Viajar durante la pandemia de la COVID-19

Mantener la distancia de seguridad y usar mascarilla en las colas.  

No llegar con más de 90 minutos de antelación a la hora prevista del vuelo.  

Evitar aglomeraciones dentro del aeropuerto. 

Revisar los horarios de los vuelos. 

Tener en cuenta que puede haber restricciones para los acompañantes y es posible que en algunos aeropuertos se apliquen chequeos extra, como, por ejemplo, controles de temperatura o desinfección de los viajeros. Esto puede ocasionar esperas más largas o algunas eventualidades.    

El uso de mascarilla es obligatorio en muchas compañías aéreas. El aire de cabina pasa por filtros microbianos HEPA, similares a los de los quirófanos, por lo tanto, el riesgo de infección en cabina no es alto. Igualmente, puede existir riesgo de contagio por un compañero de asiento, motivo por el que es importante usar mascarilla y mantener una higiene de manos correcta.    

Se recomienda el uso de geles antibacterianos o lavarse las manos a menudo.  

No moverse del asiento si no es necesario. Para evitar complicaciones de trombosis en los vuelos prolongados, se recomienda realizar ejercicios de contracción y relajación muscular.  

Tener en cuenta que los servicios de catering pueden no ofrecerse por motivos de higiene.  

No acudir a centros sanitarios salvo en caso de enfermedad. 

No visitar mercados ni tener contacto con animales.  

Evitar zonas concurridas o aglomeraciones donde no se pueda mantener la distancia de seguridad. 

Considerar que las zonas tranquilas y aisladas pueden estar alejadas de un centro sanitario. 

Optar por alojamientos que cumplan con la normativa, sobre todo en áreas compartidas. 

Evitar el transporte compartido, especialmente las personas más vulnerables. 

Seguir las normas de las autoridades sanitarias locales.  

Valorar el uso de recursos de telemedicina durante el viaje.  

Viajar con un seguro médico que cubra la COVID-19 y los gastos de repatriación.