El estreñimiento afecta a 1 de cada 4 personas a lo largo de su vida y es un problema de salud muy frecuente a cualquier edad, más común en mujeres que en varones. Normalmente se produce de forma puntual pero en algún caso puede convertirse en crónico. El estreñimiento se caracteriza porque existe una alteración en el número de deposiciones que realiza la persona, la consistencia o forma, el esfuerzo y la satisfacción después de la defecación. Es decir, hay estreñimiento cuando se realiza esfuerzo por defecar, las heces son duras, hay una sensación de evacuación incompleta después de la deposición, hay sensación de obstrucción, se realizan menos de tres deposiciones a la semana y se necesita ayuda manual para evacuar.
Puede que una persona tenga el tránsito intestinal lento y esto le provoque estreñimiento, pero también hay situaciones en las que el tránsito intestinal es normal y, sin embargo, la persona presenta estreñimiento. En estos casos, algunas de las causas que puede haber detrás son episodios de estrés o ansiedad. Por otra parte, el estreñimiento puede ser un signo de alguna enfermedad o reacción adversa a algún medicamento. Algunas de las enfermedades que pueden causar estreñimiento son la enfermedad inflamatoria intestinal, la diabetes, el hipertiroidismo, la enfermedad renal crónica, algunos tipos de cáncer, Parkinson, Esclerosis Múltiple, entre otros. Por eso, es importante observar la frecuencia y consistencia de las deposiciones y estar alerta si se produce algún cambio importante. Además, puede ser muy útil conocer cuáles son los signos de alarma por los que debe consultarse al médico si se presentan junto con el estreñimiento.
- Cambio repentino en el ritmo deposicional habitual (durante un tiempo superior a 6 semanas) en personas mayores de 50 años.
- Presencia de sangre en las heces.
- Anemia o falta de hierro.
- Pérdida de peso involuntaria.
- Historia familiar de cáncer de colon y recto o enfermedad inflamatoria intestinal.
- Masa abdominal o rectal palpables.
"Las medidas no farmacológicas son siempre el primer paso en un abordaje terapéutico y son cambios en el estilo de vida", comenta la Dra. Sabela Carballal, gastroenteróloga del Hospital Clínic, y añade que para mejorar los síntomas se recomienda:
- Beber agua.
- Realizar ejercicio físico.
- Seguir una rica dieta saludable en frutas y verduras.
- Evitar el uso de laxantes si no es por prescripción médica.
- Adoptar un horario para la defecación.
Si no hay mejora debe recurrirse al tratamiento farmacológico siempre prescrito por un profesional sanitario. Por ejemplo, los laxantes, fármacos que se toman vía oral. Los enemas, que se prescriben a los pacientes que no responden a los laxantes orales, o también existe el Biofeedback, que consiste en un método de aprendizaje o rehabilitación para que el paciente relaje los músculos del suelo pélvico durante la defecación. Es importante poner solución a los problemas de estreñimiento porque, a menudo, cuando se prolonga en el tiempo se pueden derivar otros problemas como las hemorroides o las fisuras en el ano.
Así pues, llevar un estilo de vida saludable siguiendo una alimentación sana y una rutina de ejercicio físico semanal puede mejorar la salud intestinal y el estreñimiento. También se recomienda prestar atención al ritmo deposicional porque si los síntomas persisten es aconsejable consultar al profesional sanitario para descartar que sea signo de alguna enfermedad.