La mayor parte de estos jóvenes terminan excluidos de la asistencia al no poder adaptarse a lo que los servicios de salud mental existentes en la red pueden ofrecer, lo que aumenta el riesgo de deterioro y cronicidad a nivel psicopatológico, social y académico -laboral.
Para la Dra. Luisa Lázaro, jefe de servicio de psiquiatría infantil y juvenil del Hospital Clínic "el objetivo de este proyecto es ofrecer asistencia en salud mental a aquellos adolescentes y sus familias que no acuden a los servicios de salud mental habitual, con un foco explícito en construir relaciones de confianza entre los adolescentes y los profesionales del equipo ". El proyecto se basa en el modelo AMBIT de Anna Freud National Centre for Children and Families de Londres. ÁMBIT -Adaptative Mentalization Based Integrative Treatment es un proyecto asistencial centrado en el tratamiento basado en la Mentalización, para equipos que trabajan con jóvenes de alto riesgo que presentan múltiples y complejas dificultades. ÁMBIT es una aproximación innovadora que integra las intervenciones de Salud Mental, Educación y Servicios Sociales para ofrecer ayuda directa a estos jóvenes de alto riesgo.
Hay un número considerable de estos jóvenes de alto riesgo que han sufrido adversidades severas en la infancia, que se muestran muy reacios a recibir ayuda de los servicios de salud mental. Independientemente de la expresión clínica de las dificultades que presenten, son jóvenes que viven el contacto con sus necesidades emocionales como algo muy amenazante, por como desestabiliza su frágil sistema de supervivencia. Tolerar la dependencia y la necesidad de afecto es vivido a menudo como algo catastrófico, por la falta de confianza en una relación humana suficientemente disponible y fiable, viendo como el contacto con el otro implica el miedo de una repetición traumática de la vivencia de abandono, de rechazo y de desprecio.
La situación actual hace que algunos jóvenes crean que nada bueno pueda llegar de una relación con otro ser humano, así que aún menos se fía de tener que ir a consultar a un servicio de salud mental. En este sentido, desde los servicios de la red pública en Cataluña se sigue pidiendo a este perfil de jóvenes que se adapten al marco de trabajo de los dispositivos, es decir, que sean ellos los que cuenten con los recursos emocionales y relacionales suficientes para fin de adaptarse a lo que se les puede ofrecer.
La Dra. Anna Pérez, psiquiatra del Servicio y coordinadora del proyecto constata que "este es uno de los aspectos que dificulta la posibilidad de ofrecer asistencia a estos adolescentes, por lo que desde el ECID nos planteamos la necesidad de dejar la bata de expertos en el hospital y adaptarnos a los profesionales a las muy dañadas y limitadas capacidades de vinculación de este perfil de jóvenes".
La Dra. Pérez manifiesta que "esta propuesta supone un cambio de paradigma en la organización de la asistencia, ya que implica que los equipos clínicos salgan de los despachos y vayan a atender a los jóvenes en los entornos donde estos se sientan más cómodos (casa, calle, escuela ...). Es decir, en vez de continuar preguntándonos qué debemos conseguir cambiar en la mente del joven con el fin de ayudarle a funcionar mejor, lo que nos preguntamos es: "¿Qué tenemos que cambiar en nuestra propia mente de profesional, equipo de salud mental, red asistencial y sistema, para poder llegar a este perfil de jóvenes que no esperan nada bueno de una relación con otro ser humano y, aún menos, en una relación con un profesional de la salud mental? ".