El Dr. Antoni Castells, director médico del hospital y coordinador del Comité de crisis COVID-19 del Clínic, hace balance de este año en el hospital y explica que, "ha sido una lección constante. Personalmente, he aprendido a equivocarme y rectificar rápidamente, esto nos ha pasado a menudo desde el primer día, ya que teníamos que tomar decisiones en minutos, sobre todo en la primera ola, que fue francamente compleja".
Como recuerda el Dr. José Muñoz, jefe del Servicio de Salud Internacional, "lo que pasó a partir del 25 de febrero, todo el mundo lo conoce. Nos hemos dedicado de forma muy intensa a la gestión de la epidemia aquí en el hospital. Altos y bajos. Abrir salas, cerrar salas. Intentar anticiparnos. Pero si hay algo que recordamos mucho de los inicios es una frustración importante por la necesidad de algo más de anticipación". Y añade, "la Salud Internacional ha sido siempre un tema prioritario para nosotros. Pero yo creo que ahora, y lo miro de forma muy constructiva, una de las cosas que ha quedado clara para todos es que la anticipación es clave, sobre todo en enfermedades infecciosas emergentes que se mueven muy rápido".
Primera ola: de hospital de referencia de casos sospechosos a hospital COVID-19
Al inicio de la pandemia el Clínic era el hospital de referencia en Cataluña para el diagnóstico y la atención de los casos sospechosos de COVID-19. Pronto, sin embargo, se tuvo que volcar en la atención de los pacientes ingresados por la enfermedad.
Los profesionales y las estructuras del hospital se adaptaron a la nueva situación y los nuevos protocolos para dar respuesta a las necesidades que iban surgiendo. Se duplicaron las camas de UCI, abrir nuevas salas de hospitalización dedicadas a estos pacientes y, el 25 de marzo, se abrió el Hotel Salud en el Hotel Catalonia Plaza, un hotel medicalizado que se convirtió en una extensión del hospital con equipos de médicos, enfermeras, TCAE y otros profesionales asistenciales.
"Desde el punto de vista médico estábamos ante una enfermedad de la que no teníamos muchas referencias con una gravedad y una fuerza, desde el punto de vista de número de casos, extraordinaria", explica el Dr. Antoni Trilla, jefe del Servicio de Epidemiología y Medicina Preventiva del Clínic. "El balance es agridulce. Tenemos una parte positiva que, básicamente, viene marcada por la respuesta extraordinaria de todos los profesionales de este hospital, y de todo el sistema sanitario en su conjunto. Por otro lado, la parte negativa, es el impacto que ha tenido en vidas humanas, en sufrimiento y en soledad", ha afirmado.
Segunda ola: compaginar la actividad COVID-19 con la no COVID
Pasada la primera ola, el Clínic trabajó en un proceso de desescalada para adecuar protocolos y volver de forma progresiva a la actividad asistencial habitual. Las visitas telemáticas, que llegaron a representar el 80-90% de las visitas totales, poco a poco se fueron transformando en presenciales. También, se reabrieron los quirófanos para realizar más cirugías no urgentes, gracias a disponer de los profesionales y los espacios que durante los meses anteriores se habían dedicado a la atención de la COVID-19 y de los protocolos necesarios para garantizar la seguridad de pacientes y profesionales.
A partir del mes de octubre, con el nuevo incremento de casos de COVID-19, hubo otra complejidad, que fue compaginar la actividad COVID y no COVID. "El hospital no se podía volver a detener y nos debemos a nuestros pacientes, tengan o no tengan la infección, por un concepto de equidad. En esta segunda ola éramos mucho más ágiles en la toma de decisiones para gestionar la COVID-19", señala el Dr. Castells.
Más allá de las estructuras
Durante estos meses el Clínic se ha formado a cientos de profesionales en equipos de protección individual y se han consensuado múltiples protocolos de actuación para dar respuesta a las diferentes casuísticas en la atención de los pacientes con COVID-19.
"Más que el alcance de las medidas tomadas es importante señalar el compromiso, dedicación y profesionalidad de los que han estado en primera línea desde el primer día", explica Gemma Martínez, directora Enfermera del Clínic. "El personal médico, de enfermería y de apoyo que estuvieron en primera línea desde el inicio fueron los primeros en hacer frente a la situación y han sabido transmitir el conocimiento adquirido al resto de profesionales para mejorar la respuesta y la toma de decisiones frente a la pandemia ", añade.
"Esta ha sido una pandemia de valores. El esfuerzo, el conocimiento y la tenacidad de todos los profesionales del Hospital Clínic, cada uno en su ámbito de trabajo, han ayudado a dar una respuesta serena y eficaz a esta situación", apunta Dr. Castells.
Investigación para controlar la COVID-19
Desde el inicio de la pandemia, los profesionales asistenciales y los equipos de investigación del Hospital Clínic-IDIBAPS trabajan de manera intensiva para obtener respuestas que ayuden a entender mejor el virus SARS-CoV-2 y cómo se comporta.
Avanzar en la investigación es la única solución para abordar y controlar la COVID-19 de manera definitiva. Para ello, nuestros investigadores impulsan numerosos proyectos de investigación en diferentes ámbitos. En la actualidad se desarrollan 39 proyectos de investigación centrados en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los pacientes con COVID-19. También se está desarrollando una vacuna frente al SARS-CoV-2 que induzca respuestas del sistema inmunitario contra el virus a largo plazo.
"Gracias a la ciencia y la investigación biomédica han aparecido datos que han aportado soluciones para hacer frente al SARS-CoV-2. Ahora sabemos qué funciona y qué no, y tenemos la esperanza de que de esta línea de trabajo aparezcan tratamientos más eficaces que eviten los casos graves de la enfermedad y disminuya la mortalidad", señala el Dr. Trilla.