semanas más duras del confinamiento por la COVID-19 en los pacientes con epilepsia. El estudio analiza varios indicadores en este colectivo de pacientes entre el 15 de marzo y el 25 de mayo de 2020. Por ejemplo, la frecuencia de las crisis, calidad del sueño o el estado de ánimo.
La encuesta se envió a 627 pacientes del Clínic con epilepsia, de los que se incluyeron 312 que respondieron a todas las preguntas. Los datos analizados correspondían mayoritariamente a mujeres entre 30 i 50 años. El 45% de los casos hacía más de 20 años que habían sido diagnosticados. La mitad de los pacientes tomaron 2 0 3 medicamentos para evitar las crisis, el resto tomaban más de 3. El 16% tuvieron convulsiones mensuales a pesar de sus medicamentos, y el 29% declaró tener alguna afectación cognitiva o motora.
El estudio demuestra que la mayoría de pacientes (56%) afirmaron que la frecuencia de sus crisis había sido igual que antes del confinamiento, pero el 25,8% tuvieron más. Sin embargo, el 72% consideraron que la gravedad de las crisis y la duración fueron similares a la época antes de la COVID-19. Solo el 13,4% consideraron que las crisis que sufrieron eran más prolongadas o más graves.
El estudio también recoge las opiniones de los pacientes sobre el estado de ánimo, en concreto los síntomas de ansiedad o depresión, y los trastornos de comportamiento (irritabilidad y mal humor) durante las semanas más duras de confinamiento.
Casi la mitad, informó haberse sentido más ansioso o deprimido de los que es habitual y otro 25% manifestó un aumento de irritabilidad o mal humor.
En cuanto al sueño, el 43,27% de los encuestados admitió tener dificultades a la hora de dormir. Los problemas de sueño también se asociaron con una mayor frecuencia de las crisis.
La mayoría de los pacientes, un 78%, necesitaban contactar en algún momento con su neurólogo o neuróloga o con el equipo de enfermería de epilepsia. La gran mayoría, el 70% informó que no tuvo ninguna dificultad para contactar y otro 9% informó que les costó más tiempo del habitual, pero finalmente fueron capaces para discutir su problema.
Durante las semanas más duras de confinamiento, la mayoría de los pacientes declararon tomarse su medicación con regularidad, probablemente porque se tenían que quedar en casa y se pudieron centrar en su salud y ser supervisados por otros miembros de la familia. También tuvieron menos opciones de exponerse a factores desencadenantes de crisis como el consumo de alcohol o la privación del sueño por salidas nocturnas. El estudio también pone de manifiesto que la Unidad de epilepsia pudo hacer todas las visitas de seguimiento a través de la visita telemática y que estas estuvieron bien acogidas por la mayoría de pacientes.
Información documentada por: Dra. Mar Carreño, Jefa de la Unidad de Epilepsia del Hospital Clínic de Barcelona