En los últimos años, se ha estado investigando una terapia alternativa para el tratamiento de la diabetes tipo 1. Esta terapia pretende sustituir las células encargadas de la producción de la insulina que “no funcionan” por células funcionales que la puedan producir creadas a partir de células madre. Sin embargo, este tratamiento todavía está en fases muy iniciales y deberá probarse su efectividad a largo plazo. También hay que tener en cuenta que esta nueva terapia no sería una alternativa para aquellos pacientes acabados de diagnosticar, sino para aquellas personas con una afectación importante de su calidad de vida debido a la diabetes. Es decir, pacientes con hipoglucemias graves que no responden bien a los tratamientos más actuales o personas candidatas a un trasplante de páncreas o de páncreas y riñón.
Los resultados de los estudios preliminares que se han presentado son muy esperanzadores en cuanto a la posibilidad de conseguir que las personas que reciben la infusión de estas células no precisen a posteriori de ningún tratamiento con insulina. Sin embargo, se debe tener en cuenta que los resultados de este tratamiento se tienen que valorar a medio y largo plazo. Además, de momento, el uso de esta terapia obliga a utilizar medicación crónica inmunosupresora que evite el rechazo del implante de estas nuevas células y no está exenta de efectos secundarios importantes.
La diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que produce un aumento de los niveles de azúcar en la sangre debido a que el páncreas no produce insulina. Esto sucede porque el propio sistema de defensa, el sistema inmunológico, del organismo inactiva las células del páncreas encargadas de producir la insulina.
El principal tratamiento para la diabetes tipo 1 es la infusión crónica de insulina. En los casos más graves, donde el páncreas está gravemente afectado, se valora el trasplante completo de páncreas por uno funcional. Otro método se basa en trasplantar solo la parte del páncreas concreta que se encarga de producir la insulina, los islotes de Langerhans. No obstante, con este método, pese a que la persona puede dejar de infundirse la insulina, sí que es necesario seguir tomando fármacos inmunosupresores de forma crónica para evitar el rechazo del nuevo órgano.
En resumen, estos nuevos hallazgos son una magnífica noticia en el camino hacia la cura de la diabetes, pero no supondrán un futuro inmediato sin diabetes tipo 1. Todavía falta mucho camino por recorrer hasta encontrar un tratamiento curativo, aunque cada vez está más cerca.
Autor:
Dr. Antonio Jesús Blanco, endocrinólogo del Servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital Clínic Barcelona y miembro de la Unidad de Diabetes.