¿Cuándo ir a Urgencias?
La causa de una pérdida de conciencia puede ser tan banal como el hecho de toser enérgicamente y perder el conocimiento, pero también puede ser señal de un problema del corazón o de la circulación e incluso, de un accidente cerebrovascular (ictus); por ello, uno mismo, por su cuenta, no puede determinar las causas.
Por este motivo, aunque la pérdida de conciencia haya sido transitoria, se aconseja consultar a un Servicio de Urgencias o ir a un hospital, en función del estado del paciente y de las circunstancias.
Cuando la pérdida de conciencia es mantenida, hay que trasladar al paciente a un Servicio de Urgencias, lo antes posible, puesto que la causa puede ser potencialmente grave.
Hay una serie de síntomas que indican que la pérdida de conciencia puede ser debida a una causa grave, como:
Dolor en el pecho momentos antes del episodio.
Palpitaciones, sentir el latido del corazón muy rápido o muy lento.
Dolor de cabeza intenso.
Dificultad para respirar.
Pacientes de edad avanzada.
Síncope de repetición.
Pérdidas de conocimiento haciendo esfuerzo.
En estos casos, hay que trasladar al paciente a Urgencias, cuanto antes mejor.
Hay pacientes que en caso de síncope, debido al riesgo que tienen, requieren de una evaluación inmediata o incluso hospitalización. Es especialmente importante en pacientes con antecedentes de cardiopatías, de infarto o alteraciones de válvulas cardíacas y en personas que tienen historia familiar de muerte repentina.
Pruebas en Urgencias
Cuando una persona va a Urgencias por una pérdida de conciencia, el procedimiento es el siguiente:
Se toman las constates vitales.
Historia clínica detallada y exploración física para descartar causas graves del síncope, en especial cardiopatías.
Se realiza siempre un electrocardiograma, para ver si hay alteraciones que puedan orientar sobre la causa, como una arritmia.
Glucemia capilar (pinchazo en el dedo para extraer una gota de sangre) en pacientes con diabetes que toman hipoglucemiantes orales o insulina, para descartar la hipoglucemia.
Si en este proceso no se detecta ninguna anomalía, o el paciente no tiene ninguna cardiopatía o síntomas que indiquen gravedad, habitualmente no hace falta hacer nada más.
Otras pruebas que también se pueden hacer para acabar de determinar la causa de la pérdida de conciencia son:
Una analítica de sangre.
Una radiografía del tórax.
Una medición de oxígeno en sangre.
El resultado de estas pruebas determinará si la persona puede marcharse a su domicilio o hay que derivarlo a un especialista -como un cardiólogo o un neurólogo- para finalizar el proceso diagnóstico y, si hace falta, iniciar un tratamiento inmediato.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
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