Un reciente estudio desarrollado en Corea, en el que participaron 116 mujeres premenopáusicas de entre 30 y 40 años, demostró que el consumo de soja tiene un efecto beneficioso en la masa ósea. Este alimento también puede mejorar la salud metabólica de mujeres después de la menopausia, sin embargo, es un tema controvertido por el efecto que pueden tener los fitoestrógenos en el organismo.
¿Por qué su consumo genera controversia?
La soja contiene fitoestrógenos (o isoflavonas), unas sustancias químicas vegetales que tienen una estructura similar a los estrógenos, hormonas sexuales producidas por los ovarios y la placenta durante el embarazo. Algunos tipos de cáncer de mama como el ER+ o el HR+ utilizan receptores de estrógenos para crecer y diseminarse, y se pensó que los fitoestrógenos podían aumentar este riesgo. Las isoflavonas se clasificaban como disruptores endocrinos, sustancias que interaccionan con la acción hormonal normal, pero la EFSA (la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, por sus siglas en inglés) no considera que lo sean, de hecho, existen numerosos datos que apoyan que no lo son.
El consumo de esta leguminosa también generó preocupación entre los equipos médicos de pacientes que estaban en tratamiento por el cáncer de mama con el fármaco tamoxifeno porque tanto estudios in vivo como in vitro habían sugerido que las isoflavonas que contiene podían interactuar con este medicamento. Estudios realizados en ratas han observado resultados contradictorios en relación a si las isoflavonas pueden estimular el crecimiento de células cancerosas de mama in vitro. Hay investigaciones a favor del consumo de este alimento, como un estudio desarrollado en EE.UU. y China con 9.500 mujeres que habían sobrevivido al cáncer de mama. Se observó que el consumo de 10 mg de isoflavonas al día se asociaba a un menor riesgo de recurrencia.
¿Qué efectos beneficiosos tiene en mujeres después de la menopausia?
Muchas mujeres después de la menopausia desarrollan obesidad debido a la edad o a la disminución de actividad física. Los estrógenos incrementan la oxidación de la grasa en el músculo esquelético e inhiben la formación de grasa en el hígado. Por tanto, un déficit de estrógenos produce una acumulación de grasa visceral. La proteína de la soja favorece la pérdida de grasa por estar asociada con una disminución de los niveles de azúcar e insulina.
La sarcopenia (pérdida de masa muscular) y la osteoporosis (disminución de la densidad de masa ósea) son las dos enfermedades crónicas más comunes en las personas mayores. La segunda afecta al 30% de las mujeres, que tienen mayor riesgo de sufrir fracturas. La soja es una fuente de proteína de alta calidad que puede promover la formación de músculo esquelético y podría ayudar a fortalecer el sistema musculoesquelético de estas mujeres.
Información documentada por: Joan Trabal, dietista-nutricionista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona