- ¿Qué es?
- Causas y factores de riesgo
- Síntomas
- Diagnóstico
- Tratamiento
- Evolución de la enfermedad
- Vivir con la enfermedad
- Líneas de investigación
- Preguntas frecuentes
Tratamiento de la Endometriosis
Los objetivos del tratamiento son reducir y eliminar el dolor y mejorar la fertilidad. Tanto el tratamiento médico como el quirúrgico, tienen que ser individualizados atendiendo a las manifestaciones clínicas, severidad, edad, deseo gestacional, extensión y localización de los implantes de tejido endometrial, respuesta al tratamiento médico y tolerancia, todo consensuado con la opinión de la paciente.
Tratamiento no farmacológico de la Endometriosis
La endometriosis se considera una enfermedad crónica multifactorial. Su abordaje se dirige a controlar la enfermedad desde su diagnóstico y hasta la llegada de la menopausia, teniendo en cuenta la posibilidad de gestación durante su transcurso.
Como en otras patologías, es muy importante potenciar los hábitos de vida saludables:
Alimentación saludable. No hay evidencia de que ninguna dieta cure la endometriosis, pero los beneficios de una alimentación saludable ayudan a paliar la sintomatología, sobre todo el control de los desequilibrios hormonales y la clínica relacionada con alteraciones intestinales. Intentar reducir el consumo de alimentos considerados inflamatorios (los lácteos, la carne roja, los azúcares, la cafeína, el chocolate,...) que incrementan la producción de Prostaglandinas PGE2 implicadas en procesos inflamatorios y, por lo tanto, generadoras de dolor, así como de alimentos que incrementan la producción de estrógenos.
Ejercicio físico regular. Contribuye a la mejora física y potencia el estado de ánimo de las pacientes.
Evitar tóxicos como el tabaco y el alcohol.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento inicial de la enfermedad, habitualmente, se realiza mediante la combinación de analgesia con antinflamatorios no esteroideos (AINES) y tratamientos hormonales inhibidores de la ovulación (fundamentalmente gestágenos, estroprogestágenos y análogos de hormona liberadora de gonadotropinas [aGnRH]). En general, todo tratamiento que genere amenorrea (ausencia de menstruación) y/o supresión de la ovulación y/o disminución de la frecuencia de menstruación y/o disminución de la cantidad de flujo menstrual, mejorará los síntomas dolorosos asociados a la enfermedad.
Los contraceptivos hormonales combinados, estroprogestágenos (vía oral, transdérmica o vaginal) son considerados de primera línea. Entre los anticonceptivos orales se prefieren los de dosis mediana con gestágenos de segunda generación. Los progestágenos (acetato de medroxiprogesterona, acetato de noretisterona, dienogest, desogestrel) han demostrado también ser efectivos para el dolor pélvico secundario a endometriosis.
Otra posibilidad de eficacia demostrada y considerado como primera línea es el tratamiento con dispositivos intrauterinos liberadores de levonorgestrel (DIU Mirena®), que pueden dejarse dentro del útero durante cinco años.
Tratamiento quirúrgico
El tipo de cirugías más frecuentes que se pueden llevar a cabo en la endometriosis comprenden:
Quistectomía. Extirpación de quiste del ovario llamado endometrioma.
Ovariectomía. Extirpación de un ovario (ovariectomía unilateral) o de los dos (ovariectomía bilateral).
Salpingectomía. Extirpación de una o de las dos trompas.
Anexectomía. Extirpación de trompa y ovario unilateral o bilateral.
Adhesiolisis. Liberación de adherencias de la cavidad abdominal generadas por la propia endometriosis o por los procesos quirúrgicos intercurrentes.
Histerectomía. Extirpación del útero, en pacientes sobre todo afectadas de adenomiosis y que han completado su deseo reproductivo o no quieren conservar el útero.
El manejo de la endometriosis profundo es complejo. Muy frecuentemente se necesitan cirugías de alta complejidad con una tasa de complicaciones a tener presentes, por lo que deben ser realizadas por ginecólogos con experiencia en laparoscopia avanzada.
Un equipo multidisciplinario (urólogo, cirujano general y ginecólogo) se encarga de hacer estas intervenciones, puesto que a menudo la afectación extrapélvica intestinal y urinaria puede requerir añadir procedimientos quirúrgicos asociados como la reimplantación ureteral, resección de nódulo vesical o bien una resección intestinal.
Nuevas terapias
Los inhibidores de la aromatasa, los antagonistas de la progesterona, los moduladores selectivos de los receptores de la progesterona y los antagonistas selectivos del receptor de la GnRH, son tratamientos hormonales prometedores, a pesar de que todavía son experimentales.
Los tratamientos no hormonales, todo ellos experimentales, están relacionados con la capacidad antinflamatoria de nuevas moléculas como las terapias antifactor de necrosis tumoral, los antagonistas MIF (factores inhibidores de la migración de los macrófagos), los moduladores de la secreción de PGE2, etc.
Efectos secundarios del tratamiento
Los efectos secundarios más comunes relacionados con los anticonceptivos son cefalea, alteraciones gastrointestinales (distensión abdominal, náuseas), incremento de peso o alteraciones cardiocirculatorias, que harían suspender su uso, así como alteraciones en la libido y el estado de ánimo, entre otros. Por eso, es importante valorar el riesgo individual de cada paciente a la hora de escoger el tratamiento.
Respecto a los análogos de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), en tratamientos superiores a 6 meses, las complicaciones están asociadas al riesgo de pérdida de masa ósea (osteoporosis) y en la aparición de sintomatología climatérica (disminución natural de la actividad de las glándulas sexuales) que dificulta la tolerancia. Si se decide mantenerlos más de 6 meses, hay que valorar asociar tratamiento llamado "add-back" (es decir, administrar al mismo tiempo estrógenos, progestágenos, combinación de estrógenos y gestágenos, o tibolona) para evitar los efectos secundarios anteriores. De este modo, se puede mantener el tratamiento durante mucho más tiempo.
Las complicaciones de los tratamientos quirúrgicos se relacionan con las adherencias asociadas a cirugías repetidas, que forman cicatrices internas en la barriga de la paciente, así como con lesiones viscerales, alteraciones de la funcionalidad del sistema urinario e intestinal, al hecho de sufrir recaídas o que afecte a la capacidad reproductiva.
Información documentada por:
Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
Mantente al día sobre este contenido
Suscríbete para recibir información sobre las últimas actualizaciones relacionadas con este contenido.
¡Gracias por tu suscripción!
Si es la primera vez que te suscribes recibirás un mail de confirmación, comprueba tu bandeja de entrada.