Tratamiento de las Valvulopatías
El tratamiento de las valvulopatías en fases menos evolucionadas es farmacológico y cuando los síntomas aparecen o según los hallazgos en el ecocardiograma se indica el tratamiento quirúrgico en el que se repara o cambia la válvula afectada. Recientemente, han aparecido técnicas no quirúrgicas y, por lo tanto, menos invasivas, pero que en muchos casos aún tienen que demostrar resultados no inferiores en relación con la cirugía.
El paciente con valvulopatía debe seguir lo que se conoce como vida saludable y ser más o menos estricto en función del estado evolutivo de la enfermedad. De modo que aquellos pacientes en estadios muy iniciales pueden llevar una vida absolutamente normal, incluso practicar deporte, mientras que cuando empiezan a aparecer los síntomas se debe vigilar más estrictamente la alimentación y la carga de ejercicio.
Controlar los factores de riesgo. En general, se debe llevar un buen control de los factores de riesgo cardiovascular, buscar ayuda para dejar el tabaco, controlar bien la tensión arterial y seguir una dieta mediterránea, rica en frutas y verduras y preferiblemente consumir más pescado que carne. Y dentro de las carnes, la blanca mejor que la roja en que su consumo debe ser ocasional.
Moderar el consumo de sal. Favorece la retención de líquidos. Por lo tanto, se deben eliminar de la alimentación alimentos procesados y con alto contenido en sal.
Ejercicio. Se adecuará al estadio de la enfermedad. Es bueno caminar y mantenerse activo sin extenuarse. Y en caso de querer practicar un deporte se ha consultar siempre con el cardiólogo sobre qué ejercicio y con qué intensidad se quiere practicar.
Es importante saber informar siempre ante cualquier intervención quirúrgica, por pequeña que sea (una simple extracción de dientes) que se es portador de una valvulopatía y de la medicación, sobre todo si se le ha prescrito algún tipo de anticoagulante de la sangre.
Finalmente, también hay que recordar que es importante tener una adecuada higiene dental, pues los gérmenes de la boca tienen especial predilección por adherirse a las válvulas enfermas e infectarlas, lo que se denomina endocarditis infecciosa.
No hay ningún tratamiento médico que pueda revertir y curar las valvulopatías, lo que se pretende con la medicación es ralentizar al máximo su evolución y minimizar los síntomas derivados, a la vez que preservar la función cardíaca.
Tratamiento para controlar la tensión arterial. En caso de que esta esté elevada siempre se prescribirá un tratamiento. Esto normalmente se consigue con un fármaco de la familia de los IECA y derivados (enalapril, losartan, valsartan, candesartan...) asociados o no a un betabloqueante (bisoprolol, carvedilol) en función del tipo de valvulopatía y su severidad. El tratamiento hipotensor hay que tomarlo tal y como indica el cardiólogo siempre a la misma hora.
Tratamiento diurético. Si hay retención de líquidos es necesario asociar un tratamiento para eliminar el exceso. La toma del tratamiento diurético se puede adaptar en función de las actividades previstas del día, aunque se debe evitar tomarlo de noche para no impedir un descanso correcto.
Anticoagulante oral. Si el problema valvular se complica con una arritmia cardíaca, principalmente la fibrilación auricular, se debe asociar un anticoagulante oral, normalmente el acenocumarol, más corrientemente llamado Sintrom® para evitar el riesgo de una embolia. Y, si es necesario, algún fármaco para controlar la frecuencia cardíaca si la tendencia de la arritmia es hacer latir el corazón demasiado rápido.
Cuando está indicado el tratamiento quirúrgico se opta por reparar las válvulas cardiacas siempre que sea posible en lugar de reemplazarlas, ya que ayuda a preservar la función cardíaca y se evitan las complicaciones derivadas del uso de prótesis artificiales. En estos casos, se elimina el segmento dañado de la válvula que no se cierra correctamente y luego se juntan los bordes cortados. Esto permite que la válvula funcione correctamente y detenga la fuga. Luego, se refuerza el anillo alrededor de la válvula mediante la implantación de un anillo artificial (procedimiento llamado anuloplastia).
