¿Existe la vacuna contra el colesterol? La respuesta es sí y no. No existe una vacuna como tal, entendida como un producto biológico que contiene un virus o una bacteria y que se administra para prevenir enfermedades, que actúe contra el colesterol. Pero sí que existe un fármaco inyectable, llamado inclisirán, que ha sido aprobado recientemente por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
Aunque puede dar lugar a equívoco, el fármaco se ha llamado popularmente “vacuna” para el colesterol debido a la durabilidad de su acción de hasta seis meses tras su administración y a su mecanismo de acción, que puede hacer pensar en las recientes vacunas de ARN contra la COVID-19.
La investigación en fármacos que ayudan a la prevención de enfermedades cardiovasculares está generando avances muy importantes en los últimos años. El colesterol LDL (conocido popularmente como colesterol “malo”) elevado es el factor de riesgo individual, junto con el tabaco, que más contribuye al desarrollo de aterosclerosis y enfermedades cardiovasculares. De la misma forma, la reducción de sus concentraciones en la sangre, independientemente de si son muy elevadas o no, es una de las estrategias más usadas y que ha demostrado mayor beneficio en la prevención de estas enfermedades.
Recientemente, se han publicado noticias sobre “vacunas” para el colesterol y tratamientos de modificación genética para personas con hipercolesterolemia familiar (concentraciones elevadas de colesterol en sangre desde el nacimiento) o que han tenido problemas cardiovasculares. En ambos casos, el mecanismo para disminuir el colesterol LDL es reducir las concentraciones en la sangre de una proteína que se produce mayoritariamente en el hígado, llamada PCSK9.
Así cuando los niveles de esta proteína son altos en sangre, los receptores encargados de limpiar el colesterol LDL de la sangre se destruyen más, por lo que los niveles de colesterol aumentan. En cambio, cuando los niveles de PCSK9 son bajos o se reducen con la ayuda de ciertos fármacos, estos receptores tienen “varias vidas”, cosa que ayuda a mantener más bajos los niveles de colesterol.
Objetivo: reducir las concentraciones de PCSK9 en sangre
Hace algunos años se inició una carrera para encontrar fármacos que pudieran reducir las concentraciones de PCSK9 en la sangre y, así, reducir el colesterol LDL y el riesgo cardiovascular.
Uno de estos fármacos son los anticuerpos monoclonales anti-PCSK9 (evolocumab y alirocumab). Se trata de fármacos inyectables que se administran cada dos semanas o una vez al mes, potentes y seguros, que bloquean en la circulación las proteínas PCSK9. Esto permite reducir las concentraciones de colesterol LDL en un 50-60% y disminuir el riesgo de desarrollar eventos cardiovasculares como un infarto de corazón o un ictus.
Otro de los fármacos es el inclisirán y que, popularmente, se le conoce como “vacuna” para el colesterol por ser inyectable y tener una durabilidad de acción de hasta seis meses tras su administración. Este fármaco permite reducir el colesterol un 50% aproximadamente con solo dos dosis al año. Además, su mecanismo de acción recuerda a las recientes vacunas de ARN contra la COVID-19. El ARN es una copia de un gen que contiene las instrucciones para producir una proteína.
En el caso de las vacunas contra la COVID-19, se administra una copia sintetizada en el laboratorio del ARN viral que a este virus le permite producir una proteína concreta. Este ARN, tras ser inyectado a una persona, pone a trabajar a las células para producir esa misma proteína. Cuando esta proteína llega a la sangre, es reconocida como extraña por el sistema de defensa que genera anticuerpos contra ellas.
En el caso del inclisirán, se hace lo contrario. Este fármaco bloquea el ARN que el organismo usa para producir PCSK9 y, por lo tanto, se reducen así las concentraciones de PCSK9 y de colesterol LDL.
INFORMACIÓN DOCUMENTADA POR:
Dr. Emilio Ortega, endocrinólogo del Servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital Clínic Barcelona.