El control de las personas con diabetes ha cambiado notablemente en las últimas décadas. Antes, el tratamiento estaba centrado en un objetivo glucocéntrico, donde lo importante era mantener un nivel de glucosa normal en sangre. Más adelante, se avanzó hacia un abordaje global de la enfermedad en el que también se consideran fundamentales el control de otros factores como la hipertensión, la dislipemia, la obesidad o el tabaquismo. También se conoce que no solo es importante prevenir valores elevados de glucosa, que condicionaran la aparición y progresión de complicaciones crónicas, sino que los valores muy bajos de glucosa en sangre, las hipoglucemias, también deben evitarse. Se ha visto que las hipoglucemias pueden tener consecuencias importantes para la salud de los pacientes. De hecho, se ha planteado que las hipoglucemias podrían provocar una afectación de la capacidad cognitiva de las personas con diabetes.
El efecto a corto plazo de la hipoglucemia severa sobre el cerebro es bien conocido. La falta de aporte de glucosa puede generar la muerte neuronal y, en consecuencia, un deterioro cognitivo. Aun así, el efecto a largo plazo de estas hipoglucemias no se conocía bien. En el caso de pacientes con diabetes tipo 2, actualmente se sabe que existe una asociación entre hipoglucemias severas (HS) y deterioro cognitivo o demencia. En pacientes con diabetes mellitus tipo 1 (DM1), en cambio, los datos son menos concluyentes. En niños y adolescentes la mayoría de los estudios muestran una cierta relación entre deterioro cognitivo e hipoglucemias severas, pero esta misma relación no se ha observado en los principales estudios realizados en adultos jóvenes. En adultos de mayor edad la información es prácticamente inexistente. Solo un estudio realizado en 36 pacientes de estas características sugirió una asociación entre hipoglucemia severa y deterioro cognitivo.
Una posible explicación para entender estas discrepancias podría ser que el cerebro de los niños y de las personas de mayor edad es más vulnerable frente a la hipoglucemia que el de los adultos jóvenes. En este sentido, es importante destacar la investigación realizada en el estudio SOLID, liderado por la Dra. Mary Lacy de la Universidad de California, porque aborda esta problemática con una amplia participación de pacientes. En total, 718 pacientes con DM1 y una edad media de 67 años participaron. Se analizó las veces que habían tenido episodios de hipoglucemia severa en los últimos 12 meses y durante toda la duración de la enfermedad. Se consideraba hipoglucemia severa las ocasiones en las que los pacientes habían requerido ayuda para su tratamiento. Esto se correlacionó con diferentes parámetros a nivel cognitivo, como el lenguaje, la ejecución de funciones, la memoria y la atención.
El 32% de los pacientes estudiados referían haber presentado hipoglucemia severa en el último año y el 50% a lo largo de su enfermedad. Los pacientes que habían tenido hipoglucemias severas recientes presentaron una disminución de la capacidad cognitiva global, así como una significativa reducción de la puntuación alcanzada en las capacidades específicas del habla, la ejecución de funciones y la memoria, en comparación con aquellos pacientes que no habían tenido hipoglucemias.
Este es el primer estudio concluyente en cuanto a los efectos de las hipoglucemias a largo plazo. Estos déficits de glucosa, ya sean recientes o a lo largo de la vida del paciente, tienen claras consecuencias sobre la capacidad cognitiva cuando se habla de adultos mayores. Presentar 4 o más hipoglucemias severas en los últimos 12 meses implica triplicar el riesgo de presentar un deterioro cognitivo. Este deterioro, a su vez, incrementará el riesgo de presentar más hipoglucemias dada la menor capacidad del paciente para gestionar el control de la enfermedad. Esta vulnerabilidad cerebral en personas adultas mayores obliga a ser especialmente rigurosos con este colectivo. Sobre todo, en lo referente a la estrategia terapéutica que se plantee, en la que evitar las hipoglucemias será básico, así como asegurarse de que el paciente conozca y entienda esta problemática y que con su actitud se implique al máximo para prevenirla.
Autor: Dr. Enric Esmatjes, endocrinólogo del Instituto Clínic de Enfermedades Digestivas y Metabólicas