En algunas personas, como las que tienen estrechamiento de la válvula mitral o aórtica (estenosis) y válvulas muy calcificadas, las válvulas no pueden ser reparadas. En estos casos la opción quirúrgica es el reemplazo de las válvulas cardiacas en las que se pueden utilizar diferentes tipos de prótesis:
- Prótesis biológicas. Realizadas a partir de tejidos de animal (sobre todo del cerdo y de la vaca). Tienen un excelente perfil de riesgo tromboembólico (riesgo de hacer coágulos y embolias) por lo que no requieren de tratamiento anticoagulante (Sintrom®), pero presentan una durabilidad limitada ya que se deterioran con el paso de los años. Son la mejor opción para pacientes de mayor edad o con contraindicaciones para la anticoagulación.
- Prótesis mecánicas. Realizadas fundamentalmente con titanio y carbono. Presentan una excelente durabilidad por lo que es muy infrecuente que los pacientes requieran ser reintervenidos, pero requieren tomar anticoagulantes de forma indefinida (Sintrom®), ya que sin este tratamiento existe un riesgo de tener embolias.
- Prótesis sin sutura (sutureless) y sin soporte (stentless). Son las variantes más recientes de las prótesis biológicas. Las prótesis sin sutura facilitan su implantación en un tiempo menor y las prótesis sin soporte minimizan o eliminan la presencia de material artificial (no biológico) y mejoran su rendimiento hemodinámico.
- Homoinjertos. Son válvulas cardiacas humanas obtenidas de donantes y que presentan la mejor compatibilidad posible. Aportan los beneficios de las prótesis biológicas (menor riesgo de embolias sin necesidad de tomar anticoagulantes) y mecánicas (excelente durabilidad y rendimiento hemodinámico), aunque su implantación es más compleja.
Hasta hace poco tiempo, la cirugía era la única opción de tratamiento para pacientes que requerían una sustitución o reparación valvular. Este hecho limitaba el número de pacientes con valvulopatías que podían tratarse, ya que en algunos casos los pacientes tienen un riesgo quirúrgico inaceptable o muy alto secundario a la edad, la presencia de enfermedades concomitantes o el antecedente de cirugía cardiaca previa.
Desde hace algunos años, se han desarrollado técnicas con las que es posible reparar o sustituir las válvulas del corazón a través de un catéter (introducido por la ingle en la mayoría de los casos). Estos tratamientos percutáneos ofrecen una opción de tratamiento para pacientes con un alto riesgo quirúrgico.
Los dos principales tratamientos con catéter para las valvulopatías son: el remplazo valvular aórtico percutáneo (TAVI por sus siglas en inglés), para el tratamiento de la estenosis aórtica, y la reparación mitral percutánea con el dispositivo MitraClip, para el tratamiento de la insuficiencia mitral.
Además del tratamiento percutáneo, existen opciones quirúrgicas que son menos agresivas. Este tipo de cirugía mínimamente invasiva utiliza herramientas que permiten la reparación de las válvulas del corazón con la realización de incisiones más pequeñas que las utilizadas en la cirugía convencional, pero que mantienen los mismos resultados.
La cirugía cardíaca mínimamente invasiva es la más realizada durante en los últimos 20 años, ya que la creciente evidencia indica que proporciona excelentes resultados.
Beneficios de un procedimiento miniinvasivo:
- Mejor resultado cosmético (casi invisible).
- Ventilación mecánica más corta y mejor función respiratoria.
- Menos dolor.
- Regreso más rápido a actividades y trabajos normales.
- Menos pérdidas de sangre y transfusiones.
- Menor riesgo de infección de las heridas.
- No hay riesgo de mediastinitis (infección grave del interior del tórax) o dehiscencia esternal.
Situaciones que se tratan de forma mínimamente invasiva:
- Reparación o reemplazo de la válvula mitral.
- Reparación o reemplazo de la válvula aórtica.
- Reparación o reemplazo de la válvula tricúspide.
- Ablación de la fibrilación auricular.
- Defectos del tabique interauricular (comunicación interauricular).
- Pericardiectomía.
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Publicado: 23 de enero del 2020
Actualizado: 23 de enero del 2020
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