18 de diciembre del 2024
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El trasplante de hígado o trasplante hepático es el tratamiento de elección en los pacientes con enfermedades de hígado y de las vías biliares graves e irreversibles.
Este procedimiento consiste en reemplazar un hígado enfermo por uno sano de un donante fallecido o vivo, ya sea el órgano completo o una parte, a través de una operación quirúrgica. El objetivo del trasplante es intentar aumentar la supervivencia y la calidad de vida de las personas afectadas por una enfermedad de hígado y de las vías biliares avanzadas, cuando ya se han agotado todos los otros tratamientos médicos y quirúrgicos.
El trasplante de hígado en primera persona
Es un proceso en el que intervienen muchos profesionales y todos ellos han de trabajar con una máxima eficacia, eficiencia y teniendo siempre en cuenta que deben luchar y procurar la máxima seguridad para el paciente.
He de decir que me pensaba que sería mucho más grave, bien mucho más duro y no, la verdad. Quizás, porque íbamos muy preparados y nos habían dicho todo como iría. La verdad es que no fue tanto como pensaba. Tuve una recuperación en el hospital muy rápida.
Anatomía del hígado
El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo y se sitúa en la parte derecha del abdomen. En un adulto pesa alrededor de 1,5 Kg. Se divide en 4 partes (lóbulos): el lóbulo derecho es superior a los otros 3 lóbulos (el izquierdo, el cuadrado y el caudado) y tiene una consistencia blanda y su coloración es pardo-rojiza oscura.
El hígado puede funcionar incluso con un 90% de su masa lesionada. Pero su destrucción total puede conducir a un fallo orgánico que se puede presentar de forma muy rápida y es muy grave. Afortunadamente, un hígado dañado puede regenerarse en unas 3 semanas y reanudar su función normal en unos 4 meses.
La sangre llega al hígado por la arteria hepática, que suministra sangre oxigenada, y por la vena porta, que suministra sangre con sustancias nutritivas procedentes del estómago y del intestino. Y sale por varias venas, llamadas venas suprahepáticas.
El hígado interviene en unas 1.500 funciones orgánicas, pero, principalmente, desarrolla las siguientes funciones en el organismo:
- Produce y segrega bilis, líquido de color amarillo-verdoso que ayuda a digerir las grasas. La bilis se almacena en la vesícula biliar y durante la digestión pasa al duodeno, a través del conducto colédoco.
- Sintetiza (fabrica) muchas sustancias fundamentales para el organismo, como la albúmina, el colesterol, la protrombina, etc.
- Metaboliza los hidratos de carbono para mantener un correcto nivel de glucosa.
- Desintoxica la sangre de fármacos y otras sustancias (alcohol, productos tóxicos procedentes de los intestinos, etc.).
- Filtra y elimina bacterias de la sangre.
Tipos de Trasplante Hepático
Trasplante ortotópico de hígado entero. Es el tipo de trasplante más frecuente. Consiste en la extirpación del hígado enfermo del paciente y la implantación del hígado entero de un donante fallecido en el mismo lugar anatómico.
Trasplante ortotópico de hígado parcial. El trasplante de hígado parcial consiste en la extirpación del hígado enfermo y la colocación en su lugar de un fragmento del hígado del donante (lóbulo derecho o lóbulo izquierdo). Esto se realiza cuando se realiza el trasplante mediante la técnica de split o bien, es un trasplante con donante vivo. Al cabo de aproximadamente dos meses, el fragmento de hígado trasplantado se regenera y recupera su tamaño entero y sus funciones completas.
En el caso del trasplante de donante vivo, la principal ventaja frente al trasplante de donante cadáver, es que no tiene que esperar a que aparezca un donante cadáver compatible. Sin embargo, este tipo de trasplante puede generar una serie de inconvenientes en los donantes vivos, que se deben valorar (aparición de complicaciones e incluso riesgo de muerte, que actualmente es inferior al 0.3%).
¿Qué enfermedades pueden necesitar un Trasplante Hepático?
A pesar de que el trasplante hepático constituye, teóricamente, el tratamiento de elección en todos los pacientes con enfermedades del hígado y de las vías biliares graves e irreversibles, es el hepatólogo quien determina la indicación de un trasplante. En general, las enfermedades que más habitualmente requieren un trasplante son: enfermedades colestásicas crónicas (cirrosis biliar primaria; colangitis esclerosante primaria, atresia de vías biliares (enfermedad propia de niños)); cirrosis de origen no biliar por virus de la hepatitis B y C, alcohólica, autoinmune, esteatohepatitis no alcohólica (NASH), criptogénica; tumores hepáticos (carcinoma hepatocelular); insuficiencia hepática aguda (hepatitis vírica grave, hepatitis tóxico-medicamentosa grave, insuficiencia hepática aguda de causa indeterminada); enfermedades metabólicas (hemocromatosis; enfermedad de Wilson; tirosinemia, glucogénesis) y otras enfermedades (síndrome de Budd-Chiari; enfermedad de Caroli).
¿Quién puede ser donante de hígado?
Existen tres tipos de donantes:
- Donante fallecido. Según la Ley Española sobre Extracción de Órganos y Trasplante de 1979, "Todos los españoles son donantes potenciales a no ser que en vida hayan expresado su opinión contraria al respecto”. Así pues, en principio, cualquier persona puede serlo. Sin embargo, se requiere que el fallecimiento suceda en el hospital, que no ocurra por causas que contraindiquen la donación como infecciones graves o cáncer avanzado con riesgo de transmisión al receptor y que enfermedades previas como obesidad, alcoholismo, diabetes o hipertensión no hayan afectado los órganos a trasplantar.
- Donante vivo. Puede ser un familiar o personas con alguna relación con el paciente que decide de forma altruista hacer la donación de una parte de su hígado, en general, del lóbulo hepático derecho. Debe superar una serie de exámenes que le permitan ser donante. Estos exámenes son: análisis de sangre; resonancia magnética para valorar el volumen del hígado, visualizar los conductos biliares y los vasos sanguíneos; pruebas para detectar el estado del corazón y los pulmones, e incluso, en ocasiones, una biopsia de hígado, si fuera precisa. Asimismo, hay que estar seguro que la donación sea voluntaria y que el donante no sufra presiones. Los donantes vivos solo pueden ser donantes una vez.
- Donante en dominó. En algunas ocasiones el paciente que se trasplanta tiene solamente un trastorno genético (o de nacimiento) en el hígado que no le provoca ningún problema hepático pero, conforme van transcurriendo los años (generalmente más de 30 años), le acaba provocando problemas fuera del hígado (por ejemplo, en los nervios o en los riñones), por lo que necesita un trasplante de hígado antes de que estos problemas alcancen un nivel crítico para su vida. Además, el hígado de estos pacientes puede, a su vez, ser trasplantado a otros enfermos de edad avanzada ya que, una vez trasplantado, tarda muchos años en ocasionar los problemas derivados del trastorno genético.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
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