La enfermedad por reflujo gastroesofágico es muy frecuente y se caracteriza por el reflujo de ácido gástrico al esófago. Se puede manifestar con una sensación de ardor esofágico, regurgitación de ácido y dolor torácico. Las paredes que revisten el estómago están preparadas para tolerar el ácido necesario para hacer la digestión, pero las del esófago no. Esto hace que cuando el ácido del estómago sube hacia el esófago este se dañe y se tenga la sensación de ardor.
No obstante, no siempre que se siente esa sensación es por un reflujo excesivo de ácido. Otras enfermedades como la pirosis funcional o el esófago hipersensible también presentan estos síntomas pese a que no existe un reflujo de ácido.
Algunas personas tienen mayor hipersensibilidad esofágica. Esto hace que mínimas cantidades de ácido, que son normales y aparecen con la digestión de la comida, se perciban en exceso. Esta hipersensibilidad se produce por alteraciones que afectan al eje cerebro-intestino.
Tanto la hipersensibilidad esofágica como la pirosis funcional se manifiestan igual que el reflujo excesivo de ácido: con ardor esofágico constante, regurgitación y dolor torácico. No obstante, a diferencia de la enfermedad de reflujo gastroesofágico, los síntomas de estos problemas no mejoran a pesar de realizar una dieta y un tratamiento adecuado. Además, si se realiza una gastroscopia a estos pacientes, no se detectan lesiones en la mucosa gástrica. Esta dificultad en el diagnóstico afecta a la salud y a la calidad de vida de estos pacientes.
¿Cómo se pueden diagnosticar?
Si tras una dieta y tratamientos adecuados, el paciente sigue percibiendo los síntomas, se le realizan otras pruebas: un registro de los síntomas y un registro del pH del esófago durante 24 horas.
Estas pruebas determinan la cantidad de ácido, cuál es el compuesto que sube al esófago y si la subida se asocia a los síntomas que el paciente percibe.
Si el ardor sucede al mismo tiempo que la subida del compuesto se relaciona con el esófago hipersensible. Pero, si clínicamente hay ardor pero no se correlaciona con un reflujo de ningún compuesto, se relaciona con una pirosis funcional.
¿Como se tratan?
Si se diagnostica un esófago hipersensible, se da un tratamiento para reducir el ácido (los típicos protectores de estómago) junto con neuromoduladores. Estos últimos son fármacos que regulan la hipersensibilidad del esófago para que no reaccione excesivamente.
Si los síntomas se relacionan con una pirosis funcional se recomienda tratarla únicamente con neuromoduladores. En ambos casos, es el especialista en aparato digestivo el que debe estudiar el caso e indicar los tratamientos a realizar.
Pese a que la enfermedad por reflujo gastroesofágico es muy frecuente y, normalmente, fácil de tratar, los síntomas que provoca afectan a la calidad de vida de los pacientes que la tienen. Un buen diagnóstico, para que no se confunda con la hipersensibilidad esofágica o la pirosis funcional, es importante para ofrecer un buen tratamiento y mejorar los síntomas asociados cuanto antes.
Autora:
Dra. Elizabeth Barba, gastroenteróloga del Servicio de Gastroenterología del hospital Clínic Barcelona.