En las personas de edad avanzada, el descenso de los niveles de glucosa (hipoglucemia) implican un mayor riesgo que en otros grupos de población, ya que pueden inducir trastornos neurológicos, cognitivos, fracturas, arritmias o muerte súbita. Por este motivo, en las guías clínicas se enfatiza que en las personas de edad avanzada se apliquen objetivos de control glucémico menos estrictos, de manera que se eviten especialmente las hipoglucemias. A pesar de ello, la hipoglucemia continúa siendo un problema clínico importante en las personas de edad avanzada con DM1.
Uno de los sistemas que se usan para controlar los niveles de azúcar en sangre de forma periódica es la Monitorización Continua de la Glucosa (MCG) que determina su concentración en el líquido intersticial prácticamente en tiempo real. Esto permite que la persona establezca alarmas ante niveles excesivamente bajos o altos, lo cual facilita el ajuste de las dosis de insulina y la ingesta de carbohidratos.
Hasta el momento, se han hecho varios estudios en los que se ha demostrado que la MCG es una herramienta útil para reducir las hipoglucemias en personas con diabetes tipo 1, pero en la mayoría de ellas se ha excluido a algunos grupos de pacientes como los que recientemente habían presentado hipoglucemias graves y aquellas que tenían una edad más avanzada. La edad avanzada, difícil de definir dado el aumento continuado que la expectativa de vida es un concepto que se tiene en cuenta frecuentemente en los ensayos clínicos y que cada vez incluye a un segmento de la población más amplio. De hecho, en muchos casos las personas de edad avanzada están todavía incorporadas a una actividad productiva desde el punto de vista laboral e intelectual, pero, aun así, quedan excluidas de las conclusiones. Por tanto, actualmente falta información para saber si la MCG puede ser útil, a partir de una determinada edad, para evitar las hipoglucemias en personas con diabetes tipo 1.
En este sentido, un estudio reciente analiza la efectividad de la MCG para reducir la hipoglucemia en adultos con edad superior a 60 años. En dicho estudio participaron 203 personas y se comparó el efecto de la determinación de la glucosa a través de la sangre capilar (un pinchazo en el dedo) respecto a la monitorización continua de la glucosa. La edad media de los pacientes era de 68 años y el tiempo medio de evolución de la diabetes de 36 años. Se analizó el tiempo durante el que tenían una glucemia inferior a 70, 60 y 54 mg/dl y el número de episodios de hipoglucemia por semana (se consideraba un episodio permanecer 15 minutos consecutivos con una glucemia inferior a 54 mg/dl).
El estudio demostró que el uso de MCG se asociaba a una reducción significativa del tiempo con valores glucémicos inferiores a 70 mg/dl, que pasó de ser de 73 a 39 minutos al día. En el grupo en el que se medían los valores de glucosa en sangre capilar no se observó reducción alguna de estos tiempos de hipoglucemia, ya que de 68 paso a 70 minutos al día. El número de episodios de hipoglucemia también se redujo de manera significativa en los pacientes con MCG pasando de 2.6 a 0.8 episodios a la semana, mientras que en los pacientes que se medían la glucosa en sangre capilar prácticamente no se modificó.
Este estudio demuestra que la MCG es una herramienta útil para minimizar el riesgo de hipoglucemias en pacientes con diabetes tipo 1 mayores de 60 años. En estos pacientes la MCG es efectiva y tan segura como en personas más jóvenes, por tanto, estos datos sugieren que el factor edad no debería ser un criterio de exclusión para el uso de este tipo de tecnologías, más sofisticadas que la determinación de la glucosa en sangre capilar y que, generalmente, se ha considerado que tenían un uso preferente en personas más jóvenes. La confirmación de estos datos debería modificar la práctica clínica en la línea de generalizar el uso de una tecnología cada vez más consolidada también en personas de edad avanzada.
Autor: Dr. Enric Esmatjes, endocrinólogo del Instituto de Enfermedades Digestivas i Metabólicas del Hospital Clínic de Barcelona