Vivir con Vasculitis

Tiempo de lectura: 3 min

Todos los efectos secundarios, tanto de los corticoides como del resto de fármacos inmunodepresores utilizados en el tratamiento de las vasculitis, se han de intentar minimizar o prevenir al máximo. Para ello, se ha tener en cuenta:

Fármacos azules y verdes correctos

El fármaco menos tóxico y en la menor dosis posible para controlar la vasculitis.

Pastillas con rayas verdes, azules y blancas

Además se han de administrar medicamentos para tratar la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes y la hiperuricemia.

Molécula de calcio con flecha hacia arriba indicando un aumento

Así como fármacos preventivos para la osteoporosis como suplementos de calcio y vitamina D y bifosfonatos.

Pastillas con rallas azules y blancas

Algunos antibióticos que puedan prevenir determinadas infecciones típicas de pacientes inmunodeprimidos.

El tratamiento farmacológico tiene que ir acompañado de las siguientes pautas higiénico-dietéticas (alimentación y estilo de vida):

Jarra de cerveza y porro tachados; no consumir drogas

Hábitos tóxicos. Se aconseja seguir hábitos saludables y evitar tóxicos para prevenir al máximo los factores de riesgo cardiovascular como el tabaco, el alcohol, la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia y la hiperuricemia.

Reducir el consumo de sal

Alimentación. Una persona con vasculitis tiene mayor riesgo de tener una arterosclerosis (rigidez de las arterias) acelerada, por lo que se recomienda seguir una dieta baja en sal, grasas y azúcares, y rica en vegetales, pescado y aceite de oliva.

Mujer nadando

Ejercicio. El ejercicio físico es recomendable, dentro de las posibilidades y limitaciones de cada paciente. El ejercicio aeróbico, desde caminar, correr, nadar o ir en bicicleta, previene prevenir la debilidad muscular producida por la propia vasculitis y el tratamiento corticoide, además de ayudar a controlar el peso y otros factores de riesgo cardiovascular.

Persona durmiendo en una cama

Sueño. En pacientes con enfermedades crónicas, como la vasculitis, es importante el descanso nocturno prolongado y reparador. Para conseguirlo es recomendable evitar o solucionar los problemas estresantes derivados de la propia enfermedad. Cuando los problemas de sueño son por la medicación (corticoides) se ha de reducir su impacto disminuyendo la dosis o bien tratando el insomnio con fármacos adecuados.

Símbolo del hombre y la mujer

Sexualidad. Enfermedades crónicas como las vasculitis pueden ocasionar problemas físicos directos y un grado de debilidad mantenido tanto por la propia enfermedad como por los tratamientos inmunodepresores utilizados que pueden interferir en la esfera sexual. Esto junto con problemas emocionales o psicológicos derivados de la propia enfermedad o de otros problemas personales pueden llegar a ocasionar diferentes grados de impotencia o de disminución de la libido (o deseo sexual). La mejora de los problemas físicos, la mejor comprensión y aceptación de la enfermedad, la capacidad de poder expresar todos los problemas (incluidos los sexuales) con el equipo de salud y los especialistas adecuados (ginecólogo, urólogo, psicólogo o psiquiatra) permite conocer la causa del problema sexual y su mejora o resolución. En pacientes en edad fértil y que toman tratamientos inmunodepresores potencialmente teratógenos es importante tomar medidas anticonceptivas e informar al médico en caso de deseo gestacional.

Viajar en avión

Viajar. Los viajes de larga distancia que conllevan estancias largas fuera del centro y del equipo médico habitual en pacientes con vasculitis, pueden realizarse siempre que la enfermedad esté controlada y sin riesgo vital (en remisión), y con unas dosis de medicación estables y que el lugar de destino cuente con un equipo médico igualmente preparado. Respecto a viajes a países que requieran ciertas vacunas, es necesario conocer que las vacunas con gérmenes vivos atenuados (por ejemplo la fiebre amarilla), por lo que no están recomendadas en pacientes que reciben un tratamiento inmunodepresor.

Dos mujeres abrazándose o besándose

Apoyo social y emocional. El paciente debe tener apoyo por parte del  equipo de salud que y dar respuesta a las inquietudes sobre la enfermedad y las expectativas y calidad de vida. El entorno también debe conocer bien todas las cuestiones importantes sobre la enfermedad, con el fin de poder ayudar de la mejor manera posible en el día a día al paciente. Cuando se requiera o aconseje, se puede recurrir a la ayuda de profesionales como psicólogos y psiquiatras. Conocer otras personas que tienen la misma enfermedad también puede ser de ayuda para algunos pacientes.

Información documentada por:

Georgina Espigol Frigolé
José Hernández Rodríguez
Maria Cinta Cid Xutgla
Sergio Prieto González

Publicado: 30 de noviembre del 2018
Actualizado: 30 de noviembre del 2018

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