Un estudio clínico llevado a cabo por el Servicio de Cardiología del Hospital Clínic de Barcelona ha analizado el impacto de diferentes tratamientos para enfermedades cardíacas en pacientes con más de 90 años. Se tienen en cuenta personas con enfermedades como el infarto o la fibrilación auricular. Para ello, se han tenido en cuenta indicadores como la evolución de la enfermedad y el seguimiento del tratamiento y se han comparado estos datos entre hombres y mujeres.
El estudio muestra que las técnicas que permiten devolver el riego sanguíneo a las arterias, como la angioplastia primaria, son una estrategia segura y eficaz en pacientes de 90 años que han tenido un infarto agudo de miocardio, en caso de no tener un alto grado de discapacidad.
En cuanto a las diferencias en el tratamiento recibido según el sexo, se ha visto que existe una disparidad entre ambos grupos. Las mujeres reciben en menor medida el tratamiento con angioplastia primaria, a pesar de que la revascularización coronaria se asocia a un mayor beneficio para ellas.
En estudios previos, como VIRGO, ya se había observado que existe una desigualdad entre hombres y mujeres en el tratamiento de enfermedades como el infarto, aunque en este caso el estudio se centró en poblaciones jóvenes. Se vio que las mujeres con infarto agudo de miocardio tenían menos probabilidades de recibir el tratamiento y más probabilidades de que se retrasase su inicio. En el trabajo actual se evidencia el mismo patrón, pero en pacientes nonagenarios.
Además, con la edad aumenta de manera progresiva la incidencia de la enfermedad cardiovascular, que ya es la principal causa de mortalidad en personas de edad avanzada. En este sentido, diferentes estudios demográficos sugieren que para el año 2030 la esperanza de vida de las mujeres puede superar la barrera de los 90 años. Por lo tanto, dado que en un futuro próximo existirá un mayor número de pacientes nonagenarios en hospitales y que la mayoría de estos tendrán enfermedades cardiovasculares, es importante estudiar si los tratamientos que se aplican normalmente para las cardiopatías son también seguros para este grupo, que se considera de muy alto riesgo.
El objetivo es mejorar el pronóstico en este grupo creciente de pacientes, que, afortunadamente, ya ha mejorado mucho en los últimos años gracias a la cardiología intervencionista, con nuevas tecnologías y criterios.
En definitiva, este estudio aporta evidencias sobre la seguridad y efectividad del tratamiento en personas de edad muy avanzada. Además, se busca promover la concienciación sobre la desigualdad entre mujeres y hombres, y romper la brecha de género existente en el tratamiento de la enfermedad cardiovascular.
Autor: Dr. Pedro Cepas, Servicio de Cardiología, Instituto Clínic Cardiovascular, Hospital Clínic de Barcelona