La disfagia es el término médico para definir la dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos. Se describe como la sensación de que la comida queda atascada en la boca o garganta (disfagia orofaríngea) o en el esófago (disfagia esofágica). Por lo tanto, es un síntoma y no una enfermedad, y puede estar presente en muchas enfermedades que alteran la función o que causan obstrucción en el esófago.
La acalasia es una enfermedad que afecta únicamente al esófago y se caracteriza por la ausencia de movimientos de este y por la falta de apertura del esfínter esofágico inferior. Esto dificulta que la comida pase al estómago y, por lo tanto, tiene como síntoma principal la disfagia. Además, los pacientes también pueden presentar la regurgitación o la salida de los alimentos que estaban retenidos en el esófago hacia la boca, pérdida de peso y, en ocasiones, dolor torácico.
Se desconoce la causa de la acalasia, pero se cree que puede ser debida una infección viral en personas genéticamente susceptibles. Esta infección ocasiona inflamación y daño en la red nerviosa encargada de generar el estímulo para el movimiento del esófago y la apertura del esfínter.
El diagnóstico de la acalasia se realiza, principalmente, mediante un estudio llamado manometría esofágica de alta resolución. Este consiste en colocar una sonda por la nariz que lleva unos sensores de presión que detectan si existe movimiento en el esófago.
Los principales tratamientos para la acalasia buscan mejorar la apertura del esfínter esofágico, para que la comida pueda pasar al estómago. Esto es así, ya que el movimiento del esófago no se puede recuperar. Al abrir el esfínter esofágico el paciente puede comer y llevar una vida normal, sin que esto le suponga ninguna limitación. Existen tratamientos farmacológicos, endoscópicos y quirúrgicos. El tratamiento farmacológico se utiliza normalmente como medida intermedia antes de realizar otros tratamientos más definitivos, como los endoscópicos o los quirúrgicos. Estos últimos consisten en la apertura del esfínter con la finalidad de permitir el paso de la comida desde el esófago al estómago para evitar la disfagia.
Es importante recordar que la dificultad para tragar es algo que puede sentirse ocasionalmente cuando se come sin masticar adecuadamente o si se ingieren alimentos y líquidos demasiado rápido. No obstante, si esta sintomatología se mantiene en el tiempo es importante que se consulte con un especialista, puesto que puede tratarse de enfermedades como la acalasia.
Información documentada por:
Dra. Elizabeth Barba, gastroenteróloga del Servicio de Gastroenterología del hospital Clínic Barcelona.
Dra. María José Moreta, gastroenteróloga del Servicio de Gastroenterología del hospital Clínic Barcelona.