La obesidad es un problema emergente de salud global y un importante factor de riesgo para desarrollar otras enfermedades como la diabetes tipo 2. Parece que desequilibrios en la microbiota y la disminución de ciertas bacterias intestinales podrían actuar de forma determinante en la obesidad. Estudios recientes han investigado el papel de ciertos probióticos para el tratamiento de la obesidad y la diabetes.
El estudio desarrollado por el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) en Tarragona, y publicado en 2022 en la revista Microbiome ha observado la eficacia de un probiótico para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2. La administración de la bacteria Odoribacter laneus en ratones obesos reducía los niveles de succinato circulante en sangre. El succinato es una molécula generada por células del organismo y por bacterias del microbiota intestinal, que se encuentra elevado en pacientes con obesidad y diabetes, y genera una desregulación metabólica y un estado inflamatorio. Consecuentemente, la bacteria O. Laneus mejoraba el control de la glucosa y la inflamación. Otra parte del estudio consistió en analizar los niveles de succinato en 25 pacientes con obesidad grave, evidenciando una clara asociación entre la funcionalidad del microbiota intestinal, los niveles de succinato y el perfil metabólico de los pacientes. Esta investigación sugiere la posibilidad de utilizar O. laneus como probiótico para controlar la glucosa y el estado inflamatorio en la obesidad.
Otro estudio, también publicado recientemente en Nature Communications y desarrollado por los Institutos Nacionales de Innovación Biomédica, Salud y Nutrición (NIBIOHN) de Japón, estudió en 217 pacientes qué efectos beneficiosos tiene la bacteria intestinal Blautia wexlerae, hallada en mayor proporción en japoneses respeto a ciudadanos de otros países. Se observó que la obesidad y la diabetes tipo 2 estaban asociadas a una menor cantidad de B. wexlerae. Después se administró oralmente esta bacteria a ratones y se comprobó que inducía cambios metabólicos y tenía efectos antiinflamatorios que disminuían tanto la obesidad causada por una dieta rica en grasas como la diabetes tipo 2. Concluyeron que B. wexlerae tiene propiedades antiinflamatorias y la habilidad de modificar el metabolismo de los lípidos, por lo que podría utilizarse como probiótico de uso preventivo y terapéutico en desórdenes metabólicos.
También a otro estudio piloto publicado en Nature y desarrollado por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, a 32 pacientes con obesidad y resistencia a la insulina se les suplementó oralmente con la bacteria Akkermansia muciniphila durante tres meses y se observó que mejoraba la sensibilidad a la insulina, se reducía el colesterol total y también disminuía ligeramente su peso.
Así pues, ya disponemos de estudios que han comprobado los efectos beneficiosos de los probióticos, pero todavía faltan otros que investiguen en profundidad el papel del microbiota intestinal en el sistema inmunitario y en el desarrollo de enfermedades, y los efectos de su modificación para prevenirlas o tratarlas.
Información documentada por:
Dra. Andrea Aira Gómez, microbióloga e investigadora postdoctoral del Servicio de Microbiología del Hospital Clínic de Barcelona.