Las personas alérgicas a los ácaros tienen síntomas a lo largo de todo el año, pero se manifiestan con más intensidad en los cambios de estación, la primavera y el otoño. Esto se produce en parte, por el incremento de la humedad.
Los síntomas suelen ser: rinitis, estornudos, congestión nasal, sobre todo por las mañanas o al acostarse. Pero también pueden tener asma bronquial con falta de aire, sibilancias o tos.
Debido a la humedad, esta alergia se manifiesta diferente según la zona geográfica. Por ejemplo, un paciente que vive en Madrid, donde el ambiente es seco, difícilmente manifestará alergia a los ácaros. Por lo tanto, aunque siempre se ha hablado de la alergia al polvo (o a los ácaros del polvo), los ácaros no solo están en el polvo, sino que su presencia está condicionada por la temperatura y humedad, especialmente favorable a partir del 55% de humedad.
Por otro lado, las personas alérgicas a los hongos a lo largo del año tienen síntomas de rinitis o asma bronquial en climas más húmedos o cerca de la costa. Por eso, especialmente al principio del otoño su alergia se acentuará con las lluvias o los días con mucho bochorno. También les puede ocurrir en lugares como bodegas, sótanos o habitaciones con poca ventilación, ya que ahí pueden acumularse más cantidad de hongos.
¿Cómo prevenir las alergias a los ácaros y a los hongos?
Los ácaros se encuentran en el dormitorio y especialmente en la cama, porque se alimentan de la piel que vamos desprendiendo. Uno de los ácaros más frecuentes son los Dermatophagoides (derma- piel Phagos- comer). Cualquier tela siempre es más susceptible de acumular ácaros que una superficie lisa. Estas son las principales recomendaciones para prevenir la presencia de ácaros:
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Usar fundas antiácaros para la almohada, con poros menores de 10 micras.
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Lavar la ropa de cama a una temperatura igual o superior a 55-60ºC y cambiarla al menos cada 10-14 días
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Abrir las ventanas en días secos para ventilar.
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El uso de deshumidificadores para reducir la humedad del ambiente a menos del 55%.
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Quitar moquetas y alfombras del dormitorio y disminuir el número de peluches.
Y para intentar disminuir la exposición a hongos en el interior de la vivienda, se recomienda:
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Airear las zonas oscuras y húmedas de la casa,
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Utilizar pintura antimoho y fungicidas en lugares que tengan tendencia a humedecerse.
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Evitar plantas de interior y flores secas de adorno.
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Limpiar la cocina y el baño con productos antifúngicos como la lejía.
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Deshacerse lo antes posible de bolsas de basura que contengan restos de alimentos.
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No guardar nunca ropa o zapatos húmedos en un armario o en zonas de poca ventilación.
En cambio, a la hora de hacer actividades en el exterior, se recomienda tener en cuenta estos puntos:
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Consultar periódicamente los niveles de esporas.
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Evitar acercarse a vegetación muerta o en estado de descomposición y no mover montes de hojas caídas en el suelo.
Para concluir, es importante remarcar que estas medidas sólo serán efectivas si se llevan a cabo en conjunto, ya que sería difícil ver los beneficios de cualquiera de ellas en solitario. En caso de querer tratar la causa de una de estas alergias es importante pedir cita con el especialista en alergología para instaurar un tratamiento integral.