Una de las enfermedades más frecuentes en pacientes con COVID-19 es la hipertensión. También es la que se presenta más a menudo en pacientes con complicaciones graves de la COVID-19, como la dificultad respiratoria aguda. Sin embargo, esta relación entre la COVID-19 y la hipertensión arterial no es sorprendente ni implica de por sí que exista una relación causal entre ellas o que se asocie a una mayor gravedad. De hecho, es una relación muy lógica teniendo en cuenta que la hipertensión es extremadamente frecuente en las personas mayores y que estas son las que tienen más riesgo de contagiarse de COVID y tenerla en formas más graves y con más complicaciones.
Hasta ahora, era aún pronto para poder llegar a conclusiones, pero recientemente se ha publicado un estudio con datos de 150 hospitales españoles que muestra que la hipertensión se asocia a un mayor riesgo de mortalidad por COVID19, independientemente del sexo y la edad de los pacientes, reduciéndose este riesgo en aquellos que estaban siendo tratados. El estudio analiza a más de 12.000 pacientes y, entre ellos, se observa que entre todos los que fallecen, un 50% tenía hipertensión. Además, para comprobar estas conclusiones, se compararon los resultados en pacientes con hipertensión respecto a los pacientes con una tensión normal.
Por otro lado, hay un aspecto de los tratamientos para la hipertensión que también es importante tener en cuenta. El receptor que usa el coronavirus para entrar dentro de las células es el mismo que el que utilizan determinados fármacos para la hipertensión. Es el caso de los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y bloqueadores del receptor de angiotensina (BRA). Por ello, se han planteado preguntas sobre la posibilidad de que estos tratamientos puedan ser beneficiosos o perjudiciales. Existe la hipótesis de que tomar estos fármacos podría aumentar la susceptibilidad de contagiarse de COVID-19 o de tener un peor pronóstico. Sin embargo, los datos de los que se dispone hasta el momento nos indican que estos tratamientos incluso podrían disminuir el potencial de desarrollo del síndrome de dificultad respiratoria aguda, miocarditis o daño renal agudo, complicaciones habituales en pacientes con COVID-19. Aún así, aun se necesitan más estudios para poder confirmarlo.
En conclusión, hoy en día ya se ha confirmado que la hipertensión empeora el pronóstico de la COVID-19, aunque no se sabe todavía si algún tratamiento para la hipertensión es dañino o beneficioso para la evolución de la enfermedad. Es más, los tratamientos antihipertensivos deben mantenerse para garantizar un buen control de la presión arterial en base a la evidencia actual en este momento.
Autor: Dr. Miguel Camafort Babkowski, médico del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